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Coronavirus

Los abusos sexuales a menores aumentan durante la pandemia en Colombia: "Hay niños que no quieren seguir viviendo"

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La explotación sexual de menores aumenta en Colombia durante la pandemia

En el salón de belleza en el que trabaja en Valledupar (al norte de Colombia) Camilo atiende a su segunda clienta del día. Peinar ha sido su sueño aunque el camino para cumplirlo no ha sido precisamente de rosas.

Con 32 años todavía le duele mirar hacia atrás y eso que ni siquiera conserva fotos de su infancia ni adolescencia; las rompió todas creyendo que así podría olvidar su pasado con más facilidad. "Todas esas fotos las eliminé porque no estaba como enfocado. No sabía si era niña, si era niño, si iba a ser travesti, si iba a ser mujer. No sabía ni lo que iba a ser de mi vida", cuenta Camilo que todavía arrastra un sentimiento de culpa por entonces no tener definida su sexualidad.

Mi tío me maltrataba muchísimo, me quería matar porque decía que era la vergüenza de la familia

Siendo muy niño ya sentía el rechazo de su familia "Que Camilo tenía sus ademanes, que Camilo tenía su inclinación sexual diferente, que Camilo era un problema porque era una marica. Tantas cosas decía mi familia de mí que en vez de apoyarme me fueron alejando del vínculo familiar", asevera mientras recuerda que entonces las palizas ya eran frecuentes "Mi tío me maltrataba muchísimo, me quería matar porque decía que era la vergüenza de la familia".

No cumplir con los estereotipos impuestos puede generar confusión en los menores

No cumplir con los estereotipos en un ambiente machista y católico como el suyo, le lleva a pensar equivocadamente que él mismo era responsable incluso de los abusos sexuales que sufrió.

"A los ocho años un vecino de mi casa que tenía 24 entonces él…. Con engaños… De pronto sí, yo tenía conductas muy femeninas, era muy afeminado, pero no era la forma de cómo hizo las cosas conmigo".

Harto de la situación y de un entorno que no quería comprenderle Camilo decidió abandonar su casa con 13 años; un conocido suyo, fotógrafo de profesión, le había prometido un trabajo en la ciudad de Cartagena. Pero a las pocas horas de llegar a la costa colombiana descubrió nuevamente el engaño.

"Este señor me llevó a conocer toda la ciudad y a la noche me dejó en el hotel en el que supuestamente iba a dormir. Al entrar ya vi un ambiente raro. Allí había niñas, había niños, había travestis. La persona más mayor tenía como 17 años, de ahí para abajo. Eran puros niños. Entonces yo empecé a forcejear a gritar y ya no me acuerdo de nada más".

No sé en ese tiempo cuántos hombres ni cuántas mujeres se acostaron conmigo, pero sí abusaron de mí

Durante varios días a Camilo le drogaron para retenerle en el hotel donde operaba una red de trata de menores a los que explotaban sexualmente. "Yo no sé en ese tiempo cuántos hombres ni cuántas mujeres se acostaron conmigo, pero sí abusaron de mí, aunque yo no recuerdo nada porque estaba completamente drogado", relata.

Cuatro días después de permanecer encerrado consiguió escapar: “Yo me tiré por la ventana de un segundo piso. Primero tiré el bolso que llevaba con mi ropa y detrás me lancé yo para caer encima del bolso y no lastimarme”.

La fundación 'Renacer' les brinda una segunda oportunidad para recuperar su vida

A punto de cumplir 14 años ingresa en Renacer, una fundación colombiana que lleva treinta años ayudando a niñas y niños víctimas de la explotación sexual. "Yo pasé más de cuatro años en el centro. Allí recibí ayuda psicológica y también formación, pude estudiar peluquería que era lo que me gustaba", afirma.

Gracias al apoyo y orientación de la Fundación Camilo ha podido recuperar en parte su vida aunque todavía le quedan aspectos del pasado que no ha superado como ese constante "mea culpa" que entona frecuentemente cuando habla de su adolescencia.

En estas tres décadas de vida la Fundación Renacer ha ayudado a más de 22.000 niños. "Acá en la Guajira por ejemplo estamos atendiendo a niñas y niños desde los siete hasta los 17 años. A estas edades están viviendo estas situaciones tan dolorosas", nos cuenta Mayerlín Vergara ganadora del Premio Nansen para los Refugiados 2020 que otorga ACNUR.

Lo que más duele es ver a niñas y niños que no quieren abrir los ojos por la mañana, que no quieren seguir viviendo

Ella es coordinadora de la Fundación Renacer en la Guajira donde lleva más de veinte años trabajando: "En este tiempo lo que más duele es ver a niñas y niños que no quieren abrir los ojos por la mañana, que no quieren seguir viviendo y son solo niños".

Mayerlín advierte de que durante la pandemia de coronavirus han aumentado los casos de explotación. "En tiempos de COVID que los niños y niñas están más conectados hemos tenido más reportes de abuso, de explotación sexual", advierte.

Aunque es difícil contabilizar los casos de explotación sexual, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ha atendido en lo que va de año a casi 200 menores que han sido víctimas de este delito.