Enlaces accesibilidad
Coronavirus

Evitar en Navidad los errores del verano: ¿qué nos jugamos según los expertos?

Por
Los expertos recomiendan valorar cada decisión: "Navidades hay muchas, pero pandemias solo hay una"
Los expertos recomiendan valorar cada decisión: "Navidades hay muchas, pero pandemias solo hay una".

"Diez personas, dos grupos de convivencia y niños incluidos sin salir de la comunidad autónoma parece muy razonable". Así valora el portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), Manuel Franco, el acuerdo de flexibilización de las restricciones de cara a la Navidad alcanzado por el Gobierno y las comunidades autónomas a tres semanas de las celebraciones. Sin embargo, tanto él como otros expertos consultados advierten de que toda relajación de las medidas conlleva aceptar mayor riesgo de un repunte de los contagios cuando finalicen las fiestas.

Tras dos reuniones en los últimos 15 días, el Ministerio de Sanidad y las autonomías han acordado un plan para, afirman desde el departamento que dirige Salvador Illa, "modificar ciertas costumbres para garantizar la seguridad y el control de la pandemia, procurando el menor impacto en el desarrollo de las fiestas". El documento está amparado en el actual estado de alarma, pero deja la puerta abierta a que los territorios acoten algunos factores "a la vista de la evolución de la situación epidemiológica", como limitar a días concretos los desplazamientos autorizados.

Cualquier modificación conlleva hacer un balance del riesgo y del beneficio, puntualiza el epidemiólogo y pediatra Quique Bassat, que reclama que la población no se confíe, porque la situación epidemiológica sigue siendo complicada. "No es de tirar cohetes, no hay riesgo cero ni la incidencia acumulada es bajísima y la epidemia en España sigue siendo comunitaria", coincide Franco, que sentencia: "Navidades hay muchas, pero pandemias solo hay una".

"No estamos en la misma situación que en verano"

Para Bassat, que también es investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona, el problema de base es que la gente está relacionando la disminución de la transmisión con lo que pasó después del confinamiento domiciliario "y no es la misma situación epidemiológica ni mucho menos". Aunque los datos se han contenido en las últimas semanas -y se han reducido contagios, hospitalizaciones e incluso fallecimientos- el escenario dista mucho de etapas anteriores.

Los contagios en el conjunto de España apenas superaban los ocho por cada 100.000 habitantes cuando decayó el primer estado de alarma a finales de junio, pero en la actualidad, siguen estando por encima de 200. Lo mismo ocurre con las muertes, que superaban por poco las 200 semanales en verano y ahora llevan varios periodos por encima de 1.000.

"Cualquier relajación que implique un nuevo incremento en la enfermedad puede llevarnos a situaciones realmente complicadas", advertía este jueves el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, que llamaba a tener cautela primero ante el puente de diciembre: "Son cuatro días festivos en los que podemos tirar por tierra todo el esfuerzo que llevamos haciendo casi dos meses".

Si repuntan los contagios nos jugamos el plan de vacunación

"En términos de la dinámica del contagio, la Navidad todavía está muy lejos", añade Franco, que también es profesor de Epidemiología en las universidades de Alcalá y Johns Hopkins y cree que "nos estamos empezando a jugar llegar a fin de año con un resurgir de los casos". "Esto es algo que no nos podemos permitir", continúa, porque en 2021 "nos jugamos el plan de vacunación", que requiere de gran disponibilidad de personal sanitario y Salud Pública para afrontar la inmunización de 40 millones de personas.

Para que esto no ocurra, y para evitar llegar a enero a lomos de una tercera ola, los expertos recomiendan que prime el sentido común y subrayan algunos elementos del plan de Sanidad que consideran relevantes.

Reuniones de diez personas, pero solo los días concretos

Después de una primera propuesta más restrictiva -que limitaba a seis personas el número de participantes en las reuniones y cenas de Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo-, Sanidad ha cedido a las reclamaciones de algunas comunidades como Madrid o Navarra, que veían en los diez participantes una cifra más adecuada. En palabras de Fernando Simón, se trata de "una concesión a las fiestas navideñas" que debe venir acompañada de "un reforzamiento del resto de medidas de seguridad". Ahora bien, este tope incluye un nuevo factor que, a juicio de Bassat, "añade un grado de complejidad a la ecuación": limitar en la medida de lo posible la reunión a dos núcleos familiares.

La población está asumiendo que es para todo el periodo y no es así

"Lo más determinante es el número de personas", coinciden los expertos, para quienes "es evidente que la casuística de las familias define a quién le va mejor una regla u otra". Así, mientras algunas comunidades se han adherido al acuerdo, otras como Cataluña contempla la construcción de una "burbuja de Navidad" formada por hasta tres núcleos de convivencia que pueden alternar entre sí, pero que no deben coincidir al mismo tiempo.

"Sería una buena idea, pero es completamente irrealizable", valora Bassat sobre la medida de la Generalitat, al tiempo que cuestiona "qué garantías tienes de que realmente solo vas a estar estableciendo estos contactos". Lo mismo se pregunta Franco acerca de las cuarentenas preventivas antes de las reuniones navideñas que han recomendado otras voces: "Si estuviéramos todos confinados, vale, pero si sigues saliendo al trabajo, a hacer la compra o a la escuela, me parece poco probable que sea una medida poblacional".

