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La residencia que no huele a residencia

  • La residencia de la tercera edad de Velluters, en Valencia, puede ser adjudicada a un grupo multado por la Generalitat e investigado por la justicia.
  • Familiares y usuarios inician movilizaciones, la Conselleria estudia una rebaremación de las ofertas y la patronal pide que se aplique la ley

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El conflicto de la residencia de Velluters

Lo decía Cinta, la hija de una residente. Cuando su sobrina, ortopeda, fue a arreglarle la silla de ruedas a su abuela se quedó sorprendida. “Tía, es la primera vez que entrado a una residencia y no huele, y he entrado a muchas”

Su abuela, Teresa, en plenas facultades a sus 93 años, asegura que ingresó porque quiso en este centro de mayores, en pleno casco histórico de Valencia. Su marido había estado allí y le gustó el trato. Se deshace en alabanzas al personal, sin olvidar un solo nombre.

Otro de los que nos atiende, a través de la ventana, es Agustín, de 65 años. Cuando ingresó le encantó que le dejaran llevarse parte de su biblioteca. Libros que comparte con el resto de usuarios. Su sobrino asegura que llevaba décadas con depresión y ahora está como nunca.

Cambio en la gestión del centro

Se trata de Velluters, una residencia con 74 residentes y 78 empleados en plantilla y ni un solo caso de COVID durante la pandemia. A familiares y residentes, a pesar de lo duros que han sido estos meses, les gusta lo que tienen pero temen por el futuro. En sus ventanas hay pancartas escritas a mano donde se puede leer “que no nos quiten la alegría”

Carteles reivindicativos en las ventanas de la residencia de la tercera edad de Velluters

Carteles reivindicativos en las ventanas de la residencia de la tercera edad de Velluters ERNEST ZURRIAGA

La razón de sus temores es el final de la concesión a la empresa GESMED, que ha gestionado durante 17 años el centro, y el hecho de que la mesa de contratación haya dado la mayor valoración a DOMUS VI, un grupo empresarial cuya residencia de Lliria está siendo investigada por la justicia por presuntos malos tratos o que ha sido sancionada en Alcoi por deficiente atención sanitaria en una residencia que acumuló 73 muertos en la primera ola.

No entendemos que una empresa sancionada e investigada pueda presentarse

“No podemos entender que una empresa que ha estado sancionada e investigada pueda presentarse”, dice Alberto Covacho, el hijo de la presidenta del Consejo de usuarios de Velluters, otra residente que también quiso ingresar voluntariamente. Afirma que darán la batalla si es preciso en los tribunales y apunta que la oferta económica de DOMUS VI rayaba la baja temeraria.

El futuro de la residencia

Un revés para la titular de la Conselleria de Igualdad, Mónica Oltra, que en su día puso este centro como ejemplo de lo que debe ser una residencia. Su departamento va a estudiar una rebaremación, después de que el grupo GESMED haya presentado alegaciones. También anuncia un cambio de la normativa para que en el futuro el desempate no lo marque el precio sino la calidad de los servicios.

Hay quien pide que se aplique la norma tal y como está. Es el caso de AERTE, la Asociación Empresarial de Residencias. Su presidente, José María Toro, asegura que solo tendría vetado concursar tras una multa una empresa sancionada a la que se le haya prohibido explícitamente y no es el caso. Señala que, por ley, la nueva adjudicataria deberá subrogar al personal actual y añade que hace ya 5 años que patronal y sindicatos pidieron a la Conselleria que no primara la oferta económica en las adjudicaciones de residencias.

El futuro de la residencia está en manos de una mesa de contratación

Un familiar habla con una residente a través de la ventana de Velluters

Un familiar habla a través de la ventana con una residente de Velluters, en Valencia ERNEST ZURRIAGA

"El futuro de Velluters está ahora en manos de una mesa de contratación. No está aún adjudicada", recalca Mónica Oltra.

Quienes tienen claro lo que harán son los residentes. “No soy de abandonar el barco” nos decía Teresa. Tampoco lo hará Agustín, el residente bibliotecario o la presidenta del Consejo de Usuarios, Margarita, que reconoce, eso sí, que podría caer en la melancolía, pero que recuerda con brillo en los ojos que en este centro hasta se hacen fallas y que ella ha sido fallera mayor a sus 86 años.