Las claves de la política migratoria de la era Trump: del fracaso del muro con México a la detención de menores
- Los expertos denuncian que la mano dura del presidente se ha traducido en la violación de Derechos Humanos constante
- El miedo se ha instalado entre los migrantes que intentan llegar a EE.UU. | Especial: elecciones 2020
Donald Trump llegó a la Presidencia de Estados Unidos en 2016 aupado, en parte, por sus promesas para detener una inmigración irregular que consideraba criminal y la construcción de un muro con México. Cuatro años después, apenas hay muro con México, pero sí una intensa actividad de deportaciones y separaciones en la frontera, donde miles de familias han sido detenidas y hacinadas en condiciones insalubres que, en ocasiones, les ha costado la vida.
El último escándalo sobre su política migratoria se conocía hace unos días, cuando la cadena NBC News revelaba que las autoridades no han podido localizar a los padres de 545 niños migrantes, mientras el presidente llegaba a afirmar que solo las personas "con un cociente intelectual bajo" se atreven a cruzar ahora la frontera.
La COVID-19 ha agravado la situación: la frontera sureña de Estados Unidos permanece cerrada desde marzo y los migrantes detenidos en territorio estadounidense no tienen acceso a las pruebas diagnósticas de la enfermedad. Son, en palabras de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), un síntoma de la "absoluta falta de respeto de los Derechos Humanos de la Administración Trump.
Prueba de ello es el caso de Urooj Alavi, una enfermera que trabaja en una UCI en Baja California y que denuncia que su marido fue detenido arbitrariamente en julio por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). "ICE consiguió pruebas de COVID-19 y las escondió. Las autoridades ocultaron que había dado positivo en la enfermedad y lo trasladaron del centro de Adelanto a otra instalación, con la consiguiente exposición de otros migrantes a la enfermedad. Es un claro ejemplo de cómo este país sigue a la cola del resto del mundo", denuncia a RTVE.es Madhuri Grewal, consejera de políticas migratorias que lleva el caso de Alavi desde la ACLU.
La pandemia agrava la situación en la frontera
En cuatro años, Donald Trump ha autorizado redadas masivas contra miles de indocumentados, ha prohibido la entrada de ciudadanos de una decena de países africanos y latinoamericanos, a los que se refirió como "agujeros de mierda", ha intentado suspender el programa de protección a jóvenes migrantes (DACA) y ha paralizado la emisión de visados para algunas profesiones.
Y en esta línea, el presidente ha adoptado una retórica de señalamiento contra los migrantes. "Criminales, violadores y narcotraficantes" son algunos de los adjetivos con los que ha calificado a las miles de personas que huyen de la pobreza y la violencia en sus países de origen.
Ya antes de la pandemia, decenas de ONG revelaron el mal estado de los centros de detenciones donde por primera vez en décadas se ha registrado la muerte de varios niños, una tragedia que se pudo evitar de haber recibido un adecuado tratamiento sanitario, según llegaron a denunciar los médicos ante el Congreso. "Lo único que ha hecho es cumplir con las leyes. La respuesta a muchas de las críticas es que son el resultado de las políticas puestas en marcha por la Administración Obama", señala el analista de la Fundación Heritage, James Carafano.
En cambio, hay quien considera que la política migratoria del presidente ha sido más radical. "Tenemos todo tipo de evidencias de que es una política racista, en cuanto que no respeta los Derechos humanos, ni la ley internacional", señala el experto en inmigración de la American University, Ernesto Castaneda, que advierte: el miedo se ha extendido entre los migrantes. "No van al médico por miedo a ser deportados, no van al colegio, no se inscriben el censo...es toda una zozobra", añade el profesor.
“No van al médico por miedo a ser deportados, no van al colegio...es toda una zozobra“
La pandemia también ha impactado de lleno en la situación migratoria. Estados Unidos cerró en marzo la frontera con México, donde aplica desde hace meses el polémico programa 'Permanecer en México' que obliga a los solicitantes de asilo a esperar a la resolución de sus casos al otro lado de la frontera. "Sabemos que se han suspendido las audiencias para dar asilo y que hay muchas familias a la espera", denuncia Luz Maria Garcini, investigadora del Center for the United States and Mexico de la Universidad Rice.
Todo ello ha contribuido a la aparición de una "paranoia, incluso en personas con visados, algunos temen perder su residencia si dan positivo en la COVID-19", añade.
Caen las llegadas en 2020, pero no por el muro
Hasta el 19 de octubre, apenas se habían construido 371 millas del muro con México (597 kilómetros), según datos del Departamento de Seguridad Nacional, a pesar de que Trump trata de convencer a los estadounidenses de que su medida estrella no solo se materializará, sino que será financiada por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
"Lo que ha hecho ha sido poner más vallas y contención en el muro que ya habían construido Obama, Bush y Clinton, pero hay muy poco territorio nuevo cubierto y no sirven para las detenciones. Es más bien un símbolo", señala el profesor Castaneda.
“El muro con México es más bien un símbolo, no sirve para las detenciones“
Según datos del Departamento de Seguridad Nacional, las detenciones de migrantes solo en la frontera con México superaron las 851.000 en 2019, una cifra no registrada desde 2017. Este año, apenas se rebasan las 203.000 personas por el cierre de la frontera.
En cambio, las deportaciones bajo el mandato de Trump quedan todavía muy lejos de las realizadas bajo el mandato de Obama. "Trump ha deportado a casi 750.000 personas desde que llegó al poder. A mitad del mandato de Obama, más de 400.000 fueron deportadas en un solo año. Barack Obama sigue siendo el 'deportador en jefe'", resumía hace unos días la abogada especializada en migración Amy Maldonado a la cadena CBS.
En cualquier caso, las mano dura de Trump no ha logrado disuadir la llegada de migrantes. "Muchos decidieron venir después de su victoria por las mismas razones de antes. Las personas que vienen ahora llegan de Centroamérica, países más pequeños y no todo el mundo quiere venir", señala Castaneda.
Hacia la reforma: ¿se pueden deshacer las medidas del presidente?
Aunque no centra la campaña, miles de personas se aferran a la posibilidad de que Joe Biden arrebate la Casa Blanca a Trump en noviembre, puesto que ha prometido una reforma de la política migratoria y ha llegado a reconocer que el Gobierno de Barack Obama "cometió errores".
De acuerdo con los expertos consultados, revocar las medidas impuestas por Trump no sería complicado, puesto que la mayoría fueran decretadas por órdenes ejecutivas sin el apoyo legislativo. En cambio, la tarea pendiente desde hace años es la reforma del sistema.
"Necesitamos que se rediseñe para evitar que un futuro Trump pueda aplicar medidas como las actuales. Hay que conceder moratorias a las deportaciones, liberar a los detenidos y crear una vía a la ciudadanía", resume Madhuri Grewal.
Porque lo único que no ha cambiado en cuatro años es la motivación de las miles de personas que cada día huyen de la violencia y los conflictos en busca de una nueva oportunidad. "Nadie emigra por gusto, lo hace por necesidad", concluye la investigadora Garcini.