"Mi familia no ha podido ni ponerme la mano en la barriga": el estrés del embarazo en la era COVID
- Un proyecto de investigación en Granada analiza cómo afecta el estado mental de la madre a ella misma y al bebé
- El estrés prolongado puede afectar al desarrollo del niño, a la subida de la leche o derivar en depresión postparto
La Universidad de Granada llevaba más de cuatro años desarrollando un proyecto de investigación que ahora en la pandemia resulta especialmente útil: terapia de grupo para evitar el estrés durante el embarazo.
"Sales a la calle y todo es negativo: todas las conversaciones hablan de que han muerto tantas personas, de que alguien ha enfermado... y eso al final te afecta, se te mete dentro", nos cuenta Araceli García, que participa en este proyecto embarazada ya de 28 semanas. "Es mi primer hijo y la verdad es que no lo estoy viviendo como esperaba. Por ejemplo mi familia ni siquiera ha podido ponerme la mano en la barriga y sentir al bebé".
Laura Caro está de 33 semanas y, conforme se acerca su fecha de parto, el temor a estar contagiada le quita el sueño cada vez más: "Si lo descubren en la fecha del parto tendría que guardar cuarentena y separarme de mi bebé recién nacido". Vive en Granada, ciudad con un alto nivel de contagios y con unas de las restricciones más severas del país. "Nos enfrentamos al embarazo muy solas, mi marido por ejemplo ni siquiera puede entrar conmigo a las ecografías por los protocolos anti-Covid", nos dice.
Terapias en grupo para relativizar la situación
Sin grupos de preparación al parto y con consultas médicas casi siempre por teléfono, las terapias psicológicas en grupo que hacen una vez en semana les ayudan, dicen, a relativizar, y a compartir experiencias (eso sí de manera telemática) con otras que pasan por su misma situación.
"Todos sufrimos estrés, especialmente ahora en la pandemia. No deja de ser una respuesta del organismo ante los cambios, es instinto: si vemos que nos va a atropellar un coche nuestra reacción será dar un salto hacia atrás", nos cuenta José Antonio Puertas, psicólogo e investigador en este proyecto. "El problema es cuando el estrés se prolonga en el tiempo debido a los pensamientos que tenemos. La hormona que segregamos, el cortisol, en el caso de las mujeres embarazadas le llega al feto y puede llegar a afectar a su desarrollo". También han descubierto que el estrés prolongado puede derivar en una mayor incidencia de la depresión posparto o incluso afectar a la subida de la leche.
"Nos forman para analizarnos y detectar cuando estamos siendo poco racionales", nos dice Araceli. "A mí me viene muy bien la herramienta del debate interno, para relativizar lo que sucede, ver las alternativas que hay. Me ayuda a tener siempre presente que esta es una situación pasajera".
Laura es además grupo de riesgo frente al Covid porque padece una enfermedad autoinmune, así que apenas sale de casa. "Intento darme autoinstrucciones: esto es pasajero, lo puedo afrontar, puedo estar tranquila... son técnicas para que no me superen las emociones y evitar entrar en bucle", nos cuenta.
Es una ayuda de ida y vuelta porque estudiándolas a ellas y a sus bebés podemos entender mejor cómo afecta el estrés, la ansiedad, el estado mental de las madres, a sus hijos. La universidad de Granada ya tiene resultados preliminares: a los seis meses, los niños cuyas madres siguieron terapia tienen un mejor desarrollo cognitivo y motor.
El estudio continúa y las embarazadas que estén en su primer o segundo trimestre pueden participar en las terapias de manera gratuita mandando un mail a los investigadores a esta dirección: puertasjose@ugr.es