¿En qué se diferencian las vacunas de Oxford, Pfizer y Moderna?
- Los fármacos de Pfizer y Moderna tendrían una eficacia casi óptima, pero serían más caros y complicados de gestionar
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En la carrera por encontrar una vacuna que ponga freno a la pandemia de COVID-19, tres proyectos han tomado la delantera: Pfizer/BioNtech, Moderna y Oxford/AstraZeneca. Otras vacunas experimentales de factura china y rusa también se encuentran en fase 3 de ensayos clínicos -la última antes de la comercialización-, pero la estrategia común adoptada por la Unión Europea no ha apostado por ellas y ha descartado su compra, por lo que en principio no llegarán a los ciudadanos comunitarios, al menos a corto plazo (con la excepción de Hungría, que ha decidido comprar por su cuenta la vacuna rusa).
Hay otros dos proyectos en fase 3 -Johnson&Johnson y Novavax- con los que la UE ha cerrado preacuerdos y que podrían ofrecer resultados en breve, aunque las vacunas de Pfizer/BioNtech, Moderna y Oxford/AstraZeneca serán probablemente las primeras que lleguen a los ciudadanos comunitarios, entre ellos los españoles.
Existen diferencias importantes entre ellas, que repasamos a continuación:
¿Cuál es la eficacia de cada una?
La última en ofrecer resultados preliminares de eficacia ha sido la desarrollada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica sueco-británica AstraZeneca, quienes aseguran que su prototipo previene la COVID-19 en un 70,4% de los casos, aunque en algunos regímenes de dosificación este porcentaje se ha elevado a un 90%. Estos datos contrastan con la eficacia de aproximadamente el 95% mostrada por los preparados de las compañías Pfizer/BioNTech y Moderna.
Pfizer y BioNTech anunciaron que el análisis final de la fase 3 de su vacuna contra la COVID-19 mostraba una eficacia del 95%, según un comunicado de las propias compañías, quienes ya emitieron una evaluación preliminar poco antes que situaba esta eficacia aproximadamente en un 90%. Tras los resultados de este último análisis, anunciaron que solicitarían su aprobación de emergencia a la agencia del medicamento de Estados Unidos (FDA) y a otras agencias, como la de la Unión Europea (EMA).
El anuncio llegó apenas dos días después de que la compañía Moderna informase de que su vacuna experimental, que también utiliza la tecnología de ARN mensajero, tenía una eficacia del 94.5%, según los datos arrojados por un análisis intermedio de la fase 3 de ensayos clínicos.
¿Qué tecnologías utilizan?
El prototipo de Oxford/AstraZeneca se basa en una versión atenuada del virus del resfriado común de los chimpancés -adenovirus-. Al igual que las otras dos vacunas, utiliza como antígeno la espícula de la superficie del coronavirus SARS-CoV-2 (spike S), que es capaz de estimular la respuesta inmune frente a él. Esta técnica se caracteriza por su seguridad, ya que no puede causar enfermedad en los seres humanos.
Las vacunas experimentales de Pfizer/BioNTech y Moderna, por su parte, utilizan la tecnología de ARN mensajero, un concepto muy prometedor que nunca antes se ha utilizado en el desarrollo de fármacos.
Por medio de esta técnica se inyectan en el cuerpo las instrucciones genéticas, es decir, las moléculas que inducen a las células humanas a producir unas determinadas proteínas. El ARN mensajero se introduce en el organismo y ordena a las células que fabriquen un antígeno específico: en este caso, la característica espícula (spike S) de la superficie del coronavirus que le permite adherirse a las células humanas para infectarlas.
Esta proteína, que en sí misma es inofensiva, será detectada por el sistema inmunológico, que activará su respuesta contra el virus, produciendo anticuerpos y otros recursos como linfocitos T que evitarán infecciones posteriores.
