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Elecciones EE.UU.

Pensilvania, la profecía de Biden: "Desde esta casa a la Casa Blanca con la gracia de Dios"

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Joe Biden posa junto a asus nietas en la casa de su infancia en Scranton, Pensilvania, el día de la jornada electoral.

Pensilvania, corazón industrial del llamado Cinturón del Óxido de Estados Unidos y estado natal de Joe Biden, ha terminado por dar la presidencia al candidato demócrata. Los 20 delegados electorales que otorga este estado han sido clave para que Biden sea el nuevo inquilino de la Casa Blanca tras un recuento de infarto que ha durado días.

El candidato demócrata, que nació en la ciudad de Scranton, volcó en este estado todos sus esfuerzos durante la campaña electoral, que terminó precisamente allí. "Desde esta casa a la Casa Blanca con la gracia de Dios. Joe Biden. 3/11/2020", escribió en la pared del salón de su hogar natal el día de las elecciones. Scranton es un fiel reflejo de la realidad del estado: una ciudad de orgullosa tradición industrial y obrera pero en decadencia en las últimas décadas, debido a la desindustrialización de toda esta región alrededor de los Grandes Lagos de Estados Unidos.

Biden prometió hacerse con Pensilvania, estado que ganó como vicepresidente con Barack Obama y que Donald Trump arrebató a Hillary Clinton en 2016 por apenas 40.000 votos. "Vamos a ganar aquí y le mostraremos al mundo lo que viene después", afirmó eufórico en uno de sus últimos discursos en la ciudad de Pittsburgh.

La "muralla azul" da la espalda a Trump

Hasta 2016, Michigan, Wisconsin o Pensilvania habían sido feudos demócratas de larga tradición, al menos tres décadas, pero el actual presidente se impuso en ellos a Hillary Clinton, aunque fuera por márgenes estrechísimos: en todos fue inferior a un punto. Trump era el primer candidato republicano en ganar Pensilvania después de George Bush padre en 1988. La conquista del Cinturón del Óxido gracias al apoyo de los trabajadores blancos sin estudios superiores fue, sin duda, el triunfo más espectacular y decisivo de Trump.

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Ahora esos mismos estados, pero más concretamente Pensilvania, han terminado dando a Biden la presidencia. El candidato demócrata sabía que buena parte de sus opciones pasaban por recuperar esos territorios, por lo que volcó su campaña en esa región, especialmente en Pensilvania, y en los trabajadores industriales que dieron la espalda contra pronóstico a Clinton.

Si mantenía los 20 estados que ganó Clinton y vencía en el Cinturón de Óxido, llegaría a la Casa Blanca, sin importar siquiera el resultado de Florida, el estado clave desde 2000, ni Ohio, el estado que siempre elige al presidente desde 1964 y que lo ha dejado de hacer en 2020. Finalmente también se ha hecho con Arizona, estado donde no ganaba un demócrata desde 1996.

Promesas de reindustrialización fallidas

La clave de la victoria en estos estados para Donald Trump fue la promesa de volver a traer aquí una industria en decadencia por la globalización de la economía, como la manufacturera o la del automóvil, antaño orgullo nacional. El famoso lema de campaña de Trump, Make America Great Again (Que América sea grande de nuevo), hacía referencia en buena parte a estados como Pensilvania, la fábrica de Estados Unidos durante el siglo XX, pero en decadencia en el XXI.

Cuatro años después, estas promesas no se han cumplido y pese a la recuperación de empleo que se ha vivido durante el mandato de Trump, el Cinturón del Óxido norteamericano sigue adoleciendo de un desempleo crónico.

Pensilvania, estado clave para llegar a la Casa Blanca

"Trump prometió volver a abrir las fábricas, recuperar el dinamismo industrial y la recuperación de esa zona", algo que nunca llegó a ocurrir, según explica a RTVE.es Áurea Moltó, directora de Política Exterior. El presidente orientó su política económica a un proteccionismo que buscaba recuperar la industria estadounidense, y para ello incluso subvencionó algunos sectores, para incentivar la producción y el consumo local.

Pensilvania, de mayoría blanca, tiene un gran porcentaje de trabajadores desempleados, una "clase obrera que se ha empobrecido" tras la crisis del 2008 y que vio en Trump la figura de un salvador, pero que terminó incumpliendo sus promesas.

Los efectos arrolladores de la pandemia

Sin embargo, esta clase obrera es ahora más frágil ante la crisis sanitaria y económica provocada por la COVID. La pandemia ha golpeado con gran fuerza a Estados Unidos y se ha cebado con los sectores de la población más vulnerables, que son precisamente aquellos sin seguro médico en un país sin sanidad pública universal.

En Pensilvania existía un "temor a lo que estaba pasando con el virus y a un gobernante que podía dejarlos desprotegidos", según explica Moltó. La victoria aquí de Biden y en los otros estados del medio oeste industrial "es una unión de que no se han cumplido promesas económicas asentadas sobre una fantasía" y el miedo a la crisis sanitaria.

El candidato demócrata basó buena parte de su campaña en atacar la gestión de la pandemia de Trump, que ha dejado casi diez millones de contagiados y más de 235.000 fallecidos, y le ha funcionado en una población expuesta al contagio en un país donde llevar la mascarilla es un símbolo político.

Los votantes en Pensilvania han optado por Biden por la "mayor confianza en la seguridad de su salud que les ofrece", señala Moltó. Sin la pandemia, opinan muchos analistas, Trump podría haber ganado sin mayores problemas la reelección, pero la aparición del coronavirus cambió todo para él y su impacto en regiones como esta han inclinado, por poco, la balanza para Biden.

La importancia de Scranton

Biden ha reivindicado en múltiples ocasiones su origen en un hogar humilde de Scranton, una pequeña ciudad de 70.000 habitantes conocida como Electric City. De tradición industrial y minera, entró en decadencia y lleva perdiendo población desde la segunda mitad del siglo XX. El demócrata ha recurrido a los valores que según él representa esta ciudad, como "el trabajo duro" y "tratar a los demás con dignidad y respeto, sin dejar a nadie atrás" para construirse una imagen presidencial como la de un político cercano, humilde y respetuoso, sin el tono agresivo al que ha acostumbrado Trump durante su mandato.

También le ha servido para comparar un pasado de clase trabajadora frente a los privilegios que representa el magnate republicano. "Donald Trump ve el mundo desde Park Avenue [zona privilegiada de Nueva York]. Yo lo veo de donde vengo: Scranton, Pensilvania. Por eso lucharé cada día como presidente por hacer que este país funcione para la clase media y los americanos con bajos ingresos, no solo los ricos y con conexiones".

Este fue uno de sus últimos mensajes en redes sociales antes de las elecciones que han colocado a Biden, 77 años después de su nacimiento en Scranton, en la Casa Blanca.