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Camargo reconoce la ingente labor de los hermanos González Echegaray

  • El municipio cántabro dedicará sendas calles a ambos, y organiza diversos actos culturales en su memoria
  • Joaquín y María del Carmen dieron a conocer el patrimonio histórico y cultural de Cantabria, con especial dedicación a Camargo

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Camargo rinde homenaje a Joaquín y María del Carmen González Echegaray

Camargo rinde homenaje con diversas actividades a las figuras de los hermanos Joaquín y Mari Carmen González Echegaray. Una exposición, charlas, visitas guiadas por el municipio y la reedición de libros de los dos historiadores cántabros se incluyen entre los actos, que culminarán con la inauguración de sendas calles con sus respectivos nombres. Un reconocimiento al trabajo riguroso y extensísimo con el que abordaron nuestro pasado y una ocasión para saldar la deuda pendiente con su memoria.

Si hoy la Cueva del Pendo está incluida en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco desde 2008 es gracias al trabajo de Joaquín, considerado el arqueólogo español más relevante y con mayor proyección internacional. En el municipio de Camargo también trabajó en Cueva Morín, donde descubrió al denominado “Pipo” u hombre de Morin, y en el Juyo, donde excavó durante varias campañas y extrajo un valiosísimo material, buena parte del cual permitió reconstruir un santuario del Magdaleniense.

Preservó Altamira

También son trascendentales sus estudios en Altamira, donde fue relevante su intervención para restringir la entrada masiva de visitantes que se estaba produciendo en las décadas de los 60 y 70 del pasado siglo, estableciendo un cierre de cuatro años, durante el cual se produjo una mejora en las condiciones ambientales de la cavidad, la considerada Capilla Sixtina del arte paleolítico.

El legado de su hermana Mari Carmen está en Comillas, en el Centro Internacional de estudios del Español. Allí guardan, a la espera de su catalogación y digitalización, miles de documentos y más de tres mil volúmenes de su biblioteca personal. Manejó legajos, expedientes de hidalguía y supo extraer información valiosa de los archivos históricos para el conocimiento de la heráldica y la genealogía. Para el Valle de Camargo es trascendental su volumen “Mil años de historia”. Los que la conocieron hablan de su generosidad, trabajo incansable y rigor científico. Otra faceta importante de los dos hermanos son sus aportaciones al conocimiento de la etnografía de Cantabria.

Múltiples y merecidas distinciones

Hijos predilectos de Santander, acumularon premios y distinciones, aunque quizá no tantos como merecieron. Joaquín fue el primer director del Museo Altamira, del etnográfico de Muriedas, subdirector del Museo de prehistoria y Arqueología y deán de la Catedral, entre otros muchos cargos, y poco antes de morir, le llegó el doctorado honoris causa de la Universidad de Cantabria, a la que no pertenecía, pero que es deudora de su trabajo, por el extraordinario conocimiento que transmitió a muchos de los que hoy son allí profesores.

También a Mari Carmen se la considera impulsora de numerosos trabajos de los historiadores de arte de la región. Es la huella de dos personas humildes, que no buscaban reconocimiento, pero a los que se recordará durante muchas generaciones.