Al mismo tiempo, Bassat recuerdan que el debate se ha movido en torno a cómo establecer una excepción para días concretos, ya que, salvo en Canarias, Cantabria y Baleares, todas las comunidades autónomas mantienen límites más restrictivos fuera de las fechas señaladas. "El problema es que la población está asumiendo que es para todo el periodo y no es así", subraya.

"Todos vamos a tener un motivo para movernos"

Desde la sociología, también preocupa la complejidad del mensaje en lo que a desplazamientos se refiere, al contemplarse la excepción de acudir a los lugares de residencia habitual de familiares o allegados como justificación para saltarse el confinamiento perimetral acordado por los territorios entre el 23 de diciembre y el 6 de enero.

"El equilibrio que se intenta buscar es muy complicado y en ese sentido se ha dejado alguna ambigüedad", reflexiona el científico del Instituto de Políticas y Bienes Públicos del CSIC, Luis Miller, que cree que "no va a haber un cierre porque todos vamos a tener un motivo para movernos". "Probablemente hará que haya más desplazamientos de lo que querríamos", añade, por eso "se va a tener que manejar muy bien la comunicación en la que se pida mantener la prudencia a nivel individual".

El mensaje general debería ser el de la máxima precaución y reducción de la movilidad posibles, coinciden los expertos en Salud Pública. Pero, además, Miller cree que la contradicción en el mensaje puede desembocar en "algún tipo de enfrentamiento y conflicto entre administraciones". Aparte de con la abstención de Cataluña, el plan navideño ha nacido con el voto en contra de la Comunidad de Madrid, que considera que el cierre será "imposible de controlar por las Fuerzas de Seguridad del Estado" y ya ha anunciado que buscará ampliar algunas medidas.

Restricciones en Navidad: "Todos vamos a tener un motivo para movernos"

Los niños cuentan y pueden ser un ejemplo a seguir

Aunque finalmente los niños contarán en las restricciones para las reuniones navideñas, comunidades como Galicia habían planteado que los menores no se incluyeran en el cómputo total de invitados los días señalados, algo que para los epidemiólogos "no tiene ningún sentido" porque su riesgo no es nulo y pueden contagiar.

La propia Asociación Española de Pediatría ha defendido que se considere a los niños en las reuniones de Navidad en el contexto de la pandemia con un límite de edad de dos años, al contemplar que los que están por debajo de esta no se sientan a la mesa con los adultos. Además, los expertos defienden que los más pequeños pueden dar ejemplo de comportamiento a los mayores en las próximas fiestas.

Cuando cierren las escuelas, habrá tres semanas de rutinas descontroladas

"En el momento en el que cierren las escuelas, tenemos tres o cuatro semanas de rutinas descontroladas", apunta Bassat, que considera que "la estrategia de prevención en los colegios está funcionando muy bien". Tanto es así, que, aunque son numerosos (233 en la última semana), los brotes en centros escolares generan poco menos de seis casos por foco, según el último informe del Ministerio de Sanidad. Esta cifra es la mitad de los que se producen en los centros sanitarios o en la restauración y todavía menor que la de los que están asociados a residencias de mayores.

"Hay mucha evidencia de que la ventilación es clave y, en lugares cerrados donde hay gente hablando sin parar como una reunión familiar, va a ser muy difícil mantener mascarillas y distancias", argumenta Franco, que llama a seguir en casa el modelo de los centros educativos: "Tenemos que ser conscientes de las mejores prácticas: los chavales están pasando frío y guardan distancia, pero eso funciona".

Consejos para una cena navideña segura en tiempos de pandemia

La presencia de los mayores en las fiestas, un "riesgo innecesario"

Otro punto polémico del plan ha sido el referente a los mayores que viven en residencias. Según el pacto de Sanidad con las comunidades, podrán dejar los centros durante las celebraciones navideñas, con la recomendación de que sus relaciones se limiten a un único domicilio y se mantenga una burbuja de convivencia estable, en aquellos casos en que los que realicen una salida más prolongada.

Que no sea una última cena por la presión por celebrar las fiestas

"Creo que es un riesgo innecesario", reflexiona Quique Bassat, que vuelve a recalcar la gravedad de la situación epidemiológica para desaconsejar las salidas. "No me gustaría que fuera una última cena por culpa de la presión social por celebrar las fiestas", sentencia. Además, argumenta que los test siguen sin ser una herramienta fiable para garantizar la seguridad de los encuentros: "Este es el futuro, cuando tengamos esta herramienta tendremos que usarla, pero ahora no tenemos la capacidad ni los test adecuados".

Por el contrario, Franco se muestra más flexible y señala "una diferencia enorme" entre dejar solos a nuestros mayores y exponerlos demasiado. Para "disfrutar" de ellos "sin ponerlos en peligro", el experto aconseja reducir todavía más el número de personas de las reuniones en las que participen y trasladarlas a lugares bien ventilados o en paseos al aire libre. "Seguimos teniendo un problema muy serio con las residencias", añade, para recordar casi la mitad de los más de 46.000 fallecimientos que la pandemia ha causado hasta ahora se han producido en estos centros.