Los expertos piden priorizar la vacunación contra la COVID en personas obesas: su riesgo de mortalidad es un 48% mayor
- Las personas obesas que se contagian tienen entre un 30% y un 200% más complicaciones que los pacientes con peso normal
- Son datos aportados por la Sociedad Española de Obesidad y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición
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Las personas que sufren obesidad tienen en torno a un 48% más de riesgo de mortalidad frente a la COVID-19 que quienes cuentan con un peso adecuado, según una estimación de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, cuyos expertos piden a las autoridades sanitarias priorizar a este colectivo dentro del plan de vacunación contra el coronavirus.
"Las personas con obesidad tienen alto riesgo de sufrir el COVID-19 de forma grave. Deben ser consideradas como grupo de riesgo y, por lo tanto, tras sanitarios y personas mayores, deberían ser un grupo prioritario para recibir la vacuna frente al coronavirus una vez que esté disponible", ha subrayado la secretaria general de la SEEDO, Susana Monereo, durante una rueda de prensa ofrecida para presentar los resultados de un estudio sobre el impacto de la pandemia en la obesidad.
Del mismo modo se ha pronunciado el presidente de la SEEN, Javier Escalada, quien ha señalado que las personas con obesidad tienen un 46% más riesgo de contagiarse de COVID-19, un 113% más de riesgo de hospitalización, un 78% más de ingresar en la UCI y entre un 30% y un 200% más de complicaciones a la hora de superar la enfermedad que los pacientes con coronavirus y un peso normal.
Mayor riesgo de hospitalización y de ingreso en UCI
El análisis parte de unos datos globales muy negativos: el 22% de los adultos y el 19% de los niños y jóvenes españoles son obesos. A partir de ahí, la situación vivida como consecuencia de la expansión del coronavirus no ha hecho más que empeorar los casos ya diagnosticados y aumentar las posibilidades de desarrollo de esa enfermedad crónica en quienes no la padecían, ya que aproximadamente un 49,8% de la población general, dicen los expertos, aumentó de peso durante los primeros meses del confinamiento domiciliario. La mayoría (86,6%), entre uno y tres kilos.
El paciente que ya contaba con un exceso de peso es el que más ha empeorado en estas circunstancias y ese aumento puede ser crucial cuando se contrae el coronavirus, ya que hay "un mayor riesgo de ingreso hospitalario, una peor evolución en hospital, un mayor riesgo de ingreso en la UCI y de necesidad de respiración mecánica y, lo que es más importante, de mortalidad", subraya el doctor Javier Escalada.
A pesar de que no hay datos específicos que vinculen la obesidad con la mortalidad por coronavirus en España, los especialistas se basan en 75 estudios internacionales para afirmar que las personas obesas tienen un 48% más de riesgo de fallecer tras contraer la COVID-19. El incremento, precisan, es "mucho más llamativo" en pacientes de menor edad.
Respecto al porcentaje de personas obesas que requieren de hospitalización, el jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol, Diego Bellido, explica que hay pocos datos porque no se dispone del peso de todos los pacientes, pero el único registro que hay en España refleja que "más del 20% de personas que ingresan por COVID son obesos". No obstante, Bellido cree que "los datos están claramente infravalorados. La percepción del profesional es mucho más alta de lo que realmente se comunica".
El tejido adiposo, un "reservorio" del virus
Por su parte, la doctora del grupo de trabajo de obesidad de la SEEN Ana de Holanda sostiene que "los mecanismos por los que la obesidad se asocia a un peor pronóstico del COVID-19 son múltiples" y apunta a los procesos inflamatorios y al elevado riesgo de trombos como algunas de las causas principales del empeoramiento.
Además, la obesidad también está asociada a un mayor riesgo de contagio debido a que quienes la sufren "tienen mayor cantidad de receptores del coronavirus", añade. Estos pacientes ya cuentan con una inflamación de base que, al confluir con la COVID, se potencia aún más. Asimismo, "la respuesta inmunitaria de los pacientes con obesidad es deficiente" y el tejido adiposo funciona como "un reservorio del virus".
Por todo ello, los especialistas de la SEEDO y la SEEN piden que, junto a las tres medidas "clásicas" de defensa frente al coronavirus --distancia de seguridad, higiene y mascarilla-- se difunda un mensaje que apele a "la necesidad de mantener un peso saludable o de no ganar peso".
También recalcan la importancia de priorizar a las personas con obesidad dentro del plan de vacunación por ser, en palabras del endocrinólogo Albert Lecube, "un colectivo de altísimo riesgo que no puede quedar relegado en el tiempo".
Lo que este especialista sugiere es que, tras la vacunación a las personas de mayor edad y a los profesionales sanitarios, sea el turno de quienes sufren obesidad. "Las obesidades moderadas o graves es necesario avanzarlas a las primeras campañas de vacunación", señala Lecube, que propone establecer como "punto de corte" un índice de masa corporal por encima del 35.
El 98% de profesionales cree que sus pacientes han empeorado
Por otra parte, y con motivo del Día de la Lucha contra la Obesidad, la SEEDO y la SEEN han llevado a cabo entre sus socios una encuesta para evaluar el impacto de la segunda ola de la pandemia de coronavirus en la obesidad, de la que se desprende que el 88% de los profesionales encuestados entienden que la obesidad no es una enfermedad 'benigna', "como parece considerarse desde las autoridades sanitarias y por parte de una gran mayoría de la población general.
"A pesar de ser un problema de salud creciente, que tiene un impacto muy negativo en la morbimortalidad y, aún mayor entre las personas afectadas por la Covid-19, está quedando relegada la atención a las personas con obesidad", ha dicho el doctor Lecube.
Además, el 98% de los profesionales que tratan pacientes con obesidad opina que la pandemia y el confinamiento han repercutido negativamente sobre la obesidad y sus complicaciones --los pacientes han aumentado de peso y están peor--, la mayoría de los encuestados (71%) entienden que la principal causa está en el deterioro de los hábitos de vida saludables y, especialmente, la falta de ejercicio (percepción que coincide con los datos del estudio SEEDO en población general).
"Solo un 2,4% de los profesionales sanitarios dedicados a la obesidad piensan que los han pacientes obesos han podido mantener el tratamiento que tenían prescrito (dieta, ejercicio y/o fármacos)", ha argumentado la doctora Monereo.
Asimismo, se apunta al desánimo producido por la pandemia (51%) como principal factor implicado en esta tendencia, aunque también ha influido los problemas de conexión con sus médicos o la obtención de recetas. Se constata, igualmente, un aumento de complicaciones en las personas con obesidad.
También, un 38% de los profesionales han detectado en los pacientes trastornos de la conducta alimentaria y un 39% empeoramiento o aparición de enfermedad metabólica, como diabetes o dislipemia. También, aunque en menor escala, se han elevado (un 16%) los problemas osteomusculares, respiratorios y el reflujo gastroesofágico.
En cuanto a los tratamientos con cirugía bariátrica, las personas con obesidad han sido uno de los colectivos más perjudicados por la anulación o retraso de operaciones pendientes. Solo un 12% de los profesionales reportan que los programas de cirugía bariátrica se han mantenido en sus centros.