'Satélite Sam': secretos, poder, sexo, racismo y política en la edad de oro de la televisión norteamericana
- Se reedita el estupendo thriller de Matt Fraction y Howard Chaykin publicado en 2013
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Howard Chaykin (1950) es uno de los grandes del cómic norteamericano porque nunca tuvo miedo de abordar temas polémicos e incluso avanzados a su tiempo, potenciándolos con un lenguaje innovador. Todos recordamos su American Flagg! (1988), una obra tan importante en los 80 como El regreso del Caballero Oscuro o Watchmen (aunque no se haya vuelto tan popular). Además Chaykin sigue en plena forma como demostró en 2018 con Los estados divididos de Histeria (una brutal sátira de la sociedad noerteamericana actual y sus prejuicios) y en 2019 con Hey Kids Comics! (un repaso a la historia del cómic norteamericano en el que no dejaba títere con cabeza). Con esos dos títulos la editorial Dolmen comenzó una colección sobre el autor que ahora rescata otra de sus grandes obras con guion de Matt Fraction (Ojo de Halcón, Sex Criminals): Satélite Sam, publicada originalmente en 2013.
Satelite Sam nos lleva a la edad de oro de la televisión norteamericana (1947-1961), concretamente a 1951, para narrarnos una historia sobre secretos, poder, sexo, racismo y política. Un argumento apasionante que se desarrolla en torno a un programa infantil de televisión.
Y todo en un fantástico volumen en blanco y negro, con sus cuidadas tramas de grises marca de la casa. La estupenda edición de Dolmen recoge los 15 números originales de la serie y un montón de extras entre los que destacan las portadas a color y varias entrevistas a los autores en las que explican cómo se hizo el cómic.
El asesinato del presentador de un programa infantil
La historia comienza cuando aparece muerto el protagonista de Satelite Sam, un programa infantil de gran éxito que se emite en directo. Aunque al principio parece una muerte natural, su hijo descubrirá que el fallecido coleccionaba un montón de fotos sexuales comprometedoras. Intrigado por ellas empezará a buscar a las mujeres que aparecen en dichas fotografías removiendo secretos que afectan a los altos ejecutivos de la cadena y que tienen ramificaciones en el mundo de la política.
Mientras, sustituirá a su padre en el popular programa infantil, con poco arte. Y, en su intento de seguir los pasos de su progenitor, empezará a cometer todo tipo de excesos y de errores que pondrán su vida en peligro.
Cómic Noir, política y sexo
La mezcla de sexo, política y género negro es un tema en el que ambos autores han destacado; basta recordar el escándalo que montó Chaykin en 1988 con la serie Black kiss, en la que además mezclaba la religión. Calificada de pornográfica, fue todo un hito en su momento.
Y estos últimos años Fraction también ha triunfado (premios Eisner y Harvey incluídos) con Sex criminals, sobre una pareja de criminales que son capaces de parar el tiempo cuando practican sexo (No os perdáis la entrevista que nos concedió Fraction en el Salón del Cómic de 2018).
Aquí ambos autores nos cuentan cómo las relaciones sexuales son moneda de cambio en esas estructuras de poder que se establecen entre los protagonistas y cómo los escándalos ya eran sonados en aquella época (aunque todo sea dicho, trascendían muy poquitos y casi siempre porque beneficíaban a alguien.
El cómic también nos muestra cómo tampoco se toleraba a los homosexuales ni a los negros, en una época en la que la homofobia y el racismo campaban a sus anchas y eran lo habitual.
La edad de oro de la televisión
Pero aparte de esa intriga criminal, que se va complicando, una de las cosas más interesantes del cómic es ese retrato de la Edad de Oro de la Televisión norteamericana, cuando los programas se hacían en directo. Las escenas de la emisión del programa televisivo son antológicas, demostrando cómo ambos autores se han trabajado a fondo la documentación.
Sin olvidar el ritmo que imprimen a las escenas, gracias al que nos parece estar dentro de esas grabaciones, en las que cualquier cosa podía pasar y en las que las relaciones entre los actores y las luchas de egos podían causar una catástrofe en culaquier momento.
Además, Chaykin juega muy bien con el lenguaje televisivo, los encuadres y esas viñetas con la forma de la caja tonta, que hacen aún más atractiva la historia.
El cómic también retrata a la perfección la lucha de las cadenas por la cobertura televisiva y los favores políticos que les permitirían ampliar la emisión de costa a costa y así sus beneficios económicos. Un retrato tan despiadado de la televisión como lo fue el del mundo del cómic en la mencionada Hey Kids!.
Y no nos olvidemos de la cuidadísima ambientación y de cómo dibuja Chaykin la ropa de época, desde los trajes de los hombres hasta la lencería típica de las pin ups de la época.
Un cómic emocionante y con una factura artística espectacular, que no puede faltar en la tebeoteca de ningún aficionado. Ya estamos deseando ver cúal sera el próximo volumen de esta biblioteca decicada al gran Howard Chaykin. Seguimos soñando con una edición integral de American Flagg!