Competencia, gobernanza y pesca, los puntos de fricción en las negociaciones del acuerdo comercial del 'Brexit'
- Londres y Bruselas apuran las conversaciones para evitar un Brexit duro | Especial
- El texto debe ser ratificado por los Veintisiete, la Eurocámara y los Comunes antes del 31 de diciembre
El Reino Unido abandonó la Unión Europea oficialmente el 31 de enero de 2020, casi cuatro años después de aprobar el Brexit en referéndum.
Desde el primer momento, Londres abocó la duración de la negociación de un tratado internacional que normalmente requiere años a apenas 11 meses, al impedir la prórroga del periodo de transición que expira el 31 de diciembre. Ahora, las dos partes buscan un acuerdo sobre el comercio y la futura relacióna contra reloj antes de que el Reino Unido se convierta en un país tercero de forma oficial el 1 de enero de 2021.
Si la tensión y los desencuentros dominaron los tres años necesarios para sellar las condiciones del divorcio, el acuerdo supone el verdadero reto para evitar el abismo de un Brexit duro.
Estos son los principales puntos de fricción en las negociaciones:
La igualdad de condiciones
Durante meses, la igualdad de condiciones o level-playing field en el comercio ha supuesto el principal punto de desencuentro. Bruselas quiere que las empresas del Reino Unido se adhieran a las regulaciones comunitarias en materia de derechos de los trabajadores, las normativas ambientales y las ayudas estatales para garantizar una competencia abierta y justa entre las empresas británicas y comunitarias, una medida que se establece en todos los acuerdos comerciales.
La Unión Europea busca impedir que la relajación de las reglas británicas en estas cuestiones pueda distorsionar el mercado único. Pero este objetivo choca de lleno con el alma del Brexit, que no es sino la búsqueda de la soberanía e independencia británica de la sombra de Bruselas.
Gobernanza y la ley del Mercado Interno
La gobernanza del acuerdo y la aplicación de cualquier futuro pacto ha sido un punto fundamental desde el inicio de las negociaciones, pero ha cobrado especial relevancia en los últimos meses por la Ley del Mercado Interno impulsada por Boris Johnson, con la que pretende evitar una aduana interior entre la isla de Gran Bretaña e Irlanda del Norte si no hay un acuerdo comercial. La Cámara de los Lores frenó su tramitación en noviembre, pero la ley regresará a los Comunes el próximo lunes.
La Unión Europea ya ha advertido que esta iniciativa rompería la confianza y ha abierto un procedimiento de infracción porque considera que la legislación violaría los aspectos sobre la frontera irlandesaacordados antes del divorcio en línea con el Acuerdo del Viernes Santo que puso fin al conflicto entre Irlanda y el territorio británico de Irlanda del Norte.
La pesca, símbolo de la soberanía británica
La pesca, que supone una pequeña parte de la economía a ambos lados del Canal de la Mancha, es el tercer punto en discordia. El Reino Unido defiende que, como Estado costero independiente, tiene la potestad de priorizar la faena para los barcos británicos y quiere negociar anualmente las cuotas con los países del club, una medida especialmente rechazada por Francia y Dinamarca. La City ya ha advertido que ve "irracional" y "decepcionante" que el Gobierno de Johnson haya antepuesto los intereses del sector pesquero al de las finanzas en las negociaciones.
La UE quiere mantener una situación lo más similar a la actual, en la que los pescadores europeos tienen acceso a aguas británicas con las cuotas pactadas entre los Veintisiete.
Desencuentros e impulso de última hora
A última hora del viernes, los negociadores británicos y comunitarios han anunciado que interrumpían las negociaciones, puesto que todavía "no se dan las condiciones para un acuerdo".
Las conversaciones se han intensificado en los últimos días y se prolongarán el fin de semana, a la espera de la llamada clave del sábado entre la presidenta de la Comisión Europea y Boris Johnson. A lo largo del día, Londres ha señalado que el diálogo está en un "punto muy difícil" y todavía han de resolverse las tres cuestiones que mantienen el bloqueo.
Pero a menos de cuatro semanas para que expire el periodo transitorio, las dos partes vuelven a enfrentarse al tiempo porque cualquier acuerdo debe ser ratificado de forma unánime en el Consejo Europeo, en el Parlamento británico y en la Eurocámara, que tiene poder de veto. Los líderes europeos se reunirán el 10 y 11 de diciembre en Bruselas y, de nuevo, la incertidumbre está más que garantizada.