'Atlas', el viaje en verso gallego de Alba Cid: "La poesía no es una moda, siempre ha estado ahí"
- La filóloga ourensana ha ganado el Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández
- La poesía ha copado los principales galardones literarios en este año marcado por la pandemia
La poeta y filóloga Alba Cid cuenta como las historias-algunas casi leyendas- de prácticas naturales en extinción arriban hasta ella, se enamora e investiga en un camino “lento y de sedimentación” que se ha prolongado años.
Entre el verso y la etimología brotan poemas como Da pintura en tea de araña, en el que destila la delicadísima creación en telarañas por los monjes del Alto Tirol en el siglo XVI, que la poeta conecta “con lo trascendente y el esfuerzo que implica todo arte”, apunta.
Composiciones entre ficción y realidad (sobre el origen de los tulipanes, la pesca ancestral con cuervos o el mapeo de corrientes de los aborígenes australianos) que aspiran a “tocar la raíz de las palabras” y reflexionan sobre lo anacrónico, entre otras honduras que le bullen.
Esta fusión toma cuerpo en Atlas (Editorial Galaxia), con el que la ourensana ha ganado el Premio Nacional de Poesía Joven Miguel Hernández 2020, dotado con 20.000 euros, y le ha convertido en uno de los nombres literarios del año a seguir la pista.
Un viaje poético por los cinco continentes del que el jurado ha destacado la habilidad para tejer “mapas de la realidad y el valor moral que puede tener la literatura como problematización del mundo" (…) Escrita con la lógica del asombro y llena de referencias culturales que se contemplan desde una mirada excéntrica que fermenta en rebeldía".
Al galardón a este poemario emocionante se suma el de otra autora gallega, Olga Novo, que se ha alzado con el Premio Nacional de Poesía con Feliz Idade (colección Tambo de Kalandraka), confirmando la buena salud de los versos que nacen en Galicia (y en gallego) en un “caldo de cultivo de experimentación que siempre ha estado presente” y bajo el influjo de Rosalía de Castro, confirma la propia Alba Cid de 31 años, también investigadora de poesía contemporánea.
Poesía para comprender el mundo
La autora forma parte de esa nueva generación de jóvenes poetas junto con nombres como Beatriz Chivite, Mario Obrero o Raquel Vázquez que están descollando con sus trabajos en una pandemia donde el arte se ha conformado en bálsamo, aunque con matices.
“Nunca me he dejado llevar por esa idea de que la poesía sea un ritual de sanación o por lo menos no lo es en menor medida que otra arte. Para mí la poesía es una forma de pensar y leer el mundo. Una forma de salvaguardar un momento personal que quizás si se vea amenazado por la aceleración general que nos rodea. De tocar a partir de lo visible lo invisible o cuestiones muy difíciles de explorar incluso de un modo consciente o ensayístico”, señala con aplomo.
El encierro ha inundado las redes sociales de poesía, donde ya había explotado en una nueva edad dorada más un rejuvenecimiento de los lectores. Acerca de este buen momento, Cid opina que en realidad “la poesía siempre ha estado ahí”, alejando la etiqueta de moda.
Para el auge de las redes tiene una respuesta salomónica: ni “demonizarlas” porque son espacio de encuentro y una “biblioteca infinita” para documentarse, aunque aflora la contradicción del “ruido” que generan que no casa con sus tempos para la escritura, disecciona con lucidez.
Lo cierto es que la poesía brilla y parece estar en todas partes. Los grandes premios han vuelto la mirada a los poetas en una coincidencia sin precedentes: el Nobel de Louise Glück, el Cervantes de Francisco Brines y el Princesa de Asturias de las Letras para Anne Carson.
Alba Cid cita a la autora canadiense como uno de sus máximos referentes. Abre Atlas con una dedicatoria torrencial para “poner las cartas sobre la mesa” y apostar por la “porosidad del arte”.
La filóloga agradece sus influencias a fotógrafos, páginas web o pintores como Paul Klee pero sitúa en lugar destacado a Carson y a la poeta modernista estadounidense Marianne Moore (1887-1972) .
“De Marianne me gusta la precisión, la ironía, que se interesó por la bilogía. Se acercó en aquella época a la naturaleza con un microscopio tan personal que nos muestra a un pulpo o a un pangolín como nadie lo había hecho. Su modernidad es increíble. Y Anne Carson es una voz increíble, intensamente inteligente y capaz de moverse como quiere entre géneros”, concluye con admiración.