Las claves de la futura 'ley trans': por qué hay posturas enfrentadas dentro del feminismo
- Una parte rechaza retirar el requisito del diagnóstico y el tratamiento para cambiar en el registro y niega la infancia trans
- Las personas trans reivindican sus derechos y niegan los "bulos" que dicen que se vierten para deslegitimar la futura ley
Ni siquiera hay un texto definitivo, pero la ley que está preparando el Gobierno de coalición para proteger los derechos de las personas trans lleva semanas levantando críticas, especialmente, entre una parte del sector feminista que niega o cuestiona la identidad de género. Dos son las claves de la futura norma que suscitan cierta polémica: la despatologización de las personas trans y que los menores de edad puedan cambiar de sexo en el registro. Las personas trans defienden que estas cuestiones son derechos humanos, pero una parte dentro del feminismo considera que la futura ley supone un retroceso en la lucha por la igualdad y puede perjudicar a los menores.
La división dentro del feminismo ha llegado incluso dentro de los partidos del Gobierno de coalición. Así, en julio, el PSOE difundió un documento interno, elaborado por la Secretaría de Igualdad que dirige la vicepresidenta primera del Ejecutivo, Carmen Calvo, que critica que las leyes que reconocen la autodeterminación de género "desdibujan a las mujeres como sujeto político y jurídico, poniendo en riesgo los derechos, las políticas públicas de igualdad y los logros del movimiento feminista".
Pero tanto la ministra de Igualdad que está desarrollando la ley, Irene Montero (Podemos), como la portavoz del Ejecutivo y ministra de Hacienda, María Jesús Montero (PSOE), han defendido que la ley corrige una “deuda histórica” con las personas trans por la vulneración de sus derechos y ante los elevados índices de discriminación que sufre este colectivo.
El Ministerio de Igualdad abrió el pasado 30 de octubre y hasta este miércoles una consulta pública para recibir la opinión de la ciudadanía antes de elaborarlo. Hay unas claves que ha avanzado Irene Montero y que se basan en la proposición de ley que presentó Podemos en 2018. Un texto que surgió del estrecho trabajo durante más de cinco años con la Plataforma Trans, asociaciones y familias. Las claves son las siguientes:
Despatologización de las personas trans
Se espera que la futura ley elimine el requisito para cambiar de sexo en el registro civil del diagnóstico médico o psicológico de disforia de género -o trastorno de identidad de género- y el tratamiento hormonal obligatorio por dos años. La ley actual, la 2/2007 de 15 de marzo, supuso un hito al eliminar el requisito de la cirugía del cambio de sexo, pero aún impone un diagnóstico y un tratamiento médico.
Las personas trans defienden que su identidad de género -el sexo con el que se identifican, independientemente de con el que han nacido- es "inherente" a la persona y no un "trastorno", y que "son" y no "se hacen" hombre o mujer por cambiar su cuerpo o su nombre en el registro civil. Sobre el requisito actual del diagnóstico, la presidenta de la Plataforma Trans, Mar Cambrollé, denuncia que se estigmatiza a las personas trans como "enfermas mentales", lo cual es una "violación de su dignidad y es altamente discriminatorio". Además, “¿qué tendrá que ver cómo yo me sienta o me quiera llamar para que tenga que hacer cambios físicos en mi cuerpo”?, prosigue.
La Sociedad Española de Psiquiatría emitió un comunicado el pasado jueves avalando la despatologización de las personas trans, como también han hecho varias organizaciones internacionales. La Organización Mundial de la Salud eliminó en 2018 la transexualidad como un trastorno y en 2015, el Consejo de Europa instó en una resolución a los países miembros a desarrollar procedimientos rápidos y basados en la autodeterminación de género para cambiar el nombre y el sexo en los registros. También recomendó eliminar la obligatoriedad de tratamientos médicos o diagnósticos. En España, el derecho a la autodeterminación de género está reconocido en las leyes autonómicas de ocho comunidades -Madrid, Comunidad Valenciana, Navarra, Baleares, Extremadura, Murcia, Aragón y Andalucía.
“Cambrollé: Aquello de que hemos nacido en el cuerpo equivocado es un dogma que nos han impuesto para querer encajar“
No todas las personas trans quieren cambiar su cuerpo. “Aquello de que hemos nacido en el cuerpo equivocado es un dogma que nos ha impuesto la sociedad para sentirnos inferiores y que quisiéramos someter a nuestros cuerpos a cambios para encajar, cambiándonos desde fuera sin mirar lo que había dentro”, denuncia Cambrollé.
