Productividad, conciliación y menos emisiones: las claves de una jornada laboral de cuatro días
- Expertos y empresarios que ya la han implantado señalan mejoras en el empleo y el bienestar de los trabajadores
- Iglesias y Díaz dicen que el Gobierno "explora" esta medida, pero varios ministros socialistas niegan que esté encima de la mesa
Hace un siglo, tras la histórica huelga de La Canadiense, España se convertía en el primer país del mundo en implantar de manera oficial la jornada laboral de ocho horas diarias para todos los trabajadores. Cien años después, ha surgido un nuevo debate: la posibilidad de introducir la semana laboral de cuatro días o de 32 horas semanales, lo que según sus defensores haría crecer la productividad y el bienestar de los trabajadores.
Una jornada reducida "disminuye el estrés, mejora la salud mental y la conciliación, además de favorecer un aumento de la productividad que las empresas españolas necesitan", explica a RTVE Héctor Tejero, responsable político del grupo de Más País en el Congreso. El partido de Íñigo Errejón presentó una enmienda a los Presupuestos para crear un proyecto piloto de ayudas a las empresas que implanten esta reducción de jornada.
Aunque la enmienda fue rechazada en el Congreso -el partido la volverá a presentar en el trámite del Senado-, el debate dentro del Gobierno ya está servido. Mientras que el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, aseguran que se está "explorando", los titulares de Seguridad Social y Hacienda, José Luis Escrivá y María Jesús Montero, dicen que no está encima de la mesa en este momento.
Los que ya la han implantado: “Hemos dado la vuelta al negocio”
Antes de esperar a cambios legislativos, varias empresas en España ya funcionan con una jornada reducida sin bajar el sueldo. María Álvarez, propietaria de tres restaurantes en Madrid, decidió junto a su socia cambiar el modelo laboral durante el confinamiento.
"La idea surgió de la combinación de ser madres y empresarias durante esa época. Tener que trabajar y cuidar era el infierno en la Tierra", cuenta, así que decidieron la nueva normalidad laboral no fuera como la antigua. Introdujeron la opción de pedir por Whatsapp en vez de a los camareros, lo que liberaba tiempo de trabajo, y redujeron la jornada semanal a 35 horas repartidas en cuatro días.
Fue un "cambio en la cultura de la empresa" que les ha proporcionado muchas ventajas. A nivel sanitario, se reducen los contactos entre los trabajadores, que además pueden disfrutar de fines de semana largos para "incentivar el turismo local y el consumo". También ha hecho a sus empresas más competitivas de cara a los empleados y reciben más y mejores currículums.
El caso de Álvarez es similar al de Zataca, una empresa informática de Alicante, que a principios de este año dio la opción a sus trabajadores de trabajar un día menos sin bajar el sueldo. "Tuvimos un aluvión de currículums", cuenta Pedro Sánchez, CEO de la compañía, que ha pasado de tener 25 trabajadores en diciembre del año pasado a 35 en la actualidad.
"Queremos llegar a que cada uno pueda trabajar cuando quiera", asegura, por lo que cada empleado elige entre varias opciones dentro de una jornada de 37 horas y media. El 50% ha escogido la opción de trabajar un día menos “y nadie se ha arrepentido”, apunta.
Mientras que Sánchez cree que durante este año la productividad "ni ha aumentado ni se ha reducido", Álvarez explica que en su caso sí que ha crecido. Tanto, que acabarán este 2020 catastrófico para la hostelería con beneficios y con la previsión de abrir un nuevo local el año que viene: "Le hemos dado la vuelta completa al negocio y hemos salido mejoradas", asegura.
Más tiempo libre para hacer frente al cambio climático
Además de las implicaciones para los trabajadores y los empresarios, la jornada laboral de cuatro días sería una medida importante para luchar contra la crisis climática, según afirman desde el colectivo ecologista Contra el Diluvio.
Esta medida nos permite imaginar "una sociedad no tan centrada en la producción", según el portavoz de la asociación Ignacio Hierro. "Para acabar con el cambio climático va a tener que reducirse muchísimo la producción, pero vamos a aumentar mucho el tiempo libre", precisa.
Además, "tener menos tiempo lleva a vidas más intensivas en dióxido de carbono", ya que cogemos más el coche por no tener tiempo, comemos comida preparada o la pedimos a domicilio. Tejero también apunta en la misma dirección, ya que cree que el mayor tiempo libre que saldría de esta reducción se invertiría en actividades menos contaminantes.
Para Álvarez, que ha impulsado la plataforma 4Suma! para incentivar el debate en torno a la reducción de jornada, otro aspecto positivo para el planeta es que disminuirían los viajes en vehículos privados si se trabaja un día menos.
El impacto en la conciliación y la igualdad de género
Los expertos creen que una reducción de horas trabajadas serviría para avanzar también hacia la igualdad de género. Esta jornada "libera tiempo para vivir, para hacer actividades sociales, domésticas y de cuidados", afirma Jon Bernat Zubiri Rey, profesor de Economía en la Universidad del País Vasco.
