Un buey almizclero de 35.000 años de antigüedad, nueva incorporación al Museo de Prehistoria de Cantabria
- El cráneo, hallado en la la cueva Cabeza de Vaca de Tresviso, se ha incorporado a los fondos del Museo de Prehistoria
- Son los restos fósiles de esta especie más antiguos del sur de Europa
El Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria cuenta desde esta semana con una pieza única. Se trata del cráneo de un buey almizclero (Ovibos Mostachus) que vivió en los Picos de Europa hace 35.000 años, en plena época del Pleistoceno, perteneciente a la Era Cuaternaria. Este hecho habla de la excepcionalidad de estos restos, ya que nunca antes se habían detectados vestigios de este animal en estas latitudes del continente europeo y obliga a replantear el área de expansión de esta especie.
El cráneo del animal fue hallado en la Cueva Cabeza de Vaca, en Tresviso. Al principio estos restos se confundieron con los de una vaca, pero finalmente se confirmó que los huesos eran de un buey almizclero. En concreto, se trata de un macho joven que, según los investigadores, llegó a la cavidad a través de una dolina, es decir, una trampa natural, donde se vio encerrado y terminó encontrando la muerte.
Habitaban una zona de la Península más extensa de lo que se pensaba
El director del museo, Roberto Ontañón, ha destacado la valía de estos restos ya que "son únicos en el panorama museístico español" además de que "amplían hacia el sur de los Pirineos, la zona peninsular de expansión de este animal".
“Se puede considerar un verdadero vestigio de las glaciaciones, un tesoro natural“
Este buey de espeso pelaje y más cercano a la familia caprina, se extendió en la última glaciación que sufrió la Tierra, hace 40.000 años, por Europa, Asia y América. La caza y el calor hicieron que retrocediera hasta zonas como el norte de Canadá o Groenlandia, donde se ubica actualmente. Se puede considerar “un verdadero vestigio de las glaciaciones, un tesoro natural” en palabras de Diego J. Álvarez, profesor de Paleontología de la Universidad de Oviedo.
Al principio se pensó que los restos eran de vacas
En el año 1986 se descubrieron estos restos óseos por parte de grupos espeleológicos británicos que estudiaban la zona. “En principio se creyó que correspondían a vacas, y de ahí la denominación de la cueva en la que fueron descubiertos: Cabeza de Vaca", relata el profesor Álvarez. En 2018 un grupo interdisciplinar de la Universidad de Oviedo recuperó y estudió estos restos, constatando que no era así. Estudios posteriores realizados en el laboratorio de Paleontología determinaron que el cráneo correspondía a un buey almizclero macho de unos 20 meses de edad. Junto con esta pieza, se recuperaron otras que correspondían a otro individuo subadulto de la misma especie.
El hallazgo fue más excepcional aún porque raramente se han recuperado fósiles de individuos jóvenes, que presentan una morfología muy diferente a la de los adultos. Para realizar un adecuado estudio comparativo de este cráneo de Picos de Europa, el equipo investigador trabajó con huesos de bueyes almizcleros modernos, concretamente con la colección del museo de Historia Natural de Copenhague, una de las mayores del mundo, con casi 300 ejemplares procedentes de Groenlandia. Entre ellos, se encuentran algunos de ejemplares jóvenes que resultaron muy útiles para el estudio. Los resultados del mismo revelaron que el ejemplar fósil mostraba un tamaño corporal superior al de sus parientes actuales, además de algunas otras peculiaridades anatómicas que nunca antes se habían descrito. El estudio dental reveló que el animal se alimentaba de ramas de árboles y arbustos, probablemente sauces y abedules.
Esta será la pieza del mes del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria y ocupará un lugar importante en la exposición permanente en la sala de ecología.