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Coronavirus

"Niebla mental", una secuela de la COVID-19 que "aterra" a quienes la padecen: "No puedo leer ni escribir como antes"

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"Niebla mental": otra de las secuelas que deja el coronavirus

Elisabeth se contagió de COVID-19 justo al comienzo de la primera ola, pero fue cinco meses más tarde cuando empezó a ser consciente de que podía estar sufriendo lo que ahora se conoce como “niebla mental”, una secuela neurológica de la enfermedad que condiciona su vida de forma "aterradora". No solo se siente desorientada y aturdida a lo largo de todo el día sino que además se le "desvanecen" los recuerdos y le cuesta seguir el hilo de cualquier conversación porque, sencillamente, no le salen las palabras.

“Me levanto, estoy realizando mi día a día normal y de repente me he olvidado de ir a recoger a mis hijos al colegio, se me ha pasado la hora porque no me he puesto la alarma. Se me olvidan cosas como cocinar o como recoger una lavadora. Tienes una conversación, estás hablando con alguien o realizando actividad a lo largo de un periodo breve de tiempo y tampoco puedes seguir una lógica porque te olvidas”, revela Elisabeth Semper, de 35 años, en una conversación con TVE.

En su caso, los síntomas respiratorios fueron los primeros en aparecer y después dieron la cara los de tipo circulatorio. Las afectaciones neurológicas, en cambio, no se manifestaron con claridad hasta que pasó un tiempo.

“Al principio no me daba cuenta de lo que estaba ocurriendo, pero los olvidos ya no eran casuales y ya no podía ser, como me decía, por causa del estrés de estar confinada porque llevaba meses sin estarlo”, relata la joven, que actualmente preside la Asociación Covid Persistente España, de la que forman parte numerosas personas que, como ella, no logran desprenderse completamente del coronavirus, aunque el resultado de los test sea negativo.

Pérdida de memoria a corto y largo plazo

Olvidarse de lo que había desayunado o de lo que acababa de cocinar empezó a ser algo habitual en ella, que ahora incluso es incapaz de recordar momentos tan memorables como el parto de su última hija.

“Tienes el recuerdo, crees que ese recuerdo está ahí, intentas alcanzarlo y de repente no llegas”, describe Elisabeth. “Es como cuando tienes una palabra en la punta de la lengua, pero es constante y con cosas muy importantes como puede ser un acontecimiento vital”, añade.

Más allá de que la “niebla mental” haya condicionado su vida hasta el punto de no poder seguir desempeñando su trabajo de profesora, lo que le preocupa a Elisabeth es lo que pueda desencadenar esta secuela que todavía sigue siendo un misterio.

Tenemos miedo de que esto abra la puerta a otro tipo de enfermedades mucho más graves

“No sabemos si puede estar ocurriendo algo dentro (en el cerebro) o no. Tenemos miedo de que esto abra la puerta a otro tipo de enfermedades mucho más graves como un alzhéimer precoz, o sea el desencadenante de un párkinson o una demencia. Entendemos que la gente también puede estar desarrollando isquemias cerebrales que no se están diagnosticando, podemos entender que pueden llegar a tener microcoágulos que son un riesgo real para la vida”, explica Elisabeth.

Ella asegura que “prácticamente la totalidad” de las personas que se ponen en contacto con la Asociación de Covid Persistente dicen tener síntomas atribuidos a esa “niebla en el cerebro”.

"Se me olvidan nombres que he sabido toda la vida"

También lo sostiene Silvia Soler, una catalana que se contagió de COVID-19 hace ocho meses y que sigue padeciendo a día de hoy disfonía, dolores articulares, problemas en la piel y trastornos intestinales, síntomas que se suman a la 'niebla mental'.

Este último "síntoma permanente", recalca, "está haciendo mella" en muchos de los pacientes que se infectaron en la primera ola. Ella lo describe así: "Te levantas por la mañana y parece que te hayas bebido una botella de vino toda entera, no consigues despertarte lo suficientemente rápido, te cuesta concentrarte, no encuentras a veces las palabras que necesitas utilizar. Se me olvidan nombres que he sabido toda la vida y hay un problema añadido de memoria, que no puedo leer ni escribir como lo hacía antes de enfermar".

"No puedo leer ni escribir como antes"

Tanto Elisabeth como Silvia piden que se preste más atención a los síntomas neurológicos y que se realicen estudios que puedan ayudarles a recuperar su estado anterior.

La presidenta de la Asociación Covid Persistente también ve necesario derivar estos casos a las unidades 'poscovid' de los hospitales, algo que a ella le ha sido rechazado. Los médicos a los que ha consultado le dicen que “vigile” sus síntomas y que llame al centro periódicamente, pero no ven gravedad en ese cuadro como para solicitar una valoración extra.

Ocho meses con síntomas de coronavirus

Los neurólogos creen que hay que estudiarlo "profundamente"

La queja de Elisabeth parecen comprenderla en la Sociedad Española de Neurología, pero achacan la falta de estudios y de asistencia específica al hecho de que la nueva ola de coronavirus haya “desbordado” otra vez la sanidad. Su presidente, el neurólogo José Miguel Láinez, afirma que hay que estudiar “profundamente” la “niebla mental”.

“Lo vemos en personas que probablemente han pasado tiempo en la UCI y que han estado intubados, posiblemente como consecuencia de que ese celebro que ha sufrido hipoxia por haber estado sometido a esa situación, pero se ve también en algunos pacientes con formas más leves de COVID”, señala Láinez.

A su juicio, el origen de la “niebla mental” puede ser “múltiple” y tienen que descartar que en algunos casos no esté vinculado a factores psicológicos tras haber sufrido estrés o miedo. No obstante, cree que en algunos pacientes el problema podría haberlo desencadenado una lesión vascular inflamatoria de las arterias u “otros problemas inmunológicos del COVID frente a las neuronas cerebrales”.

El 99% no presenta lesiones en el cerebro

En cuanto a la consideración que se le da dentro del ámbito sanitario, el neurólogo admite que la “niebla en el cerebro” se incluye dentro de un “paquete” de sintomatología del que también forman parte la fatiga, el dolor muscular o la lentitud motora, y cree que las personas que lo sufren deben ser valorados de forma concreta por un especialista. También considera que falta hacer un estudio “sistemático” y realizar “pruebas funcionales” que midan la función de determinados neurotransmisores.

Mientras tanto, hay un dato que el experto considera “muy positivo”:

“Hemos visto que en las pruebas de imagen, el 99% de estos pacientes son normales. Esto significa que no hay cambios en la estructura del cerebro y, por tanto, esto en principio es una buena noticia porque tendríamos que pensar que debería ser reversible. (…) Algún caso hemos encontrado en el que hay lesiones y el pronóstico no es tan bueno, pero el porcentaje de casos con lesión es bajito”, dice.

En cualquier caso, esa evidencia no tranquiliza “del todo” a la Sociedad Española de Neurología, convencida de que hay que ir “más allá” en el estudio de la “niebla mental” para conocer cuáles son las causas y valorar hasta qué punto puede ser un problema a largo plazo.