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La red feminista de sororidad de Carolina Coronado

  • Se cumplen 200 años del nacimiento de la poeta romántica en Almendralejo
  • Escribió contra la discriminación de la mujer y denunció la violencia de género

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200 años del nacimiento de Carolina Coronado

Carolina Coronado es una de las grandes escritoras del siglo XIX español. Junto a Emilia Pardo Bazán, Gertrudis Gómez de Avellaneda y Rosalía de Castro, Coronado conformaría un póker de damas que, pese a la fama que alcanzaron en vida, no consiguieron el reconocimiento oficial que se les hubiera concedido en caso de ser varones. Así por ejemplo, Gómez de Avellaneda y Pardo Bazán fueron candidatas a sentarse en la Academia Española, pero los guardianes de la Lengua no permitieron su entrada en el selecto club.

Carolina Coronado nació el 12 de diciembre de 1820 en Almendralejo, en una familia acomodada. Pronto rompió los estrechos moldes en los que la querían confinar y se dedicó a algo bastante mal visto para una mujer de su época: Escribir y publicar. Y además, se atrevió a denunciar en sus poemas la desigualdad a la que estaban sometidas las mujeres e incluso a tejer una red con otras jóvenes poetas que les sirvió de resguardo frente a las críticas de quienes las rodeaban. Como es casi obligado en alguien perteneciente al movimiento artístico del Romanticismo, la vida de Carolina Coronado fue intensa y larga, trufada de misterios y anécdotas, como las generadas por la catalepsia que sufría y que dio lugar a que se difundiera varias veces la noticia de su muerte.

Rosalía de Castro, más viva que nunca

Rebeldes ante la discriminación de su época

"Para entender a Carolina Coronado, hay que comprender el tiempo en el que vivía. Es un momento en el que se está creando una nueva sociedad liberal que quiere abrir nuevos espacios de reconocimiento del saber y el talento. Hay una eclosión de la prensa, en el que la mujer se convierte en consumidora de cultura, en lectora, y aparecen muchas revistas dirigidas a ellas", afirma Mónica Burguera, profesora de Historia Contemporánea de la UNED. En ese contexto, escritoras como Carolina Coronado y Gertrudis Gómez de Avellaneda se convierten en auténticas celebridades pero, a la hora de la verdad, son minusvaloradas y discriminadas.

"Ellas lanzan una crítica profunda a la revolución liberal, que estaba construida para los hombres y excluía a las mujeres de los derechos recogidos en las leyes", añade Burguera. En el poema "Libertad", Coronado denuncia este doble rasero, como habían hecho otras feministas antes que ella en Francia desde la época de la Revolución Francesa.

"Los mozos están ufanos,

gozosos están los viejos,

igualdad hay en la patria,

libertad hay en el reino.

Pero os digo, compañeras,

que la ley es sola de ellos,

que las hembras no se cuentan

ni hay NACIÓN para este sexo".

Y es que la sociedad de la época de Coronado había consagrado la imagen del "Ángel del hogar" como símbolo de la perfección de la mujer: hija, esposa y madre como función en la vida. "Lo que se apartaba de esta norma era condenado porque se consideraba peligroso. Por eso, la sociedad recibió a las poetas románticas con una gran hostilidad", explica Marina Mayoral, una de las mayores expertas en las escritoras románticas españolas. Mayoral pone como ejemplo a la misma Coronado, a quien su familia obligó a centrarse en las labores "propias de su sexo" como la costura, pese a disponer de medios para proporcionarle una educación: "Carolina Coronado fue autodidacta. Ella misma le contaba a su mentor, Hartzenbusch, que no escribía sus versos por temor a que los descubriesen y los destruyeran, por lo que los componía mentalmente, de memoria".

Coronado destacó en la denuncia clara de la hostilidad que sufrían las mujeres escritoras

La hermandad lírica

El feminismo de Carolina Coronado no se quedó solo en sus versos. Quizás por esa experiencia suya de luchar contra todo tipo de barreras, se dedicó a ayudar a otras jóvenes poetas a llegar hasta los periódicos, a conocerse y a publicar, presentándoles a editores y prologando sus libros. Ella impulsó lo que se ha llamado "La hermandad lírica", una de las primeras y más significativas redes de sororidad en la cultura española. "Ante las críticas y las dificultades, las escritoras reaccionaron agrupándose. No fue un movimiento preparado, fue bastante espontáneo. Se llamaban unas a otras hermanas, se animaban a escribir, se apoyaban entre ellas. Coronado destacó en la denuncia clara de la hostilidad que sufrían las mujeres escritoras: todas lo hicieron, pero ella lo hizo mejor que ninguna", explica Marina Mayoral.

Las poetas se llamaban unas a otras "hermanas", se animaban a escribir, se apoyaban

"Coronado fue tejiendo contactos desde las revistas que dirigía en la sombra en Badajoz, conscientemente y los extiende a distintas provincias: Galicia, Asturias, Cataluña... Quiere crear una colectividad femenina de mujeres críticas, con un auténtico proyecto de proyección pública", explica Nuria Burguera. Robustiana Armiño, Ángela Grassi, Amalia Fenollosa, Dolores Cabrera, Vicenta García de Miranda, Pilar Sinués, Manuela Cambronero son nombres que figuran en esa hermandad. Algunas como Grassi y Sinués fueron con el tiempo directoras de sus propias revistas "femeninas".

Sin romper del todo las normas

"Esta hermandad literaria tuvo una parte positiva que dio visibilidad a las escritoras; pero también tuvo una parte menos atractiva, que no rompió con la imagen del "Ángel del hogar", afirma Mayoral. Burguera nos llama a comparar su figura con la de Gertrudis Gómez de Avellaneda, que sí saltó por encima de la actitud social que se esperaba de las mujeres, tanto en temática como en su vida privada. Por ejemplo, Gómez de Avellaneda fue madre soltera y protagonista de varios escándalos sentimentales en la sociedad madrileña. "Coronado no apuesta por desbordar el espacio femenino, sigue apoyando que hay dos naturalezas distintas y dos espacios diferentes, el masculino y el femenino".

El grueso de la producción de Coronado y sus compañeras procura encajar en temas considerados femeninos como la exaltación de la naturaleza o el amor filial o maternal. No obstante, Coronado arremetió contra un mal de todos los tiempos, la violencia machista en el poema 'El marido verdugo', en el que no sólo condena los golpes y el maltrato psicológico que sufren muchas mujeres a manos de sus esposos, sino que ridiculiza a los maltratadores, haciendo ver que golpean a sus mujeres mientras no son capaces de mostrarse valientes en otras causas. También se comprometió con la abolición de la esclavitud y fue dirigente junto con Concepción Arenal de la Sociedad Abolicionista de Madrid. Es una causa que había defendido asimismo Gómez de Avellaneda, que había nacido en Cuba y escribió la primera novela de condena de la esclavitud, "Sab", diez años antes que la famosa "Cabaña del Tío Tom", de Harriet Beecher Stowe.

Coronado se casó tarde para la época, a los treinta y dos años. Desde ese momento hasta su muerte en 1911, sus escritos fueron menos rebeldes y quedaron dentro de una respetabilidad de consagrada.