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Elecciones Estados Unidos

El precedente de Bush vs. Gore en 2000: El precedente de Bush vs. Gore en 2000: ¿puede Trump impugnar las elecciones en el Supremo?

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Donald Trump junto a la jueza conservadora del Tribunal Supremo Amy Coney Barrett.
Donald Trump junto a la jueza conservadora del Tribunal Supremo Amy Coney Barrett.

"Iremos al Tribunal Supremo. Queremos que pare todo el proceso de votación". Las primeras declaraciones del Donald Trump en la noche electoral anticipaban lo que estaba por venir y respondían a uno de los guiones previstos: el presidente americano ya había declarado el 24 de septiembre que las elecciones “acabarían en el Supremo” ante “el fraude que preparan los demócratas” aunque no haya aportado prueba alguna.

¿Y ahora qué? Trump se ha negado a reconocer la victoria de Biden y ha afirmado que mantiene su ofensiva legal. El escenario del más alto tribunal de EE.UU. interviniendo en un proceso electoral no se produce desde 2000, cuando, después de 37 días de ‘noche electoral’, decretó que no había lugar a un nuevo recuento en Florida, validando así la victoria de George Bush sobre Al Gore por apenas 537 votos en el estado.

En ese caso, el Supremo dio por bueno el recuento, aunque lo que reclama Trump ahora es justo lo opuesto: el voto por correo ha dado la vuelta de forma decisiva al resultado en estados como Michigan, Wisconsin y Pensilvania, inclinando la balanza del lado demócrata, y el republicano denuncia que todo se debe a un “fraude” y por eso durante toda la semana ha solicitado públicamente que se detenga el recuento.

“Me cuesta pensar que un juzgado le va a dar la victoria a Donald Trump, pero estamos en una situación nueva. En Florida se trataba de un estado, ahora son seis y, además, está la personalidad singular de Trump”, señalaba a RTVE José Antonio Gurpegui, catedrático de estudios Norteamericano de la Universidad de Alcalá.

¿Qué ocurre con el voto por correo?

Cada estado regula su propio método y reglas de votación en las elecciones presidenciales, pero incluso cada condado decide su sistema de recuento y su calendario. En Pensilvania, su propio Tribunal Supremo (no el federal) decretó que el voto por correo emitido antes o durante el día de las elecciones puede ser aceptado si llega antes del 9 de noviembre. No obstante, el Alto Tribunal ha ordenado que se separen los votos tardíos, aquellos que llegaron después de las 20:00 horas del 3 de noviembre, al cierre de las urnas el día de las elecciones en EE.UU.

Esta orden responde a una demanda interpuesta por el Partido Republicano para que hiciese cumplir la orden de separar esos votos en su objetivo final de que sean declarados nulos, un proceso que se litiga en una demanda paralela. Los republicanos de Pensilvania consideran que los votos por correo recibidos después del día de las elecciones deben ser considerados nulos, pese a que el matasellos refleje que han sido recibidos en plazo.

Para Gurpegui, Trump y sus abogados pueden argumentar anomalías en colegios electorales o votos dudosos e, incluso, recurrir a la propia legislación de Pensilvania “Si bien es cierto que el Tribunal de Supremo de Pensilvania asumió que esos votos eran válidos, lo que venía a decir era que con tal premura no podía estudiar la legislación al respecto”, puntualiza. “Si Trump pierde, eso será cuestionado y objeto de litigio”, avanzaba.

Tradicionalmente, el voto por correo se escora al partido demócrata. “Y, teóricamente, especialmente este año porque los demócratas están más concienciados con la pandemia de coronavirus”.

¿Qué es el Tribunal Supremo y qué ocurrió en 2000 en Florida?

Es el tribunal de mayor rango de los EE.UU. y el único cuya existencia está establecida por la Constitución del país. Se compone de nueve miembros: un presidente y ocho jueces asociados.

Los cargos son vitalicios y los jueces del Supremo se suele decir que "nunca se jubilan y rara vez mueren”. Son propuestos por el presidente de los Estados Unidos y tienen que ser aprobados por mayoría simple en el Senado y, por tanto, suelen clasificarse por su tendencia progresista o conservadora según hayan sido nombrados por un presidente demócrata o republicano.

Como máxima competencia federal, es habitual que el Supremo enmiende a los tribunales supremos de cada estado. Fue precisamente lo que ocurrió en las elecciones presidenciales de 2000 en Florida: El estrecho margen de la victoria de Bush en el primer recuento (por menos del 0,25% de los votos) obligaba a un recuento manual que se alargó durante semanas, hasta que la secretaria de Estado de Florida alegó que no había motivos y declaró a Bush vencedor. Gore recurrió al Tribunal Supremo de Florida, pero el Tribunal Supremo intervino parando el recurso y anulando el recuento en una votación igualmente dividida (5 contra 4), convirtiendo automáticamente a George Bush en presidente de los Estados Unidos.

¿Por qué confía Trump en el Supremo?

Ahora mismo hay seis jueces conservadores (uno nombrado por George Bush padre, dos por George Bush hijo y tres por Donald Trump) y tres progresistas (uno nombrado por Bill Clinton y dos por Barack Obama).

La apelación directa de Trump al Supremo llega solo ocho días después de que los republicanos apuntalaran la mayoría conservadora del tribunal con el nombramiento de Amy Coney Barrett.

La confirmación de Barrett, lograda en una ajustada votación en el Senado, llegó tras un apresurado y polémico proceso que se inició el 18 de septiembre pasado con la muerte de la jueza progresista Ruth Bader Ginsburg a los 87 años. Barrett (de 48 años) fue nominada por Trump días después, el 26 de septiembre, antes de que Ginsburg fuese incluso enterrada. Trump ha logrado confirmar a tres jueces para el Supremo en sus cuatro años en el poder: Barrett Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh

¿Puede pronunciarse el Supremo en el recuento del voto por correo?

Las alarmas demócratas saltaron hace una semana. El Supremo rechazó (por 5 votos a 3) extender en Wisconsin el recuento de papeletas por correo a las que llegasen después del día de las elecciones, tal y como sucede en Pensilvania, algo que, teóricamente, favorece al partido republicano. Pero las miradas se posaron en el voto a cargo de Brett Kavanaugh, uno de los jueces nombrados por Trump, en el que se refería al caso de Florida en las elecciones de 2000.

"Como explicó persuasivamente Rehnquist, presidente del Tribunal Supremo (en el año 2000), en Bush vs. Gore", escribió Kavanaugh, "el texto de la Constitución requiere que los tribunales federales garanticen que los tribunales estatales no reescriban las leyes electorales estatales".

Nunca la sentencia del Supremo de Bush vs. Gore había sido citada por el Supremo. Más aún: en su sentencia de 2000, el tribunal asumió que su intervención era extraordinaria y, en cierto modo, una anomalía.

En los años 30, el Supremo se opuso sistemáticamente a las políticas de Theodore Roosvelt en una etapa llamada “el gobierno de los jueces”. El negativo choque entre poder ejecutivo y judicial impulsó la teoría de la autocontención (self-restrain): el tribunal debía “autocontenerse” y no entrar a decidir más que casos en los que la materia de su intervención fuera clara. Pero es solo una teoría, estamos en 2020, y el presidente de los Estados Unidos ya ha impugnado, de facto,  el resultado electoral.