Más de 225.000 muertos y una gestión cuestionada: la pandemia pone a Trump contra las cuerdas
- La COVID-19 se ha convertido en el protagonista incómodo de la campaña en el país con más casos y muertes del mundo
- Los demócratas aprovechan la crisis sanitaria para ensombrecer al presidente | Especial: elecciones en EE.UU.
La COVID-19 ha impactado de lleno en la vida de todo el planeta, y lo ha hecho con especial virulencia en Estados Unidos, donde los contagios diarios siguen marcando récords a apenas una semana de las elecciones presidenciales. El país más afectado del mundo -más de 8,6 millones de casos y más de 225.000 muertes-, es también la primera democracia occidental que celebra elecciones presidenciales poco más de un mes después de que su presidente, Donald Trump, contrajera la enfermedad y la pandemia se convirtiera no solo en el actor inesperado en campaña, sino en el arma arrojadiza de los demócratas.
“La gente responsabiliza al Gobienro de su seguridad y salud, por eso Biden parte con gran ventaja“
Si la polarización está más presente que nunca en la política estadounidense, lo mismo ocurre con la percepción sobre la crisis sanitaria: el 82 % de los simpatizantes de Biden citan la pandemia como una cuestión muy importante a la hora de votar, frente al 24 % de republicanos, más preocupados por la economía, según un sondeo del Pew Research Center.
Y aunque la fiabilidad de los sondeos es limitada, la mayoría conceden la ventaja a Biden precisamente por el coronavirus. "Trump va por detrás, especialmente entre la gente más joven que ha citado la COVID-19 como su mayor preocupación. Al fin y al cabo, la gente responsabiliza al Gobierno de su seguridad y salud y esto explica por qué el demócrata parte con gran ventaja entre los que más se preocupan por la enfermedad", explica a RTVE.es el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Texas en Dallas.
La fe en el presidente como detonante del negacionismo
Durante meses, el mandatario minimizó la amenaza a la salud pública a pesar de que conocía los riesgos de la enfermedad, contradijo a sus propios asesores y llegó a abogar por la inyección de la lejía como tratamiento. Ahora sigue negándose a imponer medidas de seguridad básicas como el uso de mascarillas, un invitado muy poco habitual en sus actos de campaña y critica a su rival, Joe Biden, por hacer uso de ellas.
Amanda Graham, de la Georgia Southern University, investigó a principios de marzo la relación entre el apoyo a Donald Trump y el cumplimiento de medidas de distanciamiento social. Su conclusión, que la fe en el presidente influye directamente a la hora de violar las normas de seguridad. "Lo más relevante es que la fe en el presidente ha influido en las medidas de distanciamiento social o en la falta de ellas, pero esto no se explica exclusivamente porque sea un líder republicano o conservador, sino porque se trata de Trump. Podría ser por su carisma", explica la investigadora a RTVE.es.
“Podemos deducir que los simpatizantes de Trump se sienten menos amenazados por el virus“
Desde las protestas contra los confinamientos a las críticas al uso de mascarillas, el estudio se adelantó a predecir la respuesta social en los primeros meses de pandemia: "Aunque no analizamos el miedo al virus, sí podemos deducir que los simpatizantes de Trump se sienten menos amenazados, en parte por su fe en el presidente", añade Graham.
En cambio, la gestión de un mandatario obsesionado con la apertura del país para proteger la economía ha afectado de lleno en su popularidad. Trump no ha logrado aprobar desde que se registró la primera muerte en febrero y solo un 39,7 % de los ciudadanos apoya su estrategia, frente al 56,5 % que lo rechaza, según el promedio de encuestas analizado por FiveThirtyEight. La diferencia se agudiza cuando se desglosa por partidos: el 82,2 % de republicanos confían en el presidente, mientras que solo el 35 % de independientes y el 7,1 % de demócratas dan su visto bueno.
La COVID-19, el arma demócrata contra Trump
Hace más de un año, los demócratas iniciaban la búsqueda de un líder capaz de ensombrecer a Trump en las urnas. Con una pandemia de por medio, la crisis sanitaria se ha convertido en su mayor arma electoral para combatir los continuos ataques personales del presidente a su adversario. El contraste entre los dos partidos es más que evidente: Biden ha recurrido a los mítines virtuales durante la mayoría de campaña, mientras que el presidente se apresuró a retomar los actos multitudinarios apenas diez días después de contraer la COVID-19.
Y es que, con un país que sigue registrando cifras récord de contagios diarios, Trump ya solo puede aferrarse a la esperanza en sus correligionarios. "Lo único que puede hacer por ahora es anunciar cuanto antes que dispone de una vacuna. Su estrategia no se diferencia mucho de la adoptada durante las pandemias en la Edad Media en cuanto a que implica huir del virus", subraya Harold Clarke a RTVE.es.
En cambio, el profesor considera que los demócratas han sabido aprovechar la crisis. "Su campaña es todo un referéndum sobre el comportamiento de Trump y se están centrando en el cornavirus porque Biden no es un candidato muy fuerte. Mientras, Trump ha perdido su mayor baza, el buen estado de una economía azotada por la pandemia", destaca. De ahí que los sondeos sigan dando la victoria al demócrata días antes de las elecciones. "Esta pandemia ha afectado a millones de personas de forma personal, en la salud mental, en la economía. Todos estos grupos apoyan de forma abrumadora a Biden. Cuando la gente se pregunte por qué ha perdido Trump, este será el motivo", se aventura a vaticinar.