¿Funcionan los toques de queda y cerrar la hostelería? En tres semanas, Bélgica cree ya superado el pico de contagios
- Bélgica, el país con la segunda mayor tasa de contagios de COVID-19, fue de los primeros en la UE en aplicar estas medidas
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Este fin de semana cierran los bares y restaurantes en País Vasco, Murcia y Cantabria (el interior de los locales) para hacer frente al crecimiento de contagios de COVID-19 en este otoño. Se unen así a otras comunidades españolas que han tomado la misma decisión para todo o parte de su territorio (Cataluña, Asturias, Castilla y León, Galicia, La Rioja). Y la pregunta que se hacen los sectores afectados y el conjunto de la población es si tanto sacrificio da resultados, si contribuye a contener la transmisión de la pandemia y, sobre todo, a salvar vidas. La respuesta es un sí, pero no un sí inmediato.
El ejemplo se encuentra en Bélgica, el país del mundo con más muertes con coronavirus en relación con su población (unos 11,5 millones de habitantes), que tiene también la segunda tasa de contagio más alta de Europa (1.332 casos por cada 100.000 habitantes, por los 602 de España), detrás de la República Checa (1.550). Por fin, empieza a vislumbrar un pico de esta segunda ola e inicia un tímido y esperanzador descenso, tres semanas después de endurecer las restricciones, tras ordenar el cierre de bares y restaurantes, decretar un toque de queda nocturno y limitar las reuniones sociales, y en medio de un confinamiento de un mes que empezó el 2 de noviembre, está viendo caer su media semanal de contagios y de ingresos hospitalarios.
La media semanal de contagios cae un 16 %, del mismo modo que, por tercer día consecutivo, las admisiones hospitalarias por coronavirus han descendido, una media del 2 % semanal. El famoso número reproductivo básico R0 ha logrado bajar de 1 (0,99), lo que significa que cada caso positivo transmite la enfermedad a menos de una persona y es un indicador de que la expansión de la enfermedad se frena.
Y se espera que la situación aún mejore con el efecto del cierre de comercios no esenciales que se aplica desde el pasado lunes. "Parece que nuestros esfuerzos dan frutos", declaraba el viernes el portavoz del comité técnico belga contra la COVID-19, Yves van Lanthem.
"Desde hace unos días vemos que las cifras evolucionan en sentido positivo, afortunadamente. Por fin podemos distinguir el pico de esta segunda oleada", señaló este experto. "Si la tendencia continúa, y creemos que será el caso, el martes 27 de octubre, hace una decena de días, se quedará como el pico de contagios de la segunda oleada, con 22.771 infecciones".
Persiste la saturación de las UCI
También el dato de muertes con COVID-19 sigue siendo "muy elevado", en una media de 165 fallecidos al día, aunque también se empiezan a ralentizar, explicó Van Lathem, y los datos de los últimos días invitan a pensar también que puede estar próximo el límite de fallecidos.
Sin embargo, "que los resultados vayan mejor no quiere decir que sean buenos", ha advertido Van Lathem. Las hospitalizaciones normales disminuyen, pero los pacientes en cuidados intensivos siguen aumentando, si bien "a un ritmo menos rápido", de ahora solamente el 1 % semanal, para un total de 1.428 ingresados en UCI.
La situación de los hospitales en Bélgica es familiar a la que las noticias informan en España. Una semana después de que el país ordenara el cierre de bares y restaurantes y fijara los primeros toques de queda nocturnos en las regiones más afectadas, el Gobierno federal belga se veía en la obligación de suspender durante un mes las operaciones quirúrgicas programadas y no urgentes, porque no daban abasto con los 500 nuevos ingresos hospitalarios que acumulaban cada día. A finales de octubre, Bélgica superaba el número máximo de hospitalizados de marzo, en lo peor de la pandemia. También, ante la saturación de los centros, se limitó la realización de pruebas a las personas con síntomas.
El portavoz subrayó que "la disminución real de la curva está delante pero no inmediatamente delante" de la realidad de la pandemia en Bélgica, que aún arroja una incidencia acumulada de 1.758,1 nuevos casos por 100.000 habitantes en los últimos 14 días y una tasa de positividad en los análisis del 27 %.
Qué medidas se han aplicado
Bélgica muestra una evidencia que, aunque ya es conocida, debe subrayarse: los efectos beneficiosos de las medidas tardan en verse y es difícil atribuirlos a una medida en concreto. ¿Ayuda más a parar los contagios un toque de queda nocturno o cerrar la hostelería y restauración en cualquier horario? ¿Es necesario -o inevitable- llegar a un confinamiento domiciliario o a cerrar todos los comercios no esenciales y los colegios, como en marzo?
Cuando ya era el primer país de la Unión Europea con más incidencia de coronavirus, Bélgica tomó medidas estrictas. El 16 de octubre, las autoridades belgas anunciaron que a partir del día 19 se cerraban bares y restaurantes durante cuatro semanas.
También se establecía un toque de queda nocturno para todo el país, desde las 0:00 hasta las 5:00 horas -que ya se había puesto en práctica desde el día 14 en las provincias de Brabante Valón (centro del país) y Luxemburgo (sur) y desde el día 8 en Bruselas, que era entonces la segunda capital europea en peor situación, solo por detrás de Madrid-. Una batería de medidas que imitaban las que ya se estaban tomando en Francia.
Dos semanas después de este anuncio, el 30 de octubre, se hizo otro que decretaba la vuelta a un confinamiento entre el 2 de noviembre y el 13 de diciembre, que implicaba el cierre del comercio no esencial y de los colegios hasta el 15 de noviembre -alargando las vacaciones escolares de otoño-. Los encuentros sociales se restringían a un máximo de cuatro personas en los espacios públicos y se limitaban las visitas en los hogares a una persona por domicilio. De esta forma, con lo que en la práctica era un semiconfinamiento, se abría la mano a un cierto grado de contacto social, pero preferiblemente al aire libre.
Primero la hostelería, luego los colegios y los comercios y durante estas tres semanas de confinamiento se ha mantenido además la obligación de que las empresas que puedan funcionen exclusivamente con teletrabajo. Una a una o todas en combinación, estas medidas han dado ahora sus primeros resultados, pese a la dificultad de acometerlas en un país en el que en las reuniones del Gobierno federal participan los líderes de las regiones belgas y había discrepancias entre las dos principales, Valonia -la más afectada del país- y Flandes, respecto a la contundencia de las medidas que se planteaban.
"Hay que mantener los esfuerzos al ritmo actual aún durante largas semanas antes de que podamos encontrarnos relativamente seguros. Evidentemente, no es el momento de bajar los brazos", insiste el portavoz del grupo de expertos belga.
La situación de Bélgica, con semanas de adelanto respecto a otros países europeos en su misma situación, es un augurio para países como España, que también están aplicando nuevas y duras restricciones, pero que provocan en paralelo la contestación social, en este caso del sector de la hostelería.
En Alemania, que bate récords diarios de contagios, miles de personas han protestado en las calles contra las medidas de confinamiento parcial en vigor desde esta semana. También ha habido concentraciones en Italia, que está aplicando también su propia receta de confinamientos blandos en las regiones más afectadas, coincidiendo con el anuncio de nuevas ayudas por valor de 2.500 millones para paliar los efectos de la crisis económica.