Además, obligarlas a hormonarse durante dos años para que se reconozca su identidad supone una "esterilización de facto", prosigue Cambrollé. Y aunque la persona quiera hormonarse para desarrollar rasgos del sexo opuesto al que ha nacido, la ley actual supone un problema. "Un chico o chica, con cinco meses de hormonación, tiene su cuerpo visiblemente cambiado”, pero todavía tiene que esperar año y medio a cambiar su nombre y sexo en el DNI. Cuando un chico trans "ya tiene barba, pelo y voz grave" y es llamado durante un trámite administrativo por el nombre femenino de su DNI, que no corresponde con su identidad, “está siendo expuesto públicamente su intimidad, su honor y su dignidad”: “¿Qué pinta nada un nombre como el de ‘Mari Carmen’ en su documento?”.
“Venegas: Ser mujer no es un sentimiento en la mente de un hombre porque entonces cualquier cosa puede ser considerada mujer“
Lola Venegas, una de las portavoces de la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, que encabeza la histórica diputada socialista Ángeles Álvarez, explica a RTVE.es el rechazo que le produce la futura ley: “Ir al registro y declararme mujer” sin haber pasado un proceso de cambio corporal “no es un derecho”. Cree que los derechos de las personas trans ya están recogidos en la ley de 2007. A su juicio, “ser mujer no es un sentimiento en la mente de un hombre”, porque entonces "cualquier cosa puede ser considerada mujer". Niega que exista la “identidad de género” ya que éste es “una construcción social y cultural” por el que se identifica a las mujeres con los estereotipos sexistas.
Además, cree que las mujeres trans "no pueden ser víctimas de las violencias machistas" porque no han crecido con los "estereotipos" asociados a la mujer y, por tanto, no deberían beneficiarse de las ventajas de las leyes de género. El temor de algunas asociaciones feministas es también que haya hombres que cambien su identidad por la de una mujer para cuestiones como entrar en las cárceles femeninas o para medidas de inserción.
Pero Cambrollé reivindica el ordenamiento jurídico ya que las mujeres trans, una vez “han accedido al cambio de nombre y de sexo, adquieren los mismos derechos del nuevo sexo legal”: “Les guste o no, yo soy una mujer". Y en caso de que haya hombres que se intenten aprovechar de ello, "para eso ya se persigue el fraude de ley".
Según la Memoria del Observatorio de Personas Trans Asesinadas (TMM) de 2020, hay 350 casos reportados de personas trans asesinadas, de las cuales el 98% eran mujeres trans, recuerda Cambrollé, quien añade que la discriminación es “interseccional” por ser mujeres, trans, por ser racializadas y por ser pobres. Según los datos de la Plataforma Trans, más del 80% de las personas trans están excluidas del mercado laboral, de las cuales “el 75% son mujeres”.
No se exigirá ser mayor de edad
También se prevé que la norma quede redactada de tal forma que los menores de edad puedan solicitar el reconocimiento de su identidad de género en el registro, algo que no contempló inicialmente la ley actual pero que corrigió en 2019 el Tribunal Constitucional. En concreto, la proposición de ley de Podemos establecía que no sería necesario el consentimiento de los progenitores para los mayores de 16. En el caso de los menores de esa edad, bastaría uno de los progenitores o tutores legales para solicitar el cambio de registro y, en caso de que éstos estuvieran en contra de la voluntad del menor de cambiar sus datos, “será nombrado un defensor judicial, en los términos establecidos en la legislación civil”.
Aunque algunas críticas digan que se permitiría el cambio de nombre y sexo sin consentimiento de los padres, esto ni es novedad ni es exactamente así. En 2019, el Tribunal Constitucional falló que los menores “con suficiente madurez y que se encuentren en una situación estable de transexualidad" pueden solicitar el cambio de sexo, algo que ya está en vigor y que no establece un límite de edad. Además, el ordenamiento jurídico español ya recoge el “libre desarrollo de su personalidad, conforme a su orientación e identidad sexual”, independientemente de sus padres o tutores, y fija que los poderes públicos puedan actuar para garantizar dicho derecho (artículo 11.2.l de la Ley Orgánica 26/2015, de 28 de julio, que modifica la de Protección Jurídica del Menor de 1996). También el Consejo de Europa, en la misma resolución mencionada anteriormente, insta a reconocer el derecho de los menores a la autodeterminación de su identidad sexual, independientemente de la edad.
“Cambrollé: "Es un bulo, los niños no se pueden hormonar ni cambiar de sexo solos"“
Cambrollé dice que es un “bulo” limitarse a decir que los niños podrán cambiar de sexo sin el consentimiento de los padres: “Los niños no se pueden hormonar ni cambiar de sexo solos”. “Cuando los padres no están de acuerdo, el menor no va solo a un juzgado a pedir el cambio de sexo o al médico a pedir bloqueadores hormonales, sino que son los servicios sociales quienes lo hacen cuando se enteran de que es trans y será el juez el que lo determine, prevaleciendo siempre el derecho al libre desarrollo del menor” que recoge la ley, zanja.
