Benito Pérez Galdós, el 'voyeur' social
- El año Galdós cierra las celebraciones con mesas redondas, una exposición, teatro y hasta una ópera
- RTVE.es entrevista a la experta galdosiana Yolanda Arencibia que aclara aspectos desconocidos del autor
“Era un hombre callado y poco explicador de sus propias ideas, todo eso hizo que no se le conociera demasiado bien”. Es una pincelada íntima del carácter introvertido del escritor Benito Pérez Galdós (1843, Las Palmas de Gran Canaria-1920, Madrid).
Lo desvela la catedrática de Literatura Yolanda Arencibia cuyo saber sobre don Benito es difícil de aquilatar en unas pocas líneas: vicepresidenta de la Asociación Internacional de Galdosistas, editora de obras completas y autora de Galdós, una biografía (Tusquets), ganadora del Premio Comillas, donde bucea cronológicamente en todas las caras del poliedro galdosiano "republicano y regeneracionista": su melomanía, era un gran entendedor de ópera y música popular, pulsión viajera (recorrió media Europa cuando salir era una extravagancia) o su destreza como dibujante.
La experta es rotunda: continúa fascinando la genialidad para el retrato con precisión costumbrista de la sociedad española del siglo XIX, bosquejado por el autor de Fortunata y Jacinta (1887). Y un reconocimiento más: ya nadie le escamotea la equiparación en calidad con autores como Dickens o Balzac.
Este 2020 da sus últimos coletazos la celebración del “año Galdós” en el centenario de su muerte. Una conmemoración un tanto deslucida por la pandemia pero que abrocha con oropeles (mesas redondas a tres bandas en Canarias, Santander y Madrid, con la participación de Acción Cultural Española, exposición en el Instituto Cervantes y hasta una ópera el 11 de noviembre en el Teatro Real).
Sobre los festejos sobrevuela la pregunta: ¿Ha sido injusta la historia con Benito Pérez Galdós? Si a otros novelistas como Leopoldo Alas Clarín, buen amigo de don Benito, nunca se le cuestionó la calidad de sus obras al canario sí se le afeó el realismo.
De ninguna manera los jóvenes cachorros vanguardistas de los primeros años del siglo XX, sus discípulos naturales, podían comulgar con un escritor considerado decimonónico. La guinda la colocó el siempre ciclotímico Valle Inclán cuando le llamó en Luces de Bohemia “Don Benito el garbancero”. Una etiqueta difícil de despegar.
La rehabilitación cundió durante la posguerra. El exilio republicano le reverenció sin complejos desde Max Aub, Buñuel o Vicente Alexaindre. Juan Ramón Jiménez y Lorca le admiraban pero “con la boca pequeña”.
“Era muy leído pero no estaba bien visto decir que se le leía. Nunca dejó de ser reconocido ni publicado pero hubo unas voces más chillonas que otras que daban una impresión negativa sobre todo en los medios de comunicación de la época”, señala Yolanda Arencibia. RTVE.es ha charlado con la especialista sobre las luces y las sombras del escritor, considerado el Cervantes contemporáneo.
"La mujer tenía un papel central en su obra"
PREGUNTA: A Galdós se le reconoce como uno de los mejores cronistas de Madrid, ¿Cómo trabajaba?
RESPUESTA: Era muy metódico, desde que decidió ser escritor profesional en 1870. Se levantaba muy pronto para trabajar y aprovechar el día, luego salía a mezclarse con la gente, a escuchar, a meterse en los tranvías, a tomar nota de figuras y conversaciones de caricaturas y de personajes atractivos.
Fue un gran observador de la realidad, un gran voyeur, un gran paseador. Él tiene un cuento que se llama Aquel y se refiere a sí mismo. Dice nadie sabe quién es, va por todas las calles, observa, desaparece, se le ve callado... Captaba como un cerebro electrónico todo lo que ocurría y lo reflejaba maravillosamente en sus obras.
