La deforestación en la Amazonía brasileña crece un 9,5 % en el último año
- El área devastada en el bioma tropical ha llegado a los 11.088 kilómetros cuadrados en el último año
- El balance de este año es el primero bajo responsabilidad completa de Bolsonaro, que asumió el poder el 1 de enero de 2019
La deforestación en la Amazonía brasileña ha aumentado un 9,5 % entre agosto de 2019 y julio de 2020, frente al periodo anterior, y ha alcanzado su mayor nivel desde 2008, según los datos divulgados este lunes por el Gobierno.
En números absolutos, el área devastada en el bioma tropical ha llegado a los 11.088 kilómetros cuadrados en el último año, de acuerdo con el Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) de Brasil.
La cifra equivale a cerca de nueve veces la superficie de la ciudad de Río de Janeiro y supera a la registrada entre agosto de 2018 y julio de 2019, cuando la deforestación afectó a 10.129 kilómetros cuadrados de la Amazonía, que abarca alrededor de un 60 % del territorio brasileño.
Bolsonaro, defensor de la explotación de los recursos naturales
El balance de este año es además el primero bajo responsabilidad completa de Jair Bolsonaro, que asumió el poder el 1 de enero de 2019 y está siendo fuertemente presionado por su política ambiental, objeto de críticas por parte de ecologistas, importantes fondos de inversión, grandes empresas y algunos gobiernos europeos.
El líder ultraderechista, que defiende la explotación de los recursos naturales de la Amazonía, incluso en reservas indígenas, ya puso en duda el año pasado las estadísticas oficiales sobre deforestación.
El vicepresidente brasileño, Hamilton Mourao, en su condición de jefe del Consejo Nacional de la Amazonía, ha reconocido ante los periodistas que no hay motivos para "celebrar nada", pero ha señalado que los datos muestran que el "esfuerzo" del Ejecutivo "está dando sus frutos".
ONGs medioambientales han interpretado el resultado de manera diferente y ha afirmado que refleja "un proyecto muy exitoso de aniquilación de la capacidad del Estado y de los órganos de fiscalización" para luchar contra el crimen en la Amazonía.
La mitad de la deforestación en el estado de Pará
El estado de Pará, en el corazón de la Amazonía, ha respondido por el 46,8 % de toda la superficie derribada. Le siguieron los estados de Mato Grosso (15,9 %) y Amazonas (13,7 %).
Mourao ha informado de que el 45 % de la deforestación ocurrió en propiedades y otro 30 % en áreas públicas, "en tierras que no fueron entregadas a nadie" que ni son unidades de conservación, ni tierras indígenas, ni están en manos de particulares. "Ese es nuestro gran problema", ha afirmado.
"Vamos a proseguir con nuestro trabajo" hasta que "la deforestación sea apenas aquella dentro de nuestra legislación", ha concluido. Brasil se comprometió en el Acuerdo de París, que Bolsonaro amagó con abandonar, a dejar en cero la deforestación ilegal hasta 2030.
El vicepresidente también ha admitido que este año "iniciaron tarde" los trabajos de combate a la criminalidad en la Amazonía, en mayo, pero que a partir de ese mes se ha empezado a observar, según él, una tendencia "decreciente".
Fue a partir de ese mes cuando el Gobierno lanzó la operación "Verde Brasil II" coordinada por las Fuerzas Armadas para perseguir los crímenes medioambientales en el mayor bosque tropical del planeta. Unos 3.400 soldados del Ejército participan en el operativo que el Ejecutivo ha prolongado hasta abril de 2021, aunque ello no se ha traducido en un descenso drástico de los índices de destrucción.
Incendios y sequías
La deforestación también está estrechamente relacionada con los incendios en la Amazonía, que han vuelto a aumentar este año y hasta la fecha se habían contabilizado 99.586 focos, más que los 89.176 de todo 2019, cuando las imágenes de los frentes de fuego avanzando por la Amazonía dieron la vuelta al mundo.
La situación de este año se ha agravado además con una sequía severa en la región que ha favorecido la propagación de las llamas por las áreas previamente deforestadas.
Diversos informes de organizaciones medioambientales identifican la deforestación y los incendios como parte de un proceso que tiene como punto final la utilización de tierras para la agropecuaria, sector que Bolsonaro quiere impulsar todavía más durante su mandato.
Asimismo, el aumento de la destrucción de la Amazonía ha llevado a algunos países europeos a amenazar con no ratificar el acuerdo de libre comercio firmado el año pasado entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay).
Igualmente ha provocado la reacción de millonarios fondos internacionales y grandes empresas privadas que han advertido al Gobierno de un descenso dramático en las inversiones al país si no hay compromiso real de protección del medioambiente.