'Galdós y la Miseria' reimagina los últimos días del escritor
- Un cómic de El Torres y Alberto Belmonte que coincide con el 'Año Galdós'
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Este 2020 debíamos haber celebrado el año de Benito Pérez Galdós (1843-1920), coincidiendo con el centenario de la muerte del autor de Fortunata y Jacinta o los Episodios Nacionales, pero es otra de las cosas que el coronavirus se ha llevado por delante. Afortunadamente tenemos que celebrar la publicación de Galdós y la Miseria (Nuevo Nueve), uno de los cómics más destacados del año a cargo del guionista Juan Torres (El Torres) y el dibujante Alberto Belmonte.
Hemos hablado con el popular guionista sobre este libro que forma parte de la trilogía que ha dedicado a las tres grandes “Gs” de nuestras artes: Gaudí (El fantasma de Gaudí), Goya (Goya.Lo sublime terrible) y Galdós. “De hecho tenía que haber sido el segundo tras Gaudí -confiesa-. Yo siempre he leído a Galdós, al que descubrí por Paqui, mi pareja, y me parece un escritor muy moderno. En Fortunata y Jacinta o Tristana hace algunas comparaciones con el estamento político de aquel entonces y te das cuenta de lo poco que ha cambiado la cosa. O cuando habla de la gente de Madrid diciendo que los que no se escapan en verano se quedan diciendo que "qué buena está el agua de Madrid". ¡Y estamos hablando del Siglo XIX!”
“El desafío era acercarse a Galdós de una forma original -continúa-, porque se ha escrito muchísimo sobre él. Por eso nuestra historia es con Galdós y no sobre Galdós. Con elementos históricos reales, pero sin ser la típica biografía”.
Como en el caso de Goya, lo sublime terrible, El Torres se centra en la vejez de Galdós, concretamente en su último año de vida (1919-1920). “Esto de la fama es como cíclico, tienes el momento cumbre y luego envejeces, desapareces, o te rescata Tarantino –asegura El Torres-. Cuando Fran Galán y yo trabajábamos en el cómic de Goya nos dimos cuenta de que todo tenía que llevar a esa etapa final de las “Pinturas negras” en Burdeos. Y en el caso de Galdós, en sus últimos años estuvo denostado por razones políticas, casi olvidado y pasando penurias. Lo que nos resultaba extraño y fascinante”
“Eran unos años -continúa el guionista- en los que Galdós estaba medio ciego y no podía escribir. Pero aun así tenía momentos brillantísimos. Y ahí es cuando nos damos cuenta de que cuando parece que alguien está acabado, con el tiempo te das cuenta de que estaba brillando”.
“Elena Miserias”, la auténtica protagonista del cómic
El cómic cuenta la relación de un Galdós anciano, medio ciego y casi arruinado, con una mendiga a la que llaman “la Miserias”, que sorprende al escritor por su cultura y su belleza… y que esconde un terrible secreto.
“Elena tiene el nombre de mi abuela y de mi hermana -nos cuenta El Torres- y es una huérfana que es criada por un médico que, cuando muere, le promete dejarla su herencia si es una de las primera mujeres en estudiar medicina. Pero al llegar a Madrid la familia del médico, que es una banda de sinvergüenzas, la dejan sin nada, la violan… y acaba pidiendo en la calle. En plan dramón decimonónico. Y cuando por fin conoce a Galdós, me sirve para describir la vida diaria del escritor”.
“Elena desencadena la historia galdosiana alrededor de Galdós -añade El Torres-. Podía haber hecho una historia galdosiana con gente real, porque muchos de los personajes del escritor estaban basados en sus conocidos. O podía haber retratado a sus personajes como en la serie Dickensian, en la que todas las creaciones de Dickens conviven en el mismo lugar y tiempo. Y hubiera sido posible porque los personajes de Galdós conviven en un mismo Madrid y saltan de un libro a otro. Pero entonces no podría haber salido Galdós”.
“Por eso -continúa- cree a Elena, que tiene su propia historia alrededor y sus propios personajes, aunque estén basados en los de Galdós. Así tenemos a Galdós con su vida real de los últimos años pero rodeado de estos personajes que son arquetipos galdosianos; desde el señorito banquero con pocos escrúpulos a la chica que pasa miles de penurias pero, aún así, no acaba de hincar la rodilla ni rendirse, o a las personas que se acomodan en sus esquemas sociales”.