P: Su compromiso con los más débiles era claro y eso también le convirtió en "feminista adelantado".
Siempre fue un hombre comprometido con una sociedad mejor. Los estratos más necesitados como las mujeres y los niños siempre centraron su atención. En el retrato que hizo en su época, sin dejar de lado la buena literatura, entre las cosas que había que arreglar, la mujer tenía que tener un papel preponderante.
No se puede decir que fuera feminista porque ese término se acuñó después pero fue un gran defensor de las mujeres y puso ejemplos femeninos en sus obras, capaces de romper tabúes. Como Fortunata, que era una mujer del pueblo y la convicción de que ella fue la primera que estuvo con Juanito Santa Cruz y que tenía el mismo valor que Jacinta, que era la legítima. Hay muchas heroínas galdosianas de las que podríamos hablar. La mujer estaba en el centro de la sociedad aunque muy relegada.
P: El estudio de su abundante correspondencia nos ha permitido acercarnos más a su personalidad enigmática como por ejemplo sus cartas con Leopoldo Alas Clarín.
R: Nunca decía nada de sí mismo y cuando Clarín quiso hacer su biografía y le preguntaba si alguna vez se había enamorado, él respondía: 'eso a nadie le importa'. Tenía su mundo personal verdaderamente guardado.
Tuvo al menos cuatro amores definitivos. Doña Emilia Pardo Bazán que fue el gran amor de su vida porque era la connivencia espiritual y artística, Lorenza Cobián, una mujer más primitiva, pero debió sentirse muy bien con ella según se infiere de un personaje de alguna novela. La actriz Concha Morell, que tenemos la suerte de tener la correspondencia entre los dos y era una relación amorosa y muy sexual.
Rocío Gandarias, que fue su último amor, pero paradójicamente nunca se casó, quizás no encontró la mujer adecuada que le llenara y pudiera tener una relación. Igual si la hubiera encontrado estaríamos hablando de otro Galdós.
"Hay cómics inspirados en Galdós"
P: Muchos escritores actuales se confiesan sus herederos como Almudena Grandes que lo ha estudiado para sus Episodios de una Guerra Interminable. Su legado está muy vivo.
R: Tiene muchos herederos. Yo le hablaría de Juan Antonio Zunzunegui de aquellos primeros realistas cuando la novela volvió en los años 40 y 60. Luego la generación de Manuel Longares que es un galdosiano de primera fila, Almudena Grandes, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo de alguna manera y Antonio Orejudo.
También hay otras personas más jóvenes que están escribiendo inspirándose en Galdós. Me gusta mucho un movimiento muy actual que mira hacia el escritor y resquebraja roles haciendo cómics e historietas que de alguna manera rompen del revés el mundo galdosiano. Eso es una señal de que está muy vivo (Hay varios cómics en marcha como el del guionista El Torres).
P: Fue muy prolífico, ¿Existe material inédito o alguna faceta que desconozcamos y que este año haya salido a la luz?
R: Era un artista integral, dibujaba de maravilla, hacía caricaturas literarias y también tiene cuadros de barcos que pintó en Santander (donde tuvo una de sus residencias y veraneaba con su familia). Le encantaba la música y sus primeras incursiones como periodista en Madrid fueron como crítico musical.
Conocía muy bien la clásica, la popular y entendía mucho de ópera. Nos da un perfil humano, más rico de lo que pudiera parecer.
Y sobre algo desconocido, ha salido una publicación sobre sus artículos en la prensa de Buenos Aires. Acaba de hacer una edición completa la profesora Isabel Román, de Cáceres. El Galdós periodista es interesantísimo y los investigadores ya tenemos un nuevo campo donde buscar.
P: Recomiendeme una obra para iniciarse en Pérez Galdós y una razón
R: Una obra atractiva Tormento (1884), para leer una novela profunda y llena de amor a la humanidad, Misericordia (1897), para conocer la historia y el futuro Los Episodios Nacionales.