Por qué los científicos desaconsejan las reuniones navideñas: cinco recomendaciones que debes saber
- Más allá de las restricciones, los expertos recomiendan adaptar los encuentros a las circunstancias individuales
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Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo son cuatro fechas marcadas en el calendario incluso antes de que empiece un nuevo año. Tienen asociadas copiosas y multitudinarias cenas y comidas familiares plagadas de reencuentros que, aunque más necesarios que nunca este 2020, tendrán que esperar a un momento mejor.
Con una segunda ola del coronavirus que parece que empieza a controlarse en España, el Gobierno ha dejado en manos de las comunidades autónomas la posibilidad de aligerar las restricciones para las Navidades en función de la situación epidemiológica de cada región. Mientras Madrid, Murcia o Navarra plantean un alivio mayor, Castilla y León y el País Vasco son partidarios de medidas más "contundentes".
La decisión se ha pospuesto una semana, pero mientras tanto, el virus sigue dejando más de 55.500 contagios y casi 1.200 fallecidos en los últimos siete días. Ante este horizonte, los científicos y epidemiólogos consultados por RTVE.es destacan que, más allá de las restricciones que aprueben el Gobierno y las comunidades autónomas, debe primar el sentido común a la hora de relacionarse durante este periodo del año para evitar que 2021 comience con una tercera ola de contagios.
1. Reuniones familiares, sí, pero limitadas
"Nadie sabe predecir cuándo va a haber un nuevo oleaje, pero tenemos muy claro qué personas de riesgo tenemos a nuestro alrededor", explica Margarita del Val. La viróloga e inmunóloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) llama a la población a pensar en su situación particular antes de convocar a padres, hijos, hermanos, primos y cuñados a la mesa en Nochebuena.
En palabras del epidemiólogo social y médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública Pedro Gullón, la estrategia se resume en "cuantas menos personas, mejor". Un límite de seis personas -como el que el Gobierno ha llevado al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud- puede dar lugar a la reunión de dos núcleos familiares, mientras que un número más alto -como los diez que proponen algunas autonomías- "puede implicar que haya personas de grupos convivientes diferentes", explica.
"Estadísticamente, reuniones de seis personas dan una ratio aceptable de contagios sin que la epidemia crezca exponencialmente", corrobora el profesor de Salud Pública de la Universidad de Harvard Elvis García, para quien, en el fondo, el equilibrio se encuentra en el número de pacientes y fallecidos que se estima que el sistema de salud y la sociedad pueden aceptar a costa de disfrutar de las Navidades. "La ciencia lo que avala al 100 % es que al aumentar el número de gente con la que nos juntamos fuera de nuestro núcleo familiar, habrá más contagios; lo demás son eufemismos", sentencia.
2. Cenas con mascarilla y al aire libre
De este modo, insiste García, "la solución pasa por que la gente celebre las fiestas en su casa con personas de su núcleo familiar, sin invitar a nadie de fuera que no se haya hecho un test". No obstante, en caso de que finalmente decidamos llevar a cabo el encuentro, pero descartemos las pruebas, los expertos recuerdan que, en Navidades, siguen vigentes las mismas recomendaciones que ya se aplican en la restauración, en los colegios o en centros de trabajo.
"Si podemos hacerlo en exteriores, mejor", apunta Pedro Gullón, que reitera que las reuniones se limiten a "las mínimas personas posibles" y se realicen "con las máximas medidas de seguridad". Si fuera no es viable, añade, al menos ha de optarse por "un interior lo más ventilado posible".
Más allá de esto, continúa, la mascarilla ha de retirarse solo para la cena o la comida y debe volver a colocarse cuando se termine de comer. Además, recuerda, debe seguir utilizándose el lavado de manos o el gel hidroalcohólico y la distancia de seguridad siempre que sea posible.
Otras recomendaciones incluyen llevar comida, bebida y utensilios propios, evitar entrar y salir de la cocina o el lugar donde se prepara la comida, vacunarse contra la gripe antes de las fiestas y consultar las restricciones de movilidad antes de salir de casa.
3. Los encuentros con amigos, mejor en otro momento
Otro de los límites debatidos en el Consejo Interterritorial ha sido el establecimiento de un toque de queda las noches del 24 y el 31 de diciembre. Para Gullón, esta decisión está encaminada a facilitar las reuniones familiares, pero a evitar que se extiendan con un posible exceso en el consumo de alcohol que posibilitaría mayor laxitud en las precauciones. Por el mismo motivo, afirma, también pretende limitar fiestas y encuentros con amigos, que normalmente se producen después de comer con los parientes.