Pero… ¿A qué personaje de Galdós se podría Parecer Elena? “Tiene cosas de varios –asegura El Torres-. Más que ser un personaje de Galdós sería el prototipo del fan que conoce toda su obra y sabe cómo acercarse a él. Tiene esa parte de Benina (la protagonista de Misericordia) de que es una persona que las está pasando canutas, también de Isidora (La desheredada) que es una mujer que podía ser feliz pero a la que la sociedad ha empujado a lo más hondo”.
“Pero es una persona mucho más cerebral que ellas y conoce muy bien a Galdós, lo que le permite acercarse a él -añade-. Por eso cuando lo conoce le dice: “te estoy pidiendo en la calle pero no soy Benina”. Tampoco quería presentarla como un personaje bondadoso y por eso comienzo con ese prólogo, que realmente es el final de la historia, en el que vemos una sorprendente faceta de Elena”.
“Quería presentar a Galdós en una tertulia”
El Torres confiesa que: “Lo que tenía claro es que a Galdós lo quería presentar en una tertulia de la época, en uno de los cafés míticos de Madrid. Cuando lo conocemos está perdiendo la vista pero conserva cierta autonomía, todavía sale por las noches de “fulaneo, aunque está viendo cómo se le escapa la vida. La mayor ficción del cómic es que Galdós habla mucho cuando todos sabemos que era una persona más bien observadora”.
Una historia galdosiana necesita unos grandes villanos y los elegidos son ‘los Botines’. “Son un retrato exagerado del banquero malvado sin escrúpulos –afirma El Torres-. Pero no el banquero que te roba el dinero, sino ese para él que el dinero es más real que las personas que lo rodean. Tanto el padre como el hijo son una mezcla de Juanito Santa Cruz, de Fortunata y Jacinta, y de Torquemada. Y aparte tienen esa cosa más actual, de los banqueros sin escrúpulos que tenemos en estos últimos años. Y que funcionan con una absoluta sociopatía, sin respetar a la gente lo más mínimo. Serían como los Lobos de Wall Street de la época. Personas que solo piensan en acumular dinero”.
Estas últimas semanas se ha vuelto a hablar mucho de las cartas “picantonas” que se dirigían Galdós y Emilia Pardo Bazán y que El Torres ha podido leer. “La relación epistolar que tuvo con Pardo Bazán es tan potente que hoy nos hace mucha gracia. Aunque mí me hacen más gracia las cartas de ella en las que le decía “ratoncillo mío, ¡que te como los bigotes!”.
“Estamos todos como buitres, leyendo una correspondencia privada de dos personas que si nos mirarán los móviles saldrían cosas por el estilo –añade-. Aunque nos llama mucho la atención por ser quienes eran. En este primer volumen paso de puntillas por esa relación de los dos, que trataré más en el segundo y último. Y es que es tan absorbente que se comería el resto de la historia. Y es que Galdós tuvo muchas relaciones con mujeres”.
El Madrid de Galdós
En el cómic aparecen los lugares más importantes de la vida de Galdós, como Santander o las Palmas, pero el principal escenario es Madrid. “Hablar de Galdós es hablar de Madrid -asegura El Torres-. Afortunadamente hay muchos estudios y muchas fotografías de la época. Pero lo que queríamos mostrar de este Madrid que Galdós retrata de una forma impresionante es lo mucho que se parece al Madrid actual”.
“Hemos buscado los lugares que salen en las novelas de Galdós -añade-. Hay rutas que lo recorren porque ese Madrid sigue ahí, oculto. Por ejemplo, donde estaba el Café del Gallo ahora haya una tienda de souvenirs… ha sido fascinante recorrer ese Madrid y redescubrir esos lugares”.
“Lo que queríamos era retratar ese Madrid desde el punto de vista de Galdós -continúa El Torres-. Y hay cosas graciosas como que Galdós decía que "la Gran Vía siempre estaba en obras" y ahora lo sigue estando (ríe). Hay cosas que nunca cambian”.
Cada capítulo del cómic comienza con una frase extraída de las obras de Galdós. “Es muy difícil encontrar citas concretas en la obra de Galdós, del tipo que te tatuarías -confiesa El Torres-, porque su prosa se desenvuelve con mucha ