Miguel Gallardo: "Enfrentarme al cáncer ha sido como ir a la luna sin casco y volver"
- El dibujante cuenta su experiencia con la enfermedad en el cómic Algo extraño me pasó camino de casa
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Tras un tiempo dando vueltas por el mundo, impartiendo charlas y talleres sobre el autismo y su relación con su hija María (que lo padece), el dibujante Miguel Gallardo (Makoki, María y yo) decidió tomarse un tiempo de descanso. Pero tras una visita al médico por un “dolorcillo” fue operado de urgencia para extirparle un tumor de 4 cm. Y cuando salió del hospital se vió inmerso en la pandemia del coronavirus, que había puesto el mundo del revés. Una experiencia que ha decidido contar, con mucho sentido del humor, en su nuevo cómic: Algo extraño me pasó camino de casa (Astiberri).
Lo primero que queremos saber es cómo se encuentra: “Estoy bien, vengo de bañarme en el mar y hacer unos largos en la piscina, ya he dejado de tomar quimio y todo lo que me daban, y tengo revisiones cada tres meses, una resonancia a ver cómo sigue “el boniato” (así se refiere al tumor).
Gallardo nos ha comentado por qué ha querido contar esta experiencia: “Una de mis pasiones son los cuadernos de viaje que hago cada vez que viajo, y que también hago con María, y esta es la aventura más extraña y extraordinaria que me ha pasado. En el libro lo defino como “ir a la luna sin casco y volver”.
“Yo había colaborado con unos dibujos -continua- en el libro No sabes lo que me cuesta escribir esto, de Olivia Rueda, una mujer que había tenido un derrame cerebral y pasó una afasia (trastorno del lenguaje) y nos hicimos grandes amigos –comenta Gallardo-. Para mí fue un ejemplo de superación. Y en el libro habíamos utilizado esa imagen de ir a la luna sin casco porque en estas situaciones nadie te explica nada ni te dice lo que va a pasar y estás completamente perdido y no sabes dónde vas a aterrizar. Justo como me sentí con este tumor”.
“Lo primero que hice tras la operación fue dibujar a María”
Gallardo asegura que: “el cómic es una forma de explicar lo que me ha pasado. Primero de explicármelo a mí, porque necesitas una explicación, aunque sea de ficción, de lo que te pasa; y luego para explicárselo a los demás. Contarlo todo abiertamente es el remedio a esos momentos de sombras”.
En estos casos es fundamental pensar en positivo pero hacerlo no es nada fácil: “Al principio surgen muchos miedos -confiesa Gallardo-, no tanto a la muerte como a la incapacidad, a perder cosas porque te hayan abierto la tapa de los sesos y hurgado dentro. Siempre temes que hayan tocado algo de más. Por eso lo primero que hice al despertarme fue dibujar para ver si podía seguir haciéndolo. Y afortunadamente la mano ya tenía la gimnasia y el cerebro lo ejecutó”.
Y lo primero que dibujó fue a su hija María: “No fue tanto dibujarla a ella como simplemente dibujar -confiesa-. María es la persona que más he dibujado en la vida y fue lo primero que plasmé en uno de los libros de María y yo que me llevé al hospital para regalar a los médicos.
Gallardo está muy agradecido a los sanitarios que le atendieron: “A pesar de la pandemia, las sesiones de radioterapia no fallaron ni un solo día. Me las daban en una máquina donada por Amancio Ortega y, a pesar de las reticencias que tenía contra él, cuando salí del hospital dije: “Ahora voy a comprar en Zara”.
"Espero que mi experiencia pueda ayudar a más gente"
"También he querido quitar un poco de hierro al tema porque ahora hay grandes avances contra el cáncer y tratamientos menos invasivos -confiesa-. Por ejemplo, mi quimio ha sido con unas pastillas que me tomaba en casa y casi no he sufrido efectos secundarios. Yo me he sentado enfrente del tumor como una forma de restarle importancia y espero que eso pueda ayudar a más gente".
También por eso Gallardo llama ‘Boniato’ al tumor que le quitaron: “Le comenté al médico que tuve una especie de viaje astral en el que vi como me abrían la cabeza y veía a eso que era una especie de ‘alien’ de color negro pegado al cerebro, pero él me dijó que los tumores eran del mismo color que el cerebro. Pero me tomé la licencia de llamarlo ‘boniato’, porque es una forma de rebajar un poco la tensión”.
Pero era inevitable pensar en la muerte como confiesa Gallardo: “Rozas la muerte y al principio no pensaba tanto en la muerte como en lo que me podía pasar si algo salía mal, pero poco a poco cambié de idea y decidí pensar en los años que me quedaban por delante y en las cosas que puedo hacer. Básicamente me he apoyado en eso, en que todavía quedan cosas por hacer. Sobre todo me he apoyado en recuperar las pequeñas rutinas diarias, cosas que te hacían feliz antes y que quieres recuperar, como ir a nadar. Gracias a esos puntales me he ido levantando”.
El confinamiento le impidió ver a María durante varios meses
Gallardo fue operado justo antes del confinamiento y dado de alta cuando ya estábamos confinados. "Mi confinamiento ha sido al revés –nos confiesa-, después de tanto tiempo encerrado en el hospital se me caían las paredes encima y me pasaba el día paseando a mi perrita, que es la perra más sobrepaseada de todo Barcelona. Aprovechaba cualquier oportunidad para salir, aunque fuera para tirar una tapa de yogurt a la basura. También tuve la suerte de tener un salvoconducto para hacerme la radioterapia y e iba andando con todos mis amigos, que se ofrecieron a acompañarme a pesar del riesgo que había en los hospitales en ese momento de la pandemia".