"La mayoría de jornadas largas y horas extras las hacemos los hombres. Una reducción a nivel general liberaría tiempo para que los hombres formemos parte de los cuidados", asegura. Zubiri cree que en este sentido es más positiva una jornada de 32 horas en cinco días que una de cuatro días, ya que "el trabajo doméstico es diario".
Para Contra el diluvio, "este tiempo adicional es muy importante para la conciliación, pero tiene que ir acompañado de una redistribución igualitaria de estas tareas no remuneradas", para que no se mantengan injusticias ya existentes.
¿Es viable reducir la jornada en medio de una crisis?
Desde el Gobierno, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, ha rechazado poner en marcha esta reducción, ya que "no es el momento", una idea que también ha expresado la titular de Hacienda, María Jesús Montero. Se contradice por lo dicho por Pablo Iglesias y Yolanda Díaz, que este mismo viernes insistió, en una entrevista en TVE, en que sí se está estudiando.
Tejero (Más Madrid) está convencido de que precisamente este "es el momento", y que se puede aprovechar el impulso de leyes como la de regulación del teletrabajo para avanzar en este sentido.
"Hay una tendencia a decir 'ahora no toca'" cuando se plantean reformas como esta, según el secretario de Juventud y Nuevas Realidades del Trabajo de Comisiones Obreras, Carlos Gutiérrez. Cree que el debate sobre una jornada de cuatro días "es pertinente y necesario", ya que en España las jornadas son más largas que en otros países de nuestro entorno, y este cambio podría reducir el desempleo.
"Llevamos muchas décadas con una jornada laboral estipulada en 40 horas semanales pese a que ha habido un gran avance en la productividad", algo que no se ha traducido en una reducción de esta jornada, según critica.
Desde las patronales CEOE y CEPYME no han querido valorar esta medida, ya que no se ha planteado en la mesa de diálogo social con el Gobierno y los sindicatos. Sí que se ha pronunciado la asociación de autónomos ATA, que califica de "quimera" y “ocurrencia” la propuesta. "Ahora no toca", ha subrayado su presidente, Lorenzo Amor.
El ejemplo valenciano
Antes de la propuesta de estas semanas, la medida ya ha sido ensayada en otros lugares como manera de reducir el desempleo. A finales de los 90, Francia impulsó la "Ley Aubry", por la que las empresas de más de 20 trabajadores debían reducir la jornada a 35 horas semanales y a cambio recibían ayudas. El profesor de Economía en la Universidad del País Vasco señala que la creación de puestos de trabajo no fue tan grande como se esperaba, pero recuerda que en el país vecino el periodo de entre 2000 y 2002 fue el de mayor crecimiento del empleo de las últimas décadas.
Más cerca de casa, un proyecto de apoyo a empresas que apuesta por la jornada de cuatro días ya está aprobado en la Comunidad Valenciana. Según explica Joan Sanchis, economista y asesor de la Generalitat en la elaboración de este plan, el gobierno valenciano dedicará 1,5 millones de euros a partir del año que viene a apoyar a las empresas que apuestan por reducir la jornada manteniendo el sueldo.
"Es un programa piloto que persigue poner en marcha una ayuda pública para las empresas que participaran en este programa", afirma Sanchis. Según el plan preliminar, la Generalitat aportaría el 100% del coste salarial el primer año, el 50% el segundo y después el 25%. Si el proyecto da buenos resultados, se ampliaría en el tiempo y se plantearían otras ayudas para nuevas contrataciones.
El objetivo último es mejorar la productividad, fomentar el empleo y servir de palanca en el "cambio de modelo productivo", además de abrir el debate sobre la racionalización de horarios.
Un cambio más difícil para la hostelería
Los expertos reconocen que las empresas con más facilidades para introducir esta jornada son aquellas con mayor uso de la tecnología y con altos niveles de productividad, mientras que es más difícil en otras del sector servicios, la hostelería y el turismo, donde hay mayor temporalidad y precariedad laboral.
Para Álvarez, que ha implantado esta jornada en restaurantes, "precisamente por eso donde hay que invertir es en la hostelería". "El objetivo de esta jornada no es que haya más puestos de trabajo como los actuales, sino construir los puestos del futuro", mejor pagados y dentro de modelos productivos innovadores y eficientes, plantea.
En la Comunidad Valenciana proponen apoyar económicamente a aquellas empresas de que necesiten hacer un gran cambio, mientras que Zubiri cree que sería necesario un "mecanismo de financiación" solidario entre empresas, para que aquellas que tengan más fácil implantar la reducción ayuden a las que lo tengan más difícil, como las PYMES. Esto se podría conseguir mediante impuestos existentes, como el de sociedades, con exenciones en el pago a quien apueste por la reducción de jornada, y aumentos a aquellas que sigan sin hacer cambios.
Los empresarios y activistas a favor de la medida insisten en que no es "utópica" y recuerdan, como hacen desde Contra el diluvio, en que la "la jornada de ocho horas no está escrita en piedra".