La derrota de Trump abre la fractura en el seno del Partido Republicano
- El escaso apoyo a sus acusaciones de fraude muestra la ruptura en un partido que desde 2016 bascula alrededor del magnate
- Especial elecciones presidenciales 2020 | Enviados especiales de RTVE en Twitter
- Sigue en directo la última hora de las elecciones en EE.UU.
Enlaces relacionados
La derrota de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos y sus acusaciones de fraude han abierto una fractura en el seno del Partido Republicano, que ahora se replantea un futuro en el que tendrá que rehacerse de las cenizas tras cuatro años supeditado al ritmo que ha marcado el magnate.
El silencio de muchos colaboradores de Trump ante sus reticencias a reconocer el triunfo de Joe Biden ha puesto en evidencia las diferencias que han permanecido latentes en este mandato, en el que el impulsivo y personal modo de hacer política del todavía presidente de Estados Unidos, con un marcado tono populista, ha condicionado la estrategia del partido conservador.
El empeño de Trump a la hora de hablar sin pruebas de "fraude" electoral ha llevado a muchos legisladores republicanos a intentar distanciarse de estas acusaciones, comenzando por el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, quien desde el principio fue contundente en su postura: "Decir que has ganado las elecciones y esperar a que termine el recuento son dos cosas distintas", afirmó el jueves, cuando Trump aún mantenía esperanzas de conseguir la victoria.
Posteriormente McConnell fue más explícito, asegurando que "cada voto legal debe contarse. Cualquier papeleta enviada ilegalmente no debe hacerlo. Todas las partes deben observar el proceso y los tribunales están aquí para aplicar las leyes y resolver disputas".
Sin embargo, la presidenta del comité nacional republicano, Ronna McDaniel, mostró el viernes su respaldo a Trump ante el presunto fraude, una postura que, para Jesús Núñez Villaverde, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, "significa un alineamiento del partido que refuerza la decisión de Trump de defenderse a toda costa".
"Se gana con votos, no con balas"
Pero a nivel individual son muchas las personalidades del Partido Republicano que han reconocido la victoria de Biden y han puesto en cuestión la estrategia del todavía presidente, como cmo el exaspirante a la Casa Blanca en 2012 Mitt Romney, el exgobernador de Florida Jeb Bush, el senador por Florida Marco Rubio o el exgobernador de Nueva Jersey y antiguo asesor del presidente, Chris Christie, quien afirmó que el argumento de Trump no tiene "base alguna, estoy completamente en desacuerdo con lo que he escuchado".
Más contundentes han sido algunos representantes republicanos en ciudades con mayoría demócrata, como Adam Kinzinger, de Illinois: "Basta. Punto. Basta. No podemos minar nuestra integridad electoral con comentarios como estos, que pueden incitar a la violencia". Mientras, Denver Riggleman, líder republicano en Virginia, ha afirmado: "Contemos los votos, sí, pero basta de decir tonterías, señor presidente, y respete el proceso democrático que realmente hace grande a América".
Hasta una parte del sector ultraconservador, como el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee, se ha mostrado molesto con la postura de Trump: "Si el presidente pierde, pues pierde. Nunca podemos olvidar que aquí se gana con votos, nunca con balas".
Incluso varios de medios de comunicación llegaron a cortar la comparecencia de Trump por sus acusaciones sin pruebas y Fox News, la referencia informativa del Partido Republicano, desmintió sus palabras.
Falta de respaldo
El entorno más cercano a Trump ha sentido esta postura como una traición y han respondido con acusaciones directas. Dos de los hijos del presidente, Eric y Don Jr, muy activos en la campaña, han condenado lo que consideran una falta de respaldo por parte del Partido Republicano.
"La falta total de acción de virtualmente todos los aspirantes a 2024 es bastante asombrosa. Tienen una plataforma para demostrar que están dispuestos y son capaces de luchar pero prefieren ceder a la mafia de la prensa en su lugar", indicó Eric Trump en su cuenta de Twitter. Poco después, su hermano Don Jr. escribía en la misma red social: "¿Dónde está el Partido Republicano? Nuestros votantes nunca lo van a olvidar".
En una línea más moderada, otra de las hijas del presidente, Ivanka Trump, ha señalado que "todos los votos emitidos deben contarse. Todo voto emitido ilegalmente no debería hacerlo. No debería haber discusiones en ese sentido. Esta no es una discusión partidista: las elecciones libres y justas son la base de nuestra democracia".
Detractores y partidarios
La cuestión ahora es qué pasará con un Partido Republicano que, sin Trump, adolece de una evidente falta de liderazgo, una circunstancia que ya en 2016 propició que el magnate se convirtiera, contra todo pronóstico, primero en candidato a la Casa Blanca y posteriormente en presidente de los Estados Unidos.
La forma de hacer política de Trump, a golpe de tuit, con opiniones incendiarias y posicionándose ante la opinión pública como un enemigo -y no como parte- del aparato político, le ha valido numerosos detractores pero también ha conseguido un apoyo importante en las bases electorales, incrementando, pese a la derrota, su número de votantes en siete millones respecto a los comicios de 2016. Trump ha logrado en esta ocasión 70 millones de votos, más que ningún otro candidato republicano en la historia de Estados Unidos.
Con el viento a favor, Trump ha logrado que el Partido Republicano se amolde a su peculiar estilo y pocas voces internas se han levantado en su contra, pero ahora el panorama pueden ser distinto.
"En otras situaciones en las que ha estado perdido o ante un desafío, el partido se reorganiza con cosas genéricamente diferentes o con ajustes. Quizá el Partido Republicano sólo necesite ajustes para librarse de los excesos personales del presidente Trump", asegura a EFE , Pope McCorkle, profesor de la escuela de Política Pública de la Universidad Duke, en Carolina del Norte, quien pone en duda que la situación sea "desesperada".
¿'Trumpismo' sin Trump?
Pero el 'trumpismo' -con o sin Trump en la presidencia- es un hecho en un país fracturado por cuestiones como el racismo, las divisiones sociales o la gestión de la pandemia. Todo ello, mezclado con la existencia de milicias armadas, un riesgo que hace temer la existencia de estallidos de violencia que puedan poner en riesgo la estabilidad del país.
"El 'trumpismo' está aquí para quedarse, al menos una temporada y eso es una realidad que algunos no esperaban", aseguraba el jueves el ex secretario general de la OTAN Javier Solana en una entrevista en RNE.
"Trump ha mostrado que está dispuesto a todo y sigue teniendo capacidad como presidente para tomar decisiones que pueden no solamente crear problemas de aquí al 20 de enero sino incluso hipotecar la presidencia de Joe Biden", asegura al Canal 24 Horas Jesús Núñez Villaverde.
El populismo de Trump ha trascendido los límites del voto conservador y ha sabido ir más allá del votante medio republicano -hombre blanco, trabajador y habitante de zonas rurales- para alcanzar nuevos caladeros de votos que, aunque ahora han sido insuficientes, plantean al Partido Republicano nuevos retos.
La más que probable mayoría conservadora en el Senado debe ser la primera piedra para intentar en 2024 el regreso a la Casa Blanca. Con Trump o sin Trump.
Porque la ley no impide al magnate volver a aspirar a la presidencia en 2024, fecha en la que contaría con 78 añois. Solo un presidente en Estados Unidos, Grover Cleveland, sirvió en dos mandatos no consecutivos (1885-1889 y 1893-1897) y parece complicado que Trump pueda conservar los apoyos en su partido para optar a volver a la Casa Blanca.