'Yo, mentiroso', una crítica a la política actual en un oscuro y emocionante thriller
- Antonio Altarriba y Keko culminan su premiada Trilogía egoísta
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Hace casi 8 años que Antonio Altarriba (El arte de volar, El ala rota) y Keko (La protectora, El perdón y la furia), iniciaron su premiada “trilogía egoísta” con Yo, asesino, al que siguió Yo, loco y que ahora culminan con Yo, mentiroso (Norma Editorial), en el que denuncian las mentiras de la política y donde reconoceremos muchas situaciones y personajes de los últimos años.
“Los tres libros se presentan como historias de suspense –asegura Altarriba-, pero siempre hay un transfondo de crítica social. En Yo, asesino denunciábamos la impostura intelectual, la posición de los profesores y universidades, la relación con el arte… en Yo, loco criticábamos los manejos de las grandes corporaciones, sobre todo de las farmacéuticas; y en Yo, mentiroso hablamos sobre el mundo de la política y sus complicidades con los medios de comunicación”.
“Esta semana lamentamos la muerte de John Le Carré -añade Keko-, y creo que fue él quien dijo que “solo a través de la ficción se puede contar la verdad”. Y nosotros intentamos contar la verdad sobre la España de estos últimos años. Lo curioso es que parece que hablamos del pasado, pero todo lo que contamos es carne de Telediario estos días. Con los juicios de la mafia policial, la operación Kitchen, el Caso Gürtel… Ese trasfondo real que supera con creces a nuestro cómic”.
“Pero no es un thriller político al uso -añade el dibujante- porque el cómic también sirve para cerrar esa trilogía y atar algunos cabos sueltos que habíamos dejado de los álbumes anteriores”.
¿Una trilogía profética?
Una trilogía que casi ha sido profética, viendo la importancia que han ganado estos últimos meses la política y la industria farmacéutica. “Incluso uno de los laboratorios a los que aludíamos en Yo, loco está adquiriendo mucho protagonismo -asegura Altarriba-. También estamos asistiendo, más allá de la pandemia, a los movimientos dentro de la industria farmacéutica por posicionarse comercialmente con el tema de las vacunas”.
“Tengo mucha esperanza –añade Altarriba- en que con el reparto de las vacunas se compruebe también cuáles son las prioridades de estas empresas, que eran las que señalábamos en Yo, loco”.
“Pero me gustaría aclarar –continúa el guionista-, que este cómic no está protagonizado por las primeras figuras de la política nacional, aunque también aparezcan, sino que nos hemos centrado en el segundo nivel de la política, esas legiones de consejeros, de asesores, de comunicadores, especialistas en imagen… que son los que se encargan de escribir los discursos, de decidir en qué temas hay que poner el foco, cómo se puede distraer la atención sobre cosas que pueden perjudicar al partido poniendo el foco en otras… Esa segunda línea de la política que es la que fabrica la mentira para que los políticos de primera fila la repitan en los diferentes medios".
Política, asesinatos y personajes... ¿ficticios?
El cómic comienza con el brutal asesinato de tres dirigentes políticos. Todo apunta a una venganza política porque los asesinados tenían distintos juicios pendientes por corrupción. Desde ese momento la vida de Adrián Encinas, asesor en ciernes del partido gubernamental, cambiará por completo, ya que se verá inmerso en una serie de conspiraciones y asesinatos que sacudirán a su partido y a la élite que realmente maneja el poder en la sombra. Y él tendrá que solventar todos los problemas para que su partido salga fortalecido de la crisis.
Muchos de los personajes del cómic se “inspiran” en personas reales de la política española, empezando por el protagonista, Adríán Cuadrado. “Como se dice nada más abrir el libro cualquier parecido con la realidad es una coincidencia -bromea Altarriba-. Adrián trabaja en un principio en el gabinete del Gobierno de Raimundo Godoy, un nombre que tiene una sonoridad que igual os sugiere algún personaje real. Y vemos como pasa de estar al servicio del PDP (Partido Demócrata Popular), a convertirse en Jefe de gabinete de Pedro Sanchís, que igual también os recuerda a alguien”.
“Este personaje (cuyo nombre real menciona Keko un poco más abajo), lo tenemos actualmente de secretario de comunicación del Gobierno -añade el guionista-. Un puesto muy relevante si tenemos en cuenta que ahora los gobiernos se sustentan más por “los éxitos del relato”, que por sus logros”.
