Los retos de Biden: unificar el paÃs, gestionar la pandemia, recuperar la economÃa y volver a la escena internacional
A partir del 20 de enero, fecha señalada en la Constitución de EE.UU. para la ceremonia de investidura frente al Capitolio, son muchos los retos que afronta Joe Biden como presidente de Estados Unidos. El primero de ellos es unir a un país que, actualmente y tal como han demostrado las urnas, se encuentra dividido y totalmente polarizado. Otro reto será tomar las riendas de la lucha contra la pandemia del coronavirus tras una estrategia, la de Trump, que muchos han juzgado equivocada y que ha provocado ya en el país más de 235.000 muertos.
Es precisamente la pandemia la que ha hecho que una de las bazas de Trump de cara a la reelección, la economía, pasara a un segundo plano y retrocediera en una crisis que ahora Biden deberá solventar. Y, por último, el futuro presidente de Estados Unidos tendrá que decidir el papel de su país en un mundo cambiante y tras cuatro años de una política exterior que algunos analistas califican de populista, nacionalista y aislacionista.
Unir a un país polarizado
La unidad se ha convertido en uno de los objetivos centrales de la campaña electoral del ya presidente electo de Estados Unidos. En su último discurso, antes de conocerse su victoria, Biden se dirigía a los estadounidenses con un mensaje claro: "Queremos que nuestro país se una, no que se desmorone".
"Tiene que reclamar la vuelta a una unidad nacional y para volver a ella habrá que atender a aquellos sectores que fueron demócratas y pasaron a votar republicano", señala a RTVE Gustavo Palomares, profesor de Relaciones Internacionales en la UNED y en la Escuela Diplomática. Una unidad nacional que, en primer lugar, tendrá que conseguir en el Congreso tras los duros enfrentamientos entre demócratas y republicanos vividos durante los últimos cuatro años.
Para Áurea Moltó, directora de la revista 'Política Exterior', el nuevo presidente de Estados Unidos tendrá que evitar que "haya una obstrucción enfermiza de los republicanos en el congreso, que no impidan sus políticas y que los demócratas estén dispuestos a trabajar y negociar con los republicanos. No es fácil. Trump y Obama no pudieron hacerlo, pero Biden puede hacerlo porque conoce a mucha gente conservadora". Moltó ya anticipa que Biden no lo tendrá sencillo. "No va a poder cumplir una agenda más progresista como la que le piden", señala a RTVE la directora de la revista 'Política Exterior'.
Biden se ha convertido en el candidato presidencial más votado de Estados Unidos, consiguiendo aún más apoyo que el obtenido por el popular Barack Obama en su primera victoria. Más de 74 millones de americanos han apostado por él. Pero frente a ese hecho se encuentra también que Donald Trump ha obtenido cerca de seis millones de votos más que hace cuatro años. Setenta millones de electores han apostado por un político que, ahora, les pide que presenten batalla y acusa a Biden de querer "robar" las elecciones con "votos ilegales". Unas acusaciones que, según algunos analistas, podrían tener consecuencias impredecibles. Acercar los polos de una sociedad tan polarizada se configura como una de las principales prioridades para que el país pueda avanzar.
La gestión de la pandemia
Mucho se ha hablado en las últimas semanas sobre el papel que ha podido jugar la pandemia del COVID-19 en esta batalla electoral. Su gestión podría haberle pasado factura a Trump pero, además, el miedo a los contagios hizo que mucha gente votara por correo, el mismo voto que ahora está en el centro de la polémica del recuento.
“El factor determinante ha sido la pandemia y si no hubiera pandemia es muy probable que Trump hubiera sido reelegido“
"El factor determinante ha sido la pandemia y si no hubiera pandemia es muy probable que Trump hubiera sido reelegido", señala Moltó. "Un dato es la altísima popularidad de Trump antes de la pandemia y unos datos económicos muy favorables y muy buenos. La pandemia ha echado atrás un resultado económico. Los medios nos hemos olvidado de hablar de los estragos que está causando la pandemia en Estados Unidos", apunta una experta.
Biden, consciente de ello, se dirigía este sábado a los estadounidenses antes de que se conociese oficialmente su victoria y anticipaba que entre las prioridades de su gobierno estará combatir el virus, restaurar la confianza, crear una estrategia nacional coherente, que los tratamientos sean accesibles para toda la población, dar ayudas económicas a los sectores afectados y colaborar con otros países para evitar nuevos contagios. Para ello, por ejemplo, ofrecerá ruedas de prensa diarias con los datos de la epidemia.
Mientras, el entorno de Trump ha señalado la gestión del coronavirus como una de las claves de la derrota electoral del presidente saliente. En particular se han referido a la desinformación y a la actitud despectiva, que habría alejado a votantes de más edad. "Muchos estadounidenses han visto que estaban en manos de un presidente incapaz de gestionar algo claramente grave. Las imágenes de hospitales colapsados, enterramientos, ciudades cerradas, debacle económica", señala el profesor Gustavo Palomares.
