Chile decide en plebiscito la continuidad o el cambio de la Constitución pinochetista
- Más de 14 millones de chilenos, convocados para aprobar o rechazar la Constitución de tiempos de la dictadura de Pinochet
- Las encuestas pronostican un aplastante 74% a favor de una nueva Constitución
Transcurrido un año de la revuelta social, los chilenos celebran este domingo un plebiscito histórico: decidirán si quieren cambiar la Constitución escrita durante la dictadura de Pinochet por una nueva Carta Magna. El temor a concentraciones públicas en medio del coronavirus y a nuevas protestas, como la de conmemoración del primer aniversario de las movilizaciones, podrían amenazar el voto.
Esta última manifestación comenzó en un ambiente festivo y derivó en enfrentamientos con las fuerzas del orden y la toma e incendio de una iglesia. Aunque todos los chilenos se registran automáticamente para votar, la participación es voluntaria. La coalición en el gobierno y los principales partidos de la oposición llegaron al acuerdo de celebrar en abril el plebiscito que la pandemia obligó a aplazar.
Más de catorce millones de chilenos están llamados a las urnas en esta cita. Para evitar los riesgos de propagación del coronavirus, se han establecido estrictas medidas sanitarias y de seguridad en 2.715 colegios electorales en todo el país y se ha advertido que serán detenidos los positivos de Covid sorprendidos en los colegios electorales.
Qué se vota
Los chilenos deberán responder este domingo a dos preguntas: una sobre la sustitución o no de la Constitución pinochetista y la otra, de ser necesario, sobre la forma en la que sería redactada la nueva Carta Magna, que se votaría en un segundo referéndum. También aquí hay dos opciones.
Los votantes deberán elegir si la redacta una comisión constitucional de ciudadanos y parlamentarios en ejercicio elegidos especialmente para ello o una mixta que incluya legisladores. La campaña electoral para decidir sobre un posible cambio de la Constitución terminó el jueves 22 y se llevó a cabo principalmente en televisión y en redes sociales.
La constitución actual fue redactada en 1980 por Jaime Guzmán, constitucionalista y asesor jurídico de Pinochet (1973-1990), y ha sido modificada por sucesivos gobiernos para reducir el poder militar y ejecutivo. Los chilenos votaron a favor de poner fin a la dictadura de 17 años de Augusto Pinochet en un plebiscito de 1988.
A favor y en contra, un partido cruzado
Para la oposición de izquierda, la actual constitución es un freno a las profundas reformas sociales. Para los partidos conservadores que la defienden es, por el contrario, un texto fundamental que garantiza la estabilidad del país. Los dos campos han machacado su mensaje a los 14 millones de votantes hasta el último día.
El acuerdo del plebiscito surgió finalmente como un punto de inflexión en las protestas. Desde entonces, en cafés de Santiago, la capital, como en el transporte público y en una serie de mítines por los campos rivales del 'Apruebo' y 'Rechazo', el debate ha sido intenso. Cada bando iba argumentando la importancia de esta votación calificada de histórica.
El presidente conservador Sebastián Piñera, que no ha declarado públicamente si apoya el "apruebo" o el "rechazo", llamó a los chilenos a votar. También los ministros de Defensa e Interior, Mario Desbordes y Víctor Pérez, pidieron votar con "tranquilidad y confianza".
Del estallido social al debate constitucional
¿Es entonces el único logro de las protestas, que semiparalizaron al país y que a la par que masivas manifestaciones pacíficas vivió episodios de extrema violencia que dejaron al menos 30 muertos, miles de heridos y trajo de vuelta la sombra de la represión policial por su violencia en el control de las manifestaciones?
"No, no, hay más frutos de aquello", afirmó a Efe el expresidente chileno Ricardo Lagos (2000-2006), quien ilustró que el Estado ha aumentado su nivel de deuda pública del 30 % al 40 % del PIB para dar respuesta tanto a las demandas ciudadanas en las protestas como a la pandemia, aunque más a lo segundo que a lo primero, reconoció.
La pandemia de coronavirus que ha matado a 13,700 personas e infectado a casi 496,000, puso en cuarentena las revueltas, hundió la actividad económica y forzó al Gobierno a tomar medidas especiales ante la recesión, que difuminaron y empequeñecieron la agenda social que lanzó el año pasado para atender las demandas de los manifestantes.
La pandemia, ¿una excusa para no acometer cambios?
Para el politólogo de la Universidad Diego Portales, Claudio Fuentes, no hubo muchos avances en respuesta al estallido y con el coronavirus la agenda de reformas se fue a lo urgente. "No sé si la pandemia es una excusa pero sí ha sido un freno evidente porque todos los actores se pusieron de inmediato a tratar de resolver la crisis sanitaria más que otros temas mucho más estructurales", abundó.
En números, la pandemia hundió la actividad económica hasta un 15,3 % en mayo, mes en el que dio inicio la cuarentena en la capital del país, el principal foco de contagio en ese momento. La tasa de desempleo marcó un registró histórico del 13,1 % en julio, arrastrando a la precariedad a la clase media y aumentando el número de pobres, que la Cepal estima que en 2020 puede pasar el del actual 9,8 % al 13,7 %.
Ante un Gobierno volcado en aliviar la crisis, el plebiscito quedó como el único cauce para un cambio que dé respuesta a las demandas de las protestas. "Todo se canalizó a través del proceso constituyente y ahora estamos en una lógica en la que la mayoría de los actores políticos y sociales están dependiendo de ese resultado para avanzar en reformas más sustantivas del sistema político", señalan Fuentes a Efe.
¿Qué dicen los pronósticos?
Las encuestas de opinión apuntan a una contundente victoria, con alrededor de dos tercios de los votos, para los 'Aprobar' una nueva constitución, demanda clave de las masivas y a veces violentas protestas sociales que estallaron en octubre del año pasado por la desigualdad y el elitismo.
Según una encuesta del Instituto Nacional de la Cadem, las desigualdades sociales y los bajos salarios aún se perciben como los principales problemas que enfrenta Chile. La misma encuesta pronostica que el "sí" al cambio de la Constitución vigente y heredado de la época de la dictadura de Pinochet y acusado de mantener una sociedad altamente desigual, ganaría con un apoyo del 74%.
A pesar de su derrota anunciada, los opositores al cambio constitucional están convencidos de que pueden crear sorpresa. Por el lado de las soluciones, el 40% de los encuestados cree que es necesario un plan de recuperación económica, el 37% cree que primero se debe avanzar en el proceso de la nueva Constitución y el 22% quiere la restauración del orden público.