Los expresidentes uruguayos Mujica y Sanguinetti renuncian a sus escaños y cierran una era política en el país
- Ambos líderes, y también rivales en la política, han realizado una despedida conjunta en el Parlamento
- Mujica de 85 años y con una enfermedad inmunológica, ha declarado que abandona su cargo por la pandemia
Los expresidentes uruguayos José Mujica (2010-2015) y Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000), ambos adversarios y símbolos de la historia reciente del país, cierran juntos una página histórica de la política uruguaya al renunciar a sus escaños.
Su avanzada edad (Sanguinetti tiene 84 y Mujica 85) les ha hecho justificar su ausencia del resto del período legislativo, que concluye en 2025.
"Porque me tiró el virus para fuera, porque tengo 85 años y una enfermedad inmunológica. Me encanta la política, pero más me encanta no morirme", ha declarado Mujica a los periodistas que le cuestionaron por su retirada a la entrada a la Cámara Alta. Aunque deja su escaño, Mujica ha afirmado que seguirá inmerso en la política mientras viva
Por su parte, Sanguinetti, ha reflexionado que "los partidos políticos son los que encauzan, orientan, vertebran y articulan y eso es fundamental, sobre todo en tiempos de burbujas publicitarias y redes sociales".
"Es un viejo luchador, importante, que representa una parte de la opinión pública de este país", ha enfatizado Mujica sobre Sanguinetti, mientras que este último ha subrayado que la despedida conjunta habla de que es "una hora de conciliación, una hora de reafirmación democrática".
Mujica, de guerrillero a presidente
Su atuendo informal, su forma de vida austera, los discursos filosóficos y el pasado de armas hasta llegar al sillón presidencial son parte de las características que definen a Mujica y que han generado que su apellido sea considerado uno de los más influyentes de los últimos tiempos en Latinoamérica.
Pese a sus años y sus constantes exabruptos, Mujica sigue generando una masa de seguidores única en Uruguay y es el senador más votado de la lista más votada -el Movimiento de Participación Popular (MPP), sector que integra el Frente Amplio (FA, izquierda)-.
Su vida ha estado marcada desde joven, al unirse en la década del 60 al grupo guerrillero Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), que batalló en guerrilla -en épocas en las que aún había democracia en Uruguay- y fue derrotado en 1972.
Con la llegada de la dictadura cívico-militar (1973-1985), Mujica fue encerrado en condiciones inhumanas, torturado y aislado de casi todo tipo de comunicación por 12 años.
Una vez restablecida la democracia, el MLN-T abandonó las armas y se unió al FA -fundado en 1971- en 1989. Con los años, la popularidad de Mujica, su particular historia y especial carisma catapultaron al sector como el de mayor convocatoria.
El FA llegó al poder en 2005 de la mano de Tabaré Vázquez (2005-2010 y 2015-2020) y, cinco años más tarde, Mujica consiguió la Presidencia.
En su gobierno su imagen recorrió el mundo, se lo catalogó como "el presidente más pobre del mundo" por vivir en una finca y donar su sueldo a un plan de vivienda.
Sus discursos en ámbitos internacionales y las leyes aprobadas -matrimonio igualitario, legalización del aborto y marihuana legal- le dieron gran resonancia al país fuera de fronteras.
Sanguinetti, el artífice de la coalición
De diferente perfil a Mujica, más estructurado, elocuente y académico para hablar, con un aspecto también particular -sobre todo por sus características cejas que han sido objeto de caricaturas e ilustraciones- Sanguinetti ha sido un actor clave en la democracia uruguaya.
Este historiador, escritor, abogado, pero, sobre todo, político de raza, fue el primer presidente electo tras la dictadura y gobernó Uruguay en dos periodos: 1985-1990 y 1995-2000.
Desde su sector, Batllistas, ha liderado al histórico Partido Colorado (PC-centroderecha) y es uno de los personajes más influyentes.
Con su carácter y liderazgo político llevó adelante una primera presidencia en la que la sociedad uruguaya aún se encontraba con las heridas frescas por la dictadura de 12 años que azotó al país.
Tras el derrumbe político del PC a comienzos del siglo XXI, fundamentalmente tras la crisis del 2002, Sanguinetti dejó la política "formal", aunque constantemente hacía apariciones públicas.
Sin embargo, para las últimas elecciones internas sus compañeros de partido fueron a buscarlo y le pidieron que volviera a calzarse los botines de la política para ayudar a levantar un partido que, en las encuestas, estaba en el olvido.
Aunque no logró vencer a Ernesto Talvi en esa instancia electoral, Sanguinetti sacó a lucir su capacidad negociadora, los pergaminos que lo colocaron en la historia como un político de pura cepa y fue el artífice y motor del acuerdo entre cinco partidos que permitió la coalición multicolor que gobierna el país bajo la Presidencia de Luis Lacalle Pou.