Por qué ha ganado Biden (y perdido Trump): la movilización de las bases y el desgaste por la pandemia
- El demócrata ha ganado gracias a la movilización de un electorado cada vez más diverso y harto de Trump
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La movilización de las minorías, el récord del voto por correo y el hartazgo de buena parte de estadounidenses en unas elecciones en plena pandemia han impulsado a Joe Biden a la Casa Blanca, que ha logrado arrebatar hasta tres estados decisivos a Donald Trump a pesar de la clara división que dibuja el nuevo mapa electoral de Estados Unidos.
Con una campaña marcada por la crisis sanitaria y económica que atraviesa el país por la COVID-19, la tensión social y la injusticia racial, el presidente electo demócrata pondrá fin a la era Trump para, en sus propias palabras, "acabar con la oscuridad".
"Biden ha ganado porque le ha votado más gente y ha captado un voto transversal, más allá del análisis de lo que ha supuesto Trump para la política estadounidense, un populista, nacionalista, aislacionista y con un gran ramalazo xenófobo", resume la directora de Política Exterior, Áurea Moltó. Y estos más de cuatro millones de votos de diferencia que se han traducido en 279 votos electorales no se entienden sin el papel de las minorías.
"El voto afroamericano ha sido muy crucial y ha marcado una importante ventaja para Biden, pero, sobre todo, su victoria se debe a la alta participación electoral", señala el profesor de la American University Ernesto Castañeda.
La celebración de los partidarios de Biden inundaba las calles de todo el país este sábado. Desde la capital, el profesor analiza la celebración: "Hoy hay un gran ambiente de fiesta en Washington, hay tanta gente alrededor de la Casa Blanca que no se puede llegar. Muchas familias afroamericanas gritan 'madame vicepresident' por Kamala Harris, es algo histórico y sienten que ya era hora de tener esa representación simbólica en la Casa Blanca".
El voto por correo, decisivo
La falta de un resultado en la noche electoral dio paso a casi cinco días de incertidumbre, exasperación y ansiedad por el retraso en el recuento del voto anticipado. En unos comicios marcados por la pandemia, más de 101 millones de personas optaron por esta vía, una cifra récord. Alrededor de 65 millones, más de la mitad, recurrieron al voto por correo, según datos de la Universidad de Florida.
“Trump ha despreciado ese voto incomprensiblemente“
Trump sembró durante meses dudas sobre la legitimidad de esta vía, y sigue haciéndolo, pues no reconoce su derrota. Sin embargo, hora a hora, el mapa electoral de Trump, vencedor en territorios decisivos como Ohio y Florida, ha ido tiñéndose de azul a medida que avanzaba el escrutinio de estas papeletas.
"Trump ha deslegitimado el voto por correo desde verano y lo ha encasillado como un voto fraudulento, llamó a la movilización el día de la elección. Ha movilizado muchísimo, pero Biden más porque ha conseguido un voto transversal de jóvenes, minorías, mujeres y ha aprovechado esa alternativa de voto a su favor. Incomprensiblemente, Trump ha despreciado ese voto", subraya Áurea Moltó.
La pandemia, guinda final del hartazgo
En un país que acumula más de nueve millones de contagiados de COVID-19 y más de 236.000 fallecidos, la pandemia ha sido el factor más determinante en las elecciones, según la experta. "Es muy probable que Trump hubiera sido reelegido, tenía un dato de altísima popularidad y unos datos económicos muy favorables antes. La pandemia ha provocado una crisis sanitaria gravísima en el país, que ha movilizado muchísimo el voto", explica.
“Muchos han visto que estaban en manos de un presidente incapaz de gestionar algo claramente clave“
Basta con el contraste de las convenciones de agosto en las que Biden y Trump se proclamaban candidatos a la Presidencia. El republicano, desde la Casa Blanca, sin distancia social; el demócrata, ante una sala vacía y con mascarilla. Muchos creyeron que cuando Trump contrajo la enfermedad, cambiaría de retórica. No fue así, aseguró que se trataba de una "bendición de Dios" y aprovechó cualquier oportunidad para burlarse de la mascarilla de un rival al que decía "escondido en un sótano" mientras amenazaba con despedir a su principal asesor científico en el cierre de campaña.
"Al final, muchos estadounidenses han visto que estaban en manos de un presidente incapaz de gestionar algo claramente clave", añade Moltó. Pero no solo eso, sino que el peso de cuatro años de trumpismo ha acabado por hartar a buena parte de la población, según Ernesto Castañeda.
"Muchos no culpan a Trump del coronavirus, es cierto que no lo causó, pero lo ha manejado mal. Hay mucha gente harta de su estilo abusivo, su violación de los Derechos Humanos. Y Biden ha sido un candidato aceptable para ellos, aunque no para todos", explica. Y aunque la identidad partidaria sigue muy presente en Estados Unidos, "el 5 % de votantes republicanos han cambiado a los demócratas y el 4 % de ellos ha votado a Trump", añade.
La movilización de las minorías beneficia a los demócratas
El cambio demográfico en Estados Unidos está creando un país cada vez más diverso en beneficio del Partido Demócrata, que también gana entre jóvenes y mujeres y está creando todo un movimiento de base, según resumía el senador demócrata Bernie Sanders. Este año, los hispanos ya suponían el 13 % de todo el electorado y se convertían en la primera minoría, seguida de los electores afroamericanos.
Y aunque Trump conquistó Florida gracias al voto hispano de cubanoestadounidenses y venezolanos que comparten sus proclamas sobre el socialismo, este electorado no es monolítico y le ha dado la espalda en otros estados. De hecho, el 66 % del voto hispano ha ido dirigido a Biden y su apoyo ha sido decisivo en dos estados en disputa. "Biden ha logrado una gran movilización de mexicoamericanos en el sureste y latinos y afroamericanos en Georgia y Pensilvania", subraya Castañeda.
La persuasión del voto negro era uno de los mayores retos para el tándem Biden-Harrisdespués de la baja participación en 2016. Y en un año marcado por la tensión racial tras los asesinatos de varios afroamericanos a manos de la policía, los demócratas los han empujado a las urnas con un voto de castigo contra un presidente que ignoraba el racismo sistémico en el país: el 87 % de este electorado ha votado azul, según la encuesta a pie de urna de la NBC .
Un electorado cambiante
El voto de estas minorías ha sido determinantes en feudos republicanos como Arizona o Georgia, con una alta participación negra que este año ha desafiado a las largas colas para votar. Uno de los motivos, según Castañeda, es que "el miedo al cambio demográfico moviliza a mucho votante blanco que no quiere perder privilegios con Trump y genera una reacción de la derecha".
Y aunque el presidente ha recabado más votos que en 2016, ha perdido Wisconsin, Pensilvania y Michigan, los territorios que arrebató a Clinton bajo la promesa de la reindustrialización. "Biden va y viene a su pueblo industrializado en Delaware, que tiene problemas de desempleo, eso le ha ayudado mucho", señala el profesor. Coincide Áurea Moltó, que destaca que Trump no ha cumplido sus promesas de reapertura de las empresas.
Pero más allá de la radiografía del electorado demócrata, Estados Unidos continúa siendo un país muy dividido. Basta con mirar los datos provisionales: el 50,5 % de los ciudadanos optaron por Biden y el 47,7 %, por Trump.