Un San Andrés diferente en Castro Urdiales
- Patrón de los marineros, es una de las fiestas locales más importantes
Eran las 10 de la mañana de este 30 de noviembre y nada tenía que ver con la misma festividad del año anterior. Y no solo por las restricciones, el día gris acompañaba un sentimiento áspero en el ambiente entre los pocos que se decidían a sentarse en las terrazas para pedir un café.
“Nada, este año nada tiene que ver con otros. En otras circunstancias ya habría un montón de gente en las terrazas y en esta plaza habría una carpa preparando una gran cazuela de caracoles” apuntaba Domingo Urquijo, el dueño del clásico mesón castreño ‘El Marinero’.
Él lo sabe bien, su situación privilegiada, en el centro neurálgico de la fiesta, le permite tomar el pulso a cada actividad que se celebra por estas fechas.
Cerca de la Iglesia de Santa María, donde cada 30 de noviembre se celebra una misa a las 12 del mediodía; cerca del puerto, donde se celebra la ya clásica competición de traineras; y cerca del Ayuntamiento, donde se instalan las carpas con música y su clásico gastronómico: los caracoles y el besugo.
Pero este año todo fue diferente. No hubo traineras, ni carpa y apenas música. Lo que sí hubo fueron caracoles y la responsabilidad de prepararlos recayó precisamente en la hostelería. Toda una paradoja, cuando más lo necesitan. “Llevamos cuatro días abiertos. Nosotros, a pesar de que podemos atender en terraza y que nuestra terraza no es de las más pequeñas decidimos cerrar el negocio por las restricciones. Por eso te digo que acabamos prácticamente de abrir y este año prepararemos 80 kilos de caracoles. Tenemos la terraza reservada al completo pero muchos pedidos para llevar a casa. La gente mayor no se siente segura en la calle, ni siquiera en las terrazas, por eso prefiere comerlos en casa” apunta Domingo Urquijo.
Caracoles si, pero en casa
En la cocina de su restaurante desde primera hora de la mañana huele a pimiento choricero, al sofrito de toda la vida. Uno de sus cocineros nos cuenta que realmente ese es el secreto de sus caracoles. El acompañamiento, la salsa.
En torno a las 11 de la mañana empieza a haber algo de más movimiento en las zonas más céntricas del pueblo. Sobre todo, en el barrio de Los Marineros. Allí no hay grandes terrazas pero está Luis Carlos Ateca, de la Asociación Cantu Santa Ana, apurando los detalles subido a una pequeña escalera. Concretamente colocando la última tira de banderines que homenajea este día. Uno verde acompañado con una cruz blanca. Se encuentra fuera de un pequeño taller museo al mar. Allí enseñan con orgullo un gran cuadro con todos los patrones de Castro Urdiales.
En el exterior, San Andrés. “Queríamos haberlo sacado a dar un paseo por la bahía, pero no nos han dejado, dicen que está prohibido” se lamenta Ateca, vestido con la clásica vestimenta de este día. San Andrés 2020 nada tiene que ver con el San Andrés que todos recordaban y probablemente nada tenga que ver con el San Andrés de 2021 pero, a cambio, la novedad de este año reside en el barco que desde ayer homenajea a todos los marineros y sus familias en el barrio de Los Marineros. Al final, las celebraciones, como todo, ya sean a lo grande o de forma íntima, lo mejor es no pasarlas por alto porque el verdadero sentimiento festivo nace dentro de cada persona.