Natalia Aventín fue quien, junto a su hijo Patrick, luchó por esta sentencia del Constitucional en favor de los menores como su hijo, que desde los 11 años trató de cambiar su nombre y sexo en el registro civil. Ahora orienta como activista y presidenta de Euforia-Familias Trans Aliadas a los familiares y al entorno de los menores trans para ayudar a los chavales y crear un entorno favorable de reconocimiento y respeto a su identidad, así como a solventar sus dudas. No hacerlo, o tratar de imponer una identidad que no es la suya a un menor, puede incurrir en el “maltrato” y para eso están “activos los mecanismos de protección de la infancia”.
Lo servicios sociales ya se están haciendo cargo de menores en situaciones en las que no se está respetando este derecho. "Los niños, antes de ser reconocidos y acompañados con amor por sus familias y su entorno, eran niños que tenían pesadillas, tics nerviosos, bajo rendimiento escolar, pensamientos suicidas o eran demasiado introvertidos y, solo desde el respeto a su identidad, desde la expresión del amor, han desaparecido esos problemas", asegura la presidenta de la Plataforma Trans.
Según un sondeo elaborado en 2019 por FELGTB, el 58% del alumnado trans español ha sido víctima de acoso escolar y los menores trans tienen una tasa de abandono escolar un 17% superior al de la población general de la misma edad. Un estudio publicado en 2018 por la Academia Americana de Pediatría demostró que habían intentado suicidarse en EE.UU. el 50,8% de chicos trans, el 41,8% de los adolescentes no binarios y el 29,9% de las chicas trans. Según cifras de la Plataforma Trans, el 83% de los menores transexuales en España piensan en el suicidio y un 40% llega a intentar quitarse la vida.
Los menores tienen derecho a recibir de la sanidad pública un tratamiento para bloquear, una vez llegada a la pubertad, su desarrollo físico y a iniciar un tratamiento a hormonal cruzado después para cambiar su cuerpo hacia el sexo con el que se identifican.
“Venegas denuncia que se impulse a los niños a un camino irreversible que les condicionará toda la vida“
Sin embargo, Venegas niega que exista la “infancia trans”, aunque cree que “un pequeño porcentaje” de niños sufre “disforia de género”. Menciona para ello un informe de la Unidad de Transexualidad e Identidad de Género de Málaga, del que se desprende que solo el 15% de niños con disforia de género es en realidad transexual. Asegura además que “muchos activistas están convenciendo por internet a las niñas de que, si no les gustan los estereotipos machistas, es que son niños y no niñas y es una barbaridad”. Cree también que algunos de los niños que dicen ser del género opuesto a su sexo biológico son en realidad “gays o lesbianas”. Por último, denuncia que impulsar a los tratamientos de bloqueo de desarrollo en menores y de hormonación conduce “de forma responsable y criminal a que los niños empiecen un camino irreversible que les va a condicionar toda la vida”.
“La primera paliza que me dio mi padre con cinco años no era porque fuera maricón o quisiera ser gay, sino porque me expresaba como una niña", responde Cambrollé: "¿Cómo me van a contar lo que es ser un niño trans las personas que no lo han vivido en sus carnes?”.
Reconocimiento para las personas extranjeras y no binarias
La futura ley también permitirá, en principio, que las personas extranjeras con residencia legal en España puedan solicitar el cambio de nombre y sexo su tarjeta de residencia o permiso de trabajo. El único requisito que aparece en el texto que se registró en 2018 es que acrediten la imposibilidad legal de rectificar la mención registral relativa al sexo y/o el cambio de nombre en su país de origen o ello signifique riesgo para su propia vida o que el proceso implique una patologización.
Por último, reconocerá con categoría jurídica a las personas no binarias, es decir, aquellas cuya identidad se ubica fuera de los conceptos de hombre y mujer o de masculino y femenino, o fluctúa entre ellos.
El Consejo de Europa también instó en una resolución de 22 de abril de 2015 a los estados miembros a considerar la inclusión de una tercera opción de género en los documentos de identidad de las personas que así lo deseen. El primer país en incorporar en el registro una tercera categoría de género fue Australia (2003) y le han ido siguiendo otros como Alemania, Dinamarca, Nepal, Canadá, Pakistán, algunos estados de EE.UU., Reino Unido y Nueva Zelanda.
La Plataforma Trans denuncia por último que las personas trans están siendo "acosadas" con "discursos de odio brutales" y compara la reacción de algunos sectores a la que hubo con otras leyes novedosas como la del divorcio, el aborto o el matrimonio homosexual: "El avance de los derechos siempre ha despertado el furor del que tiene los privilegios".