“Vivimos una época que ni Berlanga habría soñado”
Algo que se refleja en la actualidad, según Keko: “Vivimos unos tiempos incomprensibles. Sufrimos una pandemia a nivel mundial y estamos viendo como Trump, Bolsonaro, Putin… e incluso en España, hay esa lucha por quién maneja el relato. Yo me siento perdido sobre cómo se manejan los datos sobre la pandemia y cómo unos y otros los usan dependiendo de sus intereses. Y cómo se preocupan por lo electoral en vez de por la salud de las personas”.
“Quién le iba a decir a Pedro Sánchez que, después de todos los problemas que tuvo para formar gobierno se iba a encontrar con esta situación, nada más empezar el mandato –añade Keko-. Algo para lo que obviamente no estaban preparados. Llevamos unos años en el mundo de los ‘spin doctors’, los que manejan los hilos en la sombra. Cuando se encuentran Pedro Sánchez y Ayuso, en realidad estamos asistiendo al encuentro entre Iván Redondo y Miguel Ángel Rodríguez, que son los cerebros detrás de la estrategia de los partidos”.
“Y en estos momentos en los que están en juego la salud de las personas, la economía… ya no te puedes creer nada -afirma Keko-. Nunca pensábamos que podríamos llegar a esto, porque imagínate cómo sería este Yo, mentiroso con una pandemia de fondo. La realidad nos ha superado. O con el rey a la fuga. Estamos viviendo cosas que ni Berlanga hubiera soñado. La realidad de ahora es berlanguiana pero también una película de zombis, con un mundo lleno de supervillanos. Es una cosa terrorífica ante la que nuestros tebeo es una cosa muy inocente…”.
¿Todos llevamos máscaras y mentimos?
Destacar la alucinante portada del cómic que ya nos indica lo que nos vamos a encontrar en el interior, como nos comenta Keko: “Me gustan las portadas que hagan una síntesis del libro. Y en este caso nuestro protagonista tiene un cuarto secreto con máscaras en el apartamento de Madrid, en el que se cita con su amante, y en un momento dado se encierra dentro y habla de las máscaras que usamos y de la importancia de cómo nos presentamos ante los demás, que suele ser una cara falsa. Todos llevamos puesta una máscara ante los demás y en la política es una cosa clarísima”.
“Por eso –añade el dibujante-, en esa portada la cara del protagonista es una máscara más, y precisamente la más anodina. Su rostro auténtico queda perdido entre el resto de máscaras que expresan ira, confusión, risa, maldad… Es un poco una metáfora de la política y cómo se nos vende. Como la política es puro maketing”.
“Aunque el cómic hable de la relación de la política y los medios de comunicación –asegura Altarriba-, a lo largo de la historia vemos como, de una manera o de otra, la mentira está muy extendida entre nosotros. A veces casi como una forma de buena educación, de cortesía… porque si nos dijéramos lo que pensamos realmente los unos de los otros, a veces podría ser muy desagradable”.
“En el cómic todos los personajes mienten, menos uno, que no vamos a desvelar –añade el guionista-. No solo los políticos y periodistas, porque el marido engaña a la mujer, la esposa finge el orgasmo, los profesores de historia del Arte son falsificadores… Todo el mundo miente”.
Preguntamos a Altarriba si política y verdad son incompatibles: “Los tres libros van precedidos de una cita sobre el tema de cada uno. Y para este busqué una frase de El Príncipe, de Maquiavelo, en la que dice que el gobernante debe dejar de lado cualquier impulso natural o espontáneo y acostumbrarse a mentir, porque los hombres somos tan estúpidos y estamos tan apremiados por el presente que cualquiera que quiera engañar encontrará siempre un público que quiera ser engañado y concluye con una frase que se repite a lo largo del libro: “Gobernar es hacer creer”, lo que contraviene el principio básico de toda moral al asegurar que “el fin sí justifica los medios”.
¿El futuro del país se decide en el Bernabéu?
Hay una escena decisiva en el cómic en el que el destino de los personajes se decide en un palco del Santiago Bernabéu. “Se comenta que muchas de las grandes cosas que ocurren en nuestra política se negocian en pequeños grupos de personas influyentes –asegura Altarriba-. Y en ese palco del cómic el anfitrión de la reunión es Florencio Pérez. Ahí se acordará el destino de los personajes e incluso del país”
Destacar los retratos de esos políticos con nombres figurados pero que todos reconoceréis, como el tesorero del PDP, Luis Cárdenas. “Esos nombres ficticios nos han permitido hacer un montón de barbaridades con los personajes -afirma Keko-, aunque está clarísimo quiénes son. Una de las cosas más graciosas es que el presidente del Gobierno se llame Raimundo Godoy, porque yo me apellido Godoy y nuestro apellido ya está bastante vilipendiado por Manuel Godoy, secretario de Estado de Carlos IV y que nos vendió a los franceses. Todos los personajes están inspirados en… pero no son. Me lo he pasado muy bien dibujándolos”.
