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Cine

La herencia mágica de los Valles Pasiegos

  • El director Jesús del Cerro rueda en Cantabria la película “Dos vacas y una burra”
  • El film es una comedia romántica que aborda el fenómeno del neorruralismo

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Dos vacas y una burra

Cuando Jesús del Cerro llegó a Vega de Pas supo que había encontrado el lugar en el que transcurriría la historia que cinco años atrás llegó a sus manos en forma de guion. Un joven arquitecto en paro viaja junto a su primo a un pequeño pueblo del norte para recibir la herencia de su abuelo a quien no llegó a conocer. Su idea es vender los animales que le ha legado, las dos vacas y una burra a que hace referencia el título de la película, pero pronto descubrirá la magia que envuelve la tierra de sus antepasados.

La película recobra la necesidad de creer en las pequeñas cosas que nos pasan cada día

Magia es también la palabra que utiliza el director para describir su relación con este proyecto que está ahora en su fase central. Durante cinco semanas Vega de Pas, Esles, Liérganes y Santander son los paisajes de los que los dos protagonistas Pedro y Luis, interpretados por Miguel Ángel Muñoz y Pablo Puyol, se enamorarán; el primero especialmente de Paula, que encarna la actriz mexicana Esmeralda Pimentel.  Ella habla directamente de realismo mágico: “la película recobra la necesidad de creer en las pequeñas cosas que nos pasan cada día y que, si le pusiéramos un poco más de atención, abriríamos puertas inimaginables”, explica.

El entorno, "un privilegio"

Los tres coinciden en que el entorno natural en el que les está tocando trabajar es un privilegio. Y encuentran paralelismos con la situación actual. “Yo creo que en estos momentos todos hemos deseado tener una casita en el campo, parece que esta historia se hubiera escrito en plena pandemia”, asegura Pablo Puyol.

Esa vuelta al mundo rural,  a la esencia de las cosas, es uno de los pilares de esta producción de dos millones de euros que “interpela al espectador sobre el respeto a la naturaleza, el cuestionar nuestras ideas y arriesgarnos a tomar decisiones, atrevernos a cambiar la forma en que nos relacionamos con los demás; eso es algo que va a hacer mucha conexión con el público, más en estos tiempos”, dice Esmeralda Pimentel.

En estos tiempos también hacer cine está condicionado por la pandemia de COVID19. Antes de cada jornada de rodaje todo el equipo tiene que hacerse un test de antígenos, desde el meritorio al director; Jesús del Cerro cruza los dedos y cuenta que “como demos positivo uno de los actores o yo, la que liamos es pequeña. Tomamos todas las precauciones, pero en cualquier momento el rodaje se puede parar porque alguien dé positivo. Estamos en Cantabria 60 personas y parar quince días puede ser un desbarajuste muy importante”.

La sombra del coronavirus condiciona no solo a la labor de producción, el trabajo actoral también se ve afectado, aunque de otra manera. “Después de tantos meses respetando distancia social, intentando no tocar a nadie, empezamos los ensayos y dices ¡Ahí va! ¡Que aquí hay que tocarse… y abrazarse! “¡Qué pronto se pierde la práctica!”, reconoce Miguel Ángel Muñoz.