Temperatura, la principal diferencia
Quizá la diferencia más importante entre las tres vacunas radica en los problemas de logística que unas y otras plantean. Sobre el papel, la más manejable es la de Oxford/AstraZeneca. Se puede almacenar, transportar y manipular en condiciones normales de refrigeración (en un rango de entre 2 y 8 grados centígrados) durante al menos seis meses, por lo que puede administrarse dentro de los entornos de atención médica existentes sin necesidad de grandes cambios estructurales.
La de Pfizer/BioNTech es mucho más complicada de gestionar, ya que para su transporte y almacenamiento a largo plazo necesita mantener una cadena de frío extrema, a una temperatura de entre -70ºC y -80ºC, un condicionante que seguramente implique la utilización de tecnologías muy concretas y no siempre asequibles, como ultracongeladores o hielo seco. A una temperatura de entre 2ºC y 8ºC, únicamente aguantaría cinco días.
En una situación intermedia se encuentra el prototipo de Moderna, que según ha informado la propia compañía podría permanecer estable durante 30 días a entre 2ºC y 8ºC, que es la temperatura de un refrigerador estándar. Además, de cara a un almacenaje de mayor duración, permanecería estable a -20ºC hasta seis meses (un congelador estándar).
Precio
El precio estimado que la Unión Europea pagará por cada dosis de la vacuna de Moderna será de entre 27 y 31 euros (54 o 62 euros por persona, ya que cada una necesita dos dosis), mientras que el de la de Pfizer/BioNTech rondará los 16,5 euros (33 euros por vacunado, a doble dosis).
En todo caso, ambos estarán muy lejos del precio de la vacuna de Oxford/AstraZeneca, cuyo precio de venta por dosis será de aproximadamente tres euros (también a doble dosis: seis euros).
¿Serán vacunas accesibles para todo el mundo?
Aunque el suministro de cualquiera de ellas parece garantizado dentro de la Unión Europea, estas enormes diferencias que plantean en cuanto a precio y logística podrían alejarlas de los países más pobres, al menos en los casos de Pfizer y Moderna. En este sentido, numerosos organismos internacionales, encabezados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), recalcan la importancia de asegurar el acceso universal a las vacunas para poder poner fin a la pandemia. La vacuna de Oxford/AstraZeneca es más esperanzadora en este sentido, y de hecho ya se han alcanzado acuerdos importantes para su distribución en países de ingresos bajos.
Capacidad de producción y disponibilidad
La capacidad de producción y la disponibilidad representan otras de las diferencias más importantes entre las tres vacunas. Moderna ha informado de que para finales de 2020 espera tener aproximadamente 20 millones de dosis listas para ser administradas en Estados Unidos; aunque calcula que podrá fabricar entre 500 millones y 1.000 millones de dosis en 2021, una parte de las cuales se distribuiría a nivel mundial.
No hay que olvidar que el proyecto de la empresa biotecnológica de Massachusetts se ha desarrollado bajo el paraguas del Gobierno estadounidense, por lo que es de esperar que el país norteamericano acapare buena parte de la producción inicial del fármaco. Bruselas quiere garantizar una partida inicial de aproximadamente 160 millones de dosis, que se repartirían de manera proporcional a la población entre los países de la Unión Europa.
Por su parte, BioNTech y Pfizer calculan que este año podrán producir 50 millones de dosis, y hasta finales de 2021 prevén fabricar 1.300 millones de dosis.
La Unión Europea ha garantizado la compra de 300 millones de dosis de esta vacuna, de las que a España le corresponden inicialmente 20 millones de dosis, que llegarían a comienzos de 2021 si la vacuna recibe el visto bueno de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
La Unión Europea también ha acordado con la farmacéutica AstraZeneca el suministro de 400 millones de dosis. El laboratorio acaba de anunciar que tendrá 200 millones de dosis a finales de 2020 y 700 millones de dosis listas a nivel mundial a finales del primer trimestre de 2021. No hay que olvidar que, ante las buenas expectativas, AstraZeneca inició a riesgo hace meses una parte de la producción industrial de la vacuna.
España se ha asegurado más de 30 millones de dosis hasta junio de 2021, de las que podría recibir una partida inicial de tres millones este mismo mes de diciembre, si el fármaco supera todos los filtros de seguridad.