Estados Unidos ha registrado hasta el momento más de 9.790.000 casos de coronavirus y 236.000 muertes. En las tres últimas jornadas de las que se dispone de datos se han batido consecutivamente los récords de contagios diarios con 132.540 nuevos positivos solo en el recuento del viernes.
Volver a impulsar la economía
La paralización de la actividad a la que obligó el SARS-CoV-2 en la pasada primavera hundió a la economía estadounidense, al igual que al resto de economías mundiales: en el segundo trimestre de este año, el producto interior bruto caía un 9 % respecto al trimestre anterior y un 32,9 % en tasa anualizada, al tiempo que se esfumaban más de 22 millones de empleos y la tasa de paro rozaba el 15 % en abril.
"La economía llega destrozada por la COVID-19", señala el politólogo y profesor de la American University, Ernesto Castañeda, a RTVE. "No va a ser fácil, me temo que habrá una recesión económica el próximo año y no será culpa de Biden sino de los efectos del coronavirus", apunta Castañeda, que señala que el nuevo gobierno deberá poner en marcha muchos programas para ayudar a los desempleados.
La pandemia ha sacado a la luz los desequilibrios que ya estaban presentes en la economía estadounidense, como la brecha entre ricos y pobres: en 2019, el 20 % de los hogares más acaudalados acapararon el 51,9 % de las rentas familiares, mientras el 20 % con menos recursos recibía el 3,1 % de las rentas. Es una tendencia que venía de décadas atrás, aunque los economistas creen que la reforma fiscal de Trump ha acentuado esas diferencias.
Rediseñar el papel de EE.UU. en el mundo con un cambio en su política exterior
En política exterior, los demócratas han criticado que el lema de "America, first" ( "Estados Unidos, primero" ) se convirtió en realidad en "Estados Unidos, solo". Mientras los americanos votaban, salían del Acuerdo de París contra el cambio climático. Antes, Trump había roto relaciones con organismos globales como la OMS. La idea del nuevo presidente es dejar claro que su país está de vuelta en el panorama internacional. Y eso toca de lleno a la Unión Europea.
Buena parte de la comunidad internacional confía en que Estados Unidos volverá al Acuerdo de París sobre el Cambio Climático, al acuerdo sobre el programa nuclear de Irán, a apostar por la OTAN y la UE, y a impulsar los acuerdos de libre comercio e inversiones en Europa y el Pacífico.
"La administración Biden tiene que colocar a la UE como un aliado histórico y no como un rival, ni como el enemigo en que le ha convertido la guerra económica de los últimos cuatro años", señala el profesor de Relaciones Internacionales en la UNED, Gustavo Palomares. Una guerra que ha afectado especialmente a España, por la subida de aranceles en sectores estratégicos como el aceite de oliva, el vino o los cereales.
"El coste económico de las sanciones de Trump a la UE y, concretamente, a los productos españoles tendría un coste de unos 760 millones de euros, así que para España el cambio de administración puede ser muy beneficioso", apunta Palomares. Desde la Unión Europea han calificado la victoria de Trump como un "gran día" para Estados Unidos y para Europa y han mostrado su esperanza de "reconstruir" e "intensificar" cuanto antes la relación transatlántica.
Otra de las cuestiones con las que tendrá que lidiar Biden es la cuestión palestina. Durante estos cuatro años Trump ha tomado una serie de decisiones polémicas sobre este asunto. La primera de ellas fue la decisión de Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Polémico fue también el "plan para la paz" en Oriente Medio, diseñado por su yerno, Jared Kushner.
Incógnita es, también, la posición que la nueva administración de Biden podría adoptar respecto a Irán, un país con el que Trump ha vivido periodos de alta tensión, o China, con la que entabló una guerra comercial mediante la imposición mutua de aranceles. Un posible deshielo con Pekín podría tener consecuencias en terceros países terceros como México, con el que, en los últimos tiempos, había aumentado la relación comercial.
El gobierno mexicano que, por el momento, no reconoce la victoria de Biden hasta que se resuelvan las demandas judiciales, pero que confía, no obstante, en conseguir una relación más estable con Biden, al tener una mayor afinidad ideológica. Durante la campaña electoral el candidato demócrata prometió detener la construcción del famoso muro fronterizo y reestructurar las medidas migratorias más polémicas impuestas por Trump como el MPP, conocido como 'Quédate en México', que obliga a miles de solicitantes de asilo a esperar en las ciudades fronterizas mexicanas mientras se tramita su petición de asilo en Estados Unidos.
La agenda internacional de Biden también se centrará en su relación con otros países de América Latina. Uno de ellos es Venezuela. Las amenazas entre Trump y Maduro fueron numerosas a lo largo de estos últimos años. Del mismo modo, la relación entre Cuba y Estados Unidos, que con Barack Obama se había distendido, ha vuelto a tensarse tras la decisión de Washington de imponer numerosas sanciones económicas a la isla.