"Las medidas coercitivas no funcionan porque la Policía las vaya persiguiendo", apostilla el epidemiólogo, que recuerda que la intervención de las autoridades en domicilios particulares es complicada si no se producen otro tipo de infracciones. En cambio, continúa, "son efectivas cuando la gente las entiende y las respeta" y esta será, a su juicio, la clave de todo el plan que se ponga en marcha.
Por su parte, el Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC, en inglés) ya ha recomendado a los estadounidenses sustituir este tipo de encuentros por reuniones telemáticas, películas o juegos sin salir de casa durante la celebración de este día de Acción de Gracias. Como afirmaba el pasado jueves el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, hay más riesgo en juntar a seis personas de seis familias diferentes, que en reunir a diez personas de dos núcleos familiares distintos.
4. Adecuar las visitas a las circunstancias personales
"Con cada persona que amplíes tu círculo, más probabilidades hay de que el virus se transmita si hay un caso", afirma el epidemiólogo Pedro Gullón, que cree que el Gobierno ha optado por una restricción de seis personas porque es una medida que ya se está aplicando en parte de España. "Es más fácil decir que vas a aplicar una restricción que ya has utilizado y que la gente ya entiende", explica el científico, que cree que lo fundamental en este momento es "transmitir que lo que se vaya a hacer se hará con el menor riesgo posible".
Por su parte, Elvis García pide que "aceptemos que no va a haber encuentros seguros", e igual que Margarita del Val, llama a actuar en consecuencia. "Cada uno ya sabemos perfectamente lo que hace el virus", señala la viróloga, que insiste en que los planes de las administraciones no pasan de ser "recomendaciones". "No es lo que me permita el Gobierno, la comunidad autónoma o el municipio, es cómo lo entiendo yo para adecuarlo de la manera más protectora posible a mis circunstancias personales", asegura en una entrevista en La Hora de La 1.
Desde Suecia, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, en inglés) advierte del riesgo de una relajación antes de tiempo: "Si el 21 de diciembre los países levantan las medidas que se han implementado en octubre y noviembre y permiten a la población reunirse más libremente de nuevo, habrá un subsecuente aumento de ingresos de pacientes de COVID-19 en los hospitales en la primera semana de enero de 2021".
5. Protección para las personas más vulnerables
En cuanto a quién sentar en torno a la mesa, los expertos recalcan que hay que valorar la situación de cada individuo: las personas que pueden tener mayores consecuencias si se ponen malas y aquellas que tengan mucho contacto diario con otra población deben ser a las que más se proteja. En este grupo entran los mayores y los pacientes de riesgo, pero también los trabajadores sanitarios y sociosanitarios y todos aquellos que desarrollan su actividad de cara al público, recuerda Gullón.
"Si me dejan reunirme con seis personas, pero tengo a cinco de riesgo alrededor, probablemente me lo tenga que pensar mucho o hacer una cuarentena preventiva de diez días", propone Margarita del Val. El mismo aislamiento plantea Gullón para los estudiantes, que serán los primeros en desplazarse y deben procurar las máximas medidas de seguridad. "Lo ideal sería que pudiesen estar incluso diez días antes de ver a familiares para hacer cuarentena", apunta.
¿Puede haber una tercera ola en enero?
Más allá de las recomendaciones recogidas en este artículo, los expertos señalan que debemos estar preparados para un repunte de los casos tras las fiestas. El virus "se va a multiplicar de una manera absolutamente descontrolada mientras haya personas vulnerables, y todavía lo somos el 85 % de la población", recuerda la viróloga Margarita del Val.
En la misma línea se expresa la Actualización de las proyecciones de la COVID-19 en la Unión Europea, el Espacio Económico Europeo y el Reino Unido que realiza el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, cuyo modelo pronostica un repunte de los ingresos hospitalarios en la primera semana de enero si las restricciones de reuniones y movilidad se levantan el 21 de diciembre.
El desbordamiento se produciría antes, asegura el documento, si la relajación tiene lugar 14 días antes: "Si las medidas se levantasen el 7 de diciembre el incremento de las hospitalizaciones comenzaría a producirse antes del 24 de diciembre". Por eso, el epidemiólogo social Pedro Gullón reclama que se prepare al sistema sanitario para que pueda absorber el impacto.
Menos temprana prevé la llegada de una tercera ola el profesor de Salud Pública Elvis García, aunque considera que será inevitable si no se tienen precauciones durante en las próximas semanas. "La lógica nos dice que, si en lugar de aumentar las restricciones para Navidad las relajamos, lo normal es que haya un repunte de casos en primavera", explica a RTVE.es, al tiempo que pide "que la gente se lo tome en serio y actúe con cabeza independientemente de lo que el Gobierno recomiende".