España sale del nivel de riesgo extremo al bajar la incidencia de 250 casos por cada cien mil habitantes
- Los criterios pasan por evaluar la ocupación hospitalaria, la tasa de positividad y la incidencia acumulada, entre otros
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España ha logrado salir del nivel de riesgo extremo por la pandemia de COVID-19, aunque la situación todavía es muy complicada en varios territorios del país, lo que evidencia que el control de la enfermedad aún está lejos de conseguirse.
El Ministerio de Sanidad distribuyó un octubre un documento, consensuado entre la mayoría de las comunidades autónomas -con la abstención de la Comunidad de Madrid y el País Vasco- en el que se establecen cuatro niveles de alerta con umbrales numéricos concretos fijados a partir indicadores clave para el control de la pandemia de COVID-19 en España.
A nivel general, España ha estado en el nivel extremo casi desde el principio, aunque finalmente el 26 de noviembre logró situarse fuera, teniendo en cuenta los indicadores de los que ha estado informando Sanidad, gracias a la mejoría en la incidencia acumulada tanto a siete como a 14 días -esta fue la última en salir del nivel extremo, al bajar de 250 casos el 3 de diciembre-, y a la relativa menor ocupación de camas en los hospitales por pacientes COVID, si bien la ocupación de las UCI aún sigue por encima del valor considerado extremo, con más de un 25 % de camas dedicadas a enfermos de coronavirus.
Sin embargo, a día de hoy, todavía son varias las regiones que están en la peor situación dentro de estos niveles, con hasta cinco territorios (Aragón, Asturias, Cantabria, el País Vasco y La Rioja) en riesgo extremo, y otros 12 (Andalucía, Baleares, Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, la Comunidad Valenciana, Extremadura, la Comunidad de Madrid, la Ciudad Autónoma de Melilla, Murcia y Navarra) en riesgo alto.
Los últimos datos aportados por Sanidad han constatado una mejoría en un territorio: Melilla. El descenso en la saturación de las unidades de cuidados intensivos (UCI), por debajo del 25 %, ha hecho que la región se sitúe en el nivel de riesgo alto tras abandonar el extremo.
En consecuencia, hay un territorio en riesgo medio, la ciudad autónoma de Ceuta, y otra en nivel bajo, Canarias.
Una clasificación por niveles no automática
Los criterios que marcan esta clasificación están divididos en dos bloques, uno de indicadores de transmisión y otro de capacidad asistencia. Para que se alcance un nivel de alerta determinado, al menos dos parámetros del primer bloque y uno del segundo deben estar en ese nivel.
La ubicación en uno u otro nivel de riesgo comportaría la aplicación de una serie de restricciones que afectarían a la movilidad, los aforos y el cierre de actividades, entre otros aspectos, según el documento de Actuaciones de respuesta coordinada acordado por el Consejo Interterritorial.
Esta clasificación, no obstante, según ha remarcado el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, no está concebida en principio para las comunidades autónomas, sino que su empleo estaría más bien indicado para territorios más pequeños como las provincias o los propios municipios. Por otro lado, ni él ni el ministro de Sanidad, Salvador Illa, han clasificado a los territorios por estos criterios.
Además, la clasificación para encasillar a una región en un nivel y otro no es automática, sino que también depende de otros valores como la tendencia, la positividad de los casos sospechosos, la capacidad para establecer planes de contingencia, además de otros factores como la demografía y la movilidad del territorio, algo de lo que se habían quejado comunidades como la de Madrid.
Los criterios para definir los niveles de riesgo
Los criterios comunes a partir de los que se determinan los niveles de riesgo han quedado divididos en dos bloques principales, que evalúan el nivel de transmisión de la enfermedad en el territorio y la ocupación de los servicios asistenciales. Así, se evalúan la incidencia acumulada -tanto en 14 como en siete días, además de la vinculada a las personas con 65 años en adelante-, el porcentaje de la positividad de las pruebas PCR y el del número de casos con "trazabilidad", esto es, los positivos derivados de un paciente previo. En el otro bloque quedaría la proporción de camas hospitalarias ocupadas por pacientes con COVID-19 y el de los ingresados en las unidades de cuidados intensivos (UCI).
A partir de esos datos -no todos ofrecidos por Sanidad en sus informes diarios-, se establecen cuatro niveles de alerta:
- Nivel de alerta 1: Cuando al menos dos indicadores del bloque I y uno del bloque II están en nivel bajo.
- Nivel de alerta 2: Cuando al menos dos indicadores del bloque I y uno del bloque II están en nivel medio.
- Nivel de alerta 3: Cuando al menos dos indicadores del bloque I y uno del bloque II están en nivel alto.
- Nivel de alerta 4: Cuando al menos dos indicadores del bloque I y uno del bloque II están en nivel muy alto.