Otro de los personajes principales es el serial killer de Yo, asesino, que también se parece mucho al propio Antonio Altarriba pero que no lo es. “Hay varios personajes que circulan de un libro a otro. Los tres cómics se pueden leer de forma independiente pero incluyen muchos guiños, de forma que el lector tenga la sensación de estar en un mundo global. Algunos de los flecos que quedaron pendientes en esos dos libros anteriores se cerraran en este”.
Rojo, amarillo y verde
Aunque los cómics son en un maravilloso blanco y negro, cada uno tiene una simbología en el color: el primero tenía toques de rojo (por la sangre) y el segundo de amarillo (el color de la locura). “La idea surgió de la trilogía Azul, Blanco y Rojo de Kieslowski -asegura Keko-, los tres colores de la bandera de Francia. Y Antonio quería que fueran el rojo, el amarillo y el morado, para formar la bandera republicana. Pero el morado casa fatal con el negro, queda como un paso de Semana Santa”.
“Entonces –añade el dibujante- me vino a la cabeza un maravilloso tebeo: La Cizaña, de Astérix, en el que había un personaje inspirado en un político francés, que sembraba cizaña cada vez que hablaba, y todos sus bocadillos iban pintados en verde. Por lo que, en ese caso, ese color estaba asociado a la mentira”.
“En un comentario de Facebook -interrumpe Altarriba- alguien comentaba que habíamos elegido muy bien el verde porque verde se parecía a “verdad”, pero es una cosa que habíamos pensado. También leí en algún sitio que el verde era un color mentiroso porque era un azul mezclado con amarillo… Creo que cumple la misma función que en los anteriores, un verde fosforito, que va muy bien con el blanco y negro y que cada vez que aparece te está diciendo: “mentira, mentira, mentira…”
En cuanto a cómo ha cambiado su estilo en estos 8 años, Keko nos comenta que: “Yo intento dar a las historias lo que piden. Y esto supuso un enorme cambio en mi forma de trabajar porque antes no me preocupaba demasiado de la documentación ni de ceñirme a un guion. Y yo siempre ambientaba mis historias en un ambiente urbano indefinido, mientras que aquí hay escenarios de una ciudad que, encima, no es la mía sino la de Antonio (Vitoria)".
“He tenido que dibujar cosas que para mí eran impensables, como el Bernabéu –añade-. ¡Yo que soy del Atlético! Al principio me negué, pero al final dije que tenía que ser un derbi que ganará el Atlético. Y afortunadamente en ese año, 2017, ganó el Atlético. He tenido que cambiar muchas cosas de ponerme de trabajar y ponerme al servicio de la historia. Nunca he dibujado con un realismo más marcado que en este último cómic, que tiene un montón de escenarios espectaculares”.
“Por ejemplo –añade-, he tenido que dibujar un montón de casonas abandonadas de Vitoria, porque la trama incluye delitos urbanísticos. Son muy siniestras pero a la vez señoriales. También visité las obras de la catedral de Vitoria… Todo eso se refleja en el cómic de una forma realista”.
“Doy gracias a Internet porque es una maravilla para los dibujantes. Siempre me pregunto cómo trabajaban antes, aunque Kim (Martínez el facha, El arte de volar) me comentaba que tenía cientos de libros de casi todo: coches, casas, paisajes, animales… Pero no puedes tener libros de todo. Y con Internet tienes todo lo que se te pueda pasar por la cabeza”.
¿El final de uno de los mejores equipos del cómic español?
Después de 8 años y cuatro obras en común (La trilogía egoísta más El perdón y la furia, que hicieron para el Museo del Prado) les preguntamos si esta pareja artística ha llegado a su fin.
“No sabemos si esto es una ruptura provisional o definitiva –asegura Antonio-. Ha sido muy doloroso pero yo ya estoy trabajando en mi nuevo cómic que dibujará Sergio García (con el que ya colaboró en El cuerpo del delito). Será muy diferente a la trilogía egoísta y abandonaremos esa oscuridad y esos escenarios urbanos, aunque siempre con un punto de drama de fondo”.
En cuanto a Keko: “Estoy preparando una historia con el guionista Carlos Portela que también será un thriller y que ambientaremos en Estados Unidos, en Florida. Pero estamos empezando. Aunque ya tengo un montón de camisas hawaianas”.