Por qué el voto por correo marcará la diferencia en EE.UU.: participación récord y recuento con incertidumbre
- Más de 95 millones de personas han participado ya en las elecciones, más de la mitad de todos los votantes de 2016
- Los cambios en normativas y las críticas del presidente han puesto en alerta a activistas | Especial: elecciones EE.UU.
La COVID-19 ha adelantado este año la cita con las urnas en Estados Unidos: más de 95 millones de personas, el 69,2 % de los 138 millones de votantes que participaron en las elecciones de 2016, ya han depositado sus papeletas. De ellas, más de 60 millones han optado por el voto por correo, alentados por el miedo al contagio en aglomeraciones el 3 de noviembre y el temor a que su voto no sea contabilizado.
Estados Unidos es la primera democracia que celebra elecciones en plena pandemia. De costa a costa, todos los estados han reforzado a contra reloj sus sistemas de votación adelantada, aunque de forma desigual. Y en un país polarizado, el récord de participación anticipada ha desatado toda una batalla política entre demócratas y republicanos que en las últimase semanas se ha trasladado a tribunales estatales.
Donald Trump lleva meses criticando un sistema que tilda de "fraudulento", a pesar de que él mismo vota por correo. Entretanto, activistas y defensores del derecho al voto advierten: las campañas de intimidación y desinformación sobre esta cuestión han aumentado en los últimos meses.
Una normativa desigual
Tradicionalmente, el adelanto del voto, ya sea mediante correo o en los buzones electorales habilitados a lo largo del país, requería un registro previo y una justificación, como una edad avanzada, motivos de salud o desplazamientos en la fecha de las elecciones, pero la pandemia ha obligado a cambiar las reglas. Nevada, California, Montana, Texas o Louisiana son algunos de los estados que han adaptado el método de votación para garantizar la seguridad y el distanciamiento social, algo que no ha ocurrido en Oregón, Missouri, Mississippi, Delaware, Conneticut, New Hampshire y Alabama.
“El reto para el electorado es enorme, porque no todos tienen las mismas reglas y resulta muy confuso“
Cada territorio marca sus propios requisitos: desde papeletas selladas con una determinada fecha a datos personales y firmas idénticas a las registradas oficialmente. "Algunos estados se han negado a prorrogar el acceso al voto por correo. El reto para el electorado es enorme, porque no todos tienen las mismas reglas. Las instrucciones resultan muy confusas y hay muchas trabas: algunos solo permiten el uso de un bolígrafo de tinta azul o negra, otros requieren que la papeleta esté dentro de un sobre para que sea válida. Además, algunos condados tienen un solo buzón electoral para millones de personas", señala a RTVE.es la responsable del proyecto sobre derechos del votante de la Universidad de California en Los Ángeles, Sonni Waknin.
De ahí que activistas y defensores de derechos de los votantes como Kristen Clarke hayan intensificado el llamamiento a la participación mediante campañas informativas.
Clarke preside el Comité de Abogados para Derechos Civiles, una organización que ha presentado más de 3.000 denuncias por irregularidades en el voto adelantado desde el inicio de la pandemia. "Muchas disputan las barreras inconstitucionales e ilegales que han tenido un impacto desproporcionado en votantes afroamericanos o de otras minorías. Desde el número de buzones electorales, a las restricciones para votar, las fechas límites prematuras o los requisitos arbitrarios y variantes: todo ello ha generado un ambiente increíblemente hostil", advierte.
Su organización ha detectado además una campaña de intimidación dirigida al electorado afroamericano. "Hemos visto mucha desinformación sobre la campaña y esfuerzos para impedir el voto de la mano de bots, especialmente en zonas con una gran comunidad negra, como Atlanta, Filadelfia o Milwaukee", explica a RTVE.es.
El pulso político se traslada a los tribunales
La modalidad del voto adelantado no es ninguna novedad en la historia de EE.UU., pero este año ha adquirido especial relevancia en campaña porque Trump ha puesto en duda su fiabilidad.
Tradicionalmente, el voto por correo beneficia a los demócratas, aunque no está claro que en estas elecciones sea así. De acuerdo con el US Elections Project, el 45,5% de los votantes que ya han participado son demócratas, frente al 29,9 % de republicanos. En cambio, la praticipación anticipada en persona hasta ahora es mayor entre republicanos (41,6 %), que demócratas (36,2 %).
Varios estados han recurrido a los tribunales para determinar las leyes del juego. En Texas, un juzgado ha permitido que el gobernador republicano limite el número de buzones electorales, de modo que hay condados donde millones de personas disponen de un solo punto en el que depositar su papeleta si quieren hacerlo antes del 3 de noviembre. Lo contrario ocurrió en Pennsylvania, otro estado en disputa, donde un juez tumbó el intento de la campaña de Trump para limitar este método.
La Corte Suprema ha sido la última en infundar la ya caótica normativa electoral, al permitir que Carolina del Norte cuente los votos recibidos hasta nueve días después de las elecciones, tres días en el caso de Pennsylvania. Entretanto, las papeletas recibidas en Minnesota después del 3 de noviembre no serán contabilizadas, independientemente de que fueran enviadas con suficiente antelación.
En verano, el Partido Demócrata advirtió de posibles retrasos del Servicio Postal que dirige un aliado de Trump. La empresa aclaró en agosto que incrementaría sus operarios y está obligada a publicar el número de papeletas enviadas cada día. A 29 de octubre, el Servicio Postal ya había entregado 122 millones de papeletas.
La incertidumbre en torno al resultado
Hace apenas dos meses, el presidente llegó a sugerir que no aceptaría los resultados electorales por el "fraude" que supone el voto por correo, una afirmación que carece de evidencia.
"El fraude es extraordinariamente raro, la afirmación del presidente no se sostiene. Lo hemos visto en Montana o Nevada, donde los republicanos han sido incapaces de demostrar la existencia de fraude electoral en los tribunales. El propio presidente y su familia utilizan esta vía, eso lo dice todo", señala a este medio la experta en voto de UCLA.
En cualquier caso, la única certeza es que el complejo método para la verificación del recuento del voto por correo puede demorar el resultado electoral más allá de la noche del 3 de noviembre. Estados decisivos como Pensilvania o Wisconsin ya han advertido de que el conteo tardará días. Y no todos los territorios comienzan el recuento inmediatamente después del cierre de colegios electorales.
Trump ya ha insinuado que, en el caso de que sea un resultado muy ajustado, no dudará en recurrir a la vía legal e incluso al Tribunal Supremo, de mayoría conservadora. Activistas y detractores perciben así estas elecciones como una prueba de fuego para el valor de la democracia estadounidense. "Nos preocupa mucho que la Corte Suprema pueda declararse una institución capaz de interferir en las elecciones en caso de empate", señala Kristen Clarke.