Sáhara Occidental, una descolonización pendiente
- Hace 45 años, España dejaba el territorio en manos de Marruecos y Mauritania, incumpliendo sus obligaciones internacionales
- Las cuerdas se han ido tensando progresivamente, ante la indiferencia internacional y la inoperatividad de Naciones Unidas
Si usted busca “Territorios no Autónomos” en la web de Naciones Unidas, encontrará una lista de 17 lugares considerados internacionalmente como “territorios cuyos pueblos no han alcanzado todavía la plenitud del gobierno propio”; es decir, pendientes de descolonización. Y entre esos 17, el mayor y el único en el continente africano es el Sáhara Occidental, antiguos Sáhara español y provincia 53 del Estado Español.
Hace unos días, el pasado 14 de noviembre, se han cumplido 45 años la firma en el palacio de la Zarzuela, de los llamados “Acuerdos de Madrid”, por lo que España, incumpliendo sus obligaciones internacionales, dejaba el territorio en manos de Marruecos y Mauritania. Paradójicamente, el 18 de noviembre, las Cortes aprobaban la Ley de Descolonización del Sáhara, por la cual se daba luz verde al Gobierno para iniciar la descolonización del territorio. Es más, España comunicó al secretario general de la ONU, que abandonaría el territorio el 26 de febrero de 1976. Abandono, contraviniendo los compromisos internacionales, que no transferencia de la soberanía (cosa imposible legalmente, ya que su titular era y es el pueblo saharaui) ni de la administración. Conocedor de que el derecho internacional avalaba sus reivindicaciones, el Frente Polisario, según expira la presencia del Estado Español el 26 de febrero de 1976, proclama el 27 de febrero, la República Árabe Saharaui Democrática en Bir Lehlu, pequeña localidad dentro del Sáhara Occidental.
El Acuerdo de Madrid, sin validez en el derecho internacional
En suma, los Acuerdos de Madrid, incumplidos en varios puntos y sin validez según el derecho internacional, no pusieron fin a las responsabilidades internacionales de España. Es más, ante la ONU, sigue siendo de ‘iure’ la potencia administradora. Por si hubiese alguna duda, el 19 de enero de 2002, Hans Corell, Secretario General Adjunto de Asuntos Jurídicos, envía un documento al Secretario General de Naciones Unidas, Kofi Annan, en el que indica que “el Acuerdo de Madrid no transfirió la soberanía sobre el Territorio ni confirió a ninguno de los signatarios la condición de Potencia administradora, condición que España, por sí sola, no podía haber transferido unilateralmente. La transferencia de la autoridad administrativa sobre el Territorio a Marruecos y Mauritania en 1975 no afectó la condición internacional del Sáhara Occidental como Territorio no autónomo”.
Pero, sobre el terreno, los Acuerdos de Madrid no abrieron la puerta a la descolonización obligada, sino a una guerra y permitieron la ocupación del territorio por parte de Marruecos y Mauritania, que se retiró en 1979 y cuya parte tomó Marruecos y que, desde entonces, controla el llamado ‘Sáhara útil’, rico en pesca y fosfatos, y para cuya defensa ha levantado un muro militar de unos 2.700 kilómetros.
Alto el fuego y un referéndum de autodeterminación
Tras 16 años de guerra, el 6 de septiembre 1991, entró en vigor el alto el fuego entre Marruecos y el Polisario, acordado por Naciones Unidas dentro de un plan de paz que debía concluir con la celebración de un referéndum de autodeterminación.
Por aquellos días, en los campamentos de refugiados saharauis en la región argelina de Tinduf, se respiraba alegría como nunca hasta entonces. En un mar de jaimas, los saharauis tenían sus baúles prestos para la partida, pero sus esperanzas se vieron frustradas. Pese al despliegue de la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO), cuyas dos grandes tareas son garantizar el alto el fuego y celebrar un referéndum en el que el pueblo saharaui opte bien por la independencia, bien por la integración en Marruecos. Para esta consulta, se elaboraría un censo en base al elaborado por España en 1974. En 1999, la MINURSO presenta una lista con 86.425 personas con derecho a voto, número insuficiente según Marruecos, que alega que debía incluir a unos 240.000 votantes.
Desde entonces, Rabat ha cambiado la composición social de sus “Provincias del Sur” y los saharauis son hoy una minoría en su tierra. Además, explota los recursos de un territorio que considera suyo, pese a lo determinado el derecho internacional y los dictámenes de organismos internacionales.
De las jaimas a los campos de refugiados
Mientras, a sendos lados del muro, se acumula la frustración de los saharauis. En los campamentos de refugiados, las construcciones de adobe y ladrillo han sustituido a buena parte de las jaimas, símbolo de su orgullosa libertad. En la zona ocupada, la represión no ha logrado acallar a la juventud saharaui que reclama libertad y derechos.
Sin referéndum. Sin guerra, pero sin paz. Sin esperanza de una pronta solución de este largo conflicto. En el Sáhara Occidental, las cuerdas se han ido tensando progresivamente, ante la indiferencia internacional y la inoperatividad de Naciones Unidas. Los enfrentamientos de los últimos días son los más graves desde el alto el fuego. Pero más allá de las demostraciones de fuerza, queda patente la falta de decisión de Naciones Unidas, de esa llamada “comunidad internacional”, para cerrar de una vez por todas este largo conflicto.