El confinamiento también le impidió ver a su hija María durante varios meses. “Cuando pude ir a Canarias hacía como nueve meses que no la veía y la echaba mucho en falta. A ella no le hemos contado nada sobre la pandemia porque no lo va a entender, así que cuando me vio fue como si me hubiera visto la semana antes y enseguida se puso a dibujar”.
"Aparte como los dibujantes trabajamos en casa, el confinamiento lo he pasado trabajando y dibujando mucho" -añade Gallardo-.
Dedica el cómic a un enfermo que falleció
Gallardo dedica el cómic a Julián Sanz Barbero: “Es un poco el mecenas del cómic. Contactó conmigo a través de las redes cuando volví a casa y me sugirió la idea de contar mi experiencia. El pasaba por un proceso parecido de cáncer desde hacía muchos años y su idea era hacer una fundación y una colección de libros con autores españoles. Yo ya tenía en la cabeza hacer este libro, así que le puse en contacto con Astiberri y el proyecto salió adelante. Lo que pasa es que Julián falleció en medio del proceso y por eso he querido dedicarle el cómic”.
Gallardo confiesa que en esta situación también se sintió un poco como un niño: “Si, porque con el cáncer hay una serie de reglas y normas que van a dirigir tu vida y que no entiendes muy bien, lo mismo que pasa en nuestra infancia. Y más cuando aparecen esos miedos que conlleva el cáncer, que te hacen pensar: “Mamá, dame la mano y sácame de aquí”.
Estos días también se publica el cómic Habla María (Astiberri) del Mexicano Bernardo Fernández (Bef), que tiene muchas cosas en común con Miguel Gallardo. “Cuando lo conocí en una feria del libro en México nos hicimos hermanos de sangre enseguida, porque ambos tenemos una hija con autismo y las dos se llaman María, además los dos somos dibujantes de cómic y hemos estudiado en los Maristas. Por eso yo lo anime a que hiciera algo bonito sobre su hija utilizando las herramientas del cómic”. (En unos días os ofreceremos una interesante entrevista con Bef).
Miguel Gallardo lleva décadas dibujándose en sus historias, pero esta vez se ha visto retratado por otro autor. “¡Es una venganza! (bromea). No, realmente es un orgullo y una satisfacción.
‘Un extraño asesinato y otras historias’
Además de Algo extraño me pasó camino de casa Miguel Gallardo también ha creado un cómic que FNAC regalará a sus clientes: Un extraño asesinato y otras historias, una peculiar adaptación de dos relatos de Patricia Highsmith. “Me lo propusieron cuando llegué a casa del hospital y al principio me echó para atrás porque yo no suelo adaptar cosas. Lo mío es hablar de la gente que hay a mí alrededor y de las cosas que nos suceden. Y la obra de Patricia me parecía más seria, más psicológica… Pero al final pensé que podía ser interesante porque me dieron absoluta libertad”.
“Como podía elegir –continúa- escogí un cuento de Patricia que me venía al pelo para contar lo que me pasaba a mí, que es El hombre que escribía novelas en su cabeza, porque esos días yo tenía una gran actividad mental y todo pasaba por mi cabeza”.
“Al final lo llevé a mi terreno y acabó como una especie de parodia en la que Patricia Highsmith y yo acabamos tirándonos los trastos a la cabeza. Ha sido muy divertido” –añade Gallardo-.
'Los casos de Perro Nick'
Miguel Gallardo también ha reeditado con La Cúpula una de sus mejores obras: Los casos de Perro Nick. Las rocambolescas historietas de un detective de mentón prominente que aparecieron por primera vez en el número 58 de la revista El Víbora en el año 1984. Fueron publicadas de forma seriada a lo largo de diversos números y merecieron en 1992 el Premio a la Mejor Obra de Autor Español en el Salón del Cómic de Barcelona.
“Lo que empezó siendo un año de mierda ha acabado siendo muy productivo –confiesa Gallardo-. Y estoy muy contento de recuperar Perro Nick porque fue una obra colosal, que realicé cuando yo estaba experimentando nuevas técnicas de narración y jugaba con el color. De hecho lo escribí con el método de “cortar y pegar” que usaba William S. Burroughs: coger textos de cualquier sitio y pegarlos”.
“Yo lo hice con las novelas de Raymond Chandler, que me encanta, y cogí algunos diálogos geniales que luego coloqué al personaje de Perro Nick y su entorno para acabar convirtiéndolo todo en una parodia” –confiesa-.
“Hemos tardado muchos años en hacerlo porque los originales ya no existen y solo quedaban fotolitos que ha habido que restaurar. Ha sido un trabajo muy delicado, he creado una portada nueva para el recopilatorio, y al final lo hemos podido terminarlo en este año tan peculiar”.
En cuanto a sus proyectos, Gallardo nos comenta que: “Siempre tengo varios en los cajones y cuando paro los voy recuperando. Y ahora estoy con un cómic autobiográfico en el que contaré desde mi infancia hasta que llegué a Barcelona y empecé a colaborar en El Víbora. Lo que me acaba de pasar ha dado a este libro una especie de continuidad muy interesante, una especie de diálogo”
“También tengo pendiente El gran libro sobre los perros. Y es que esas experiencias con la perrita durante la pandemia me han despertado el interés por el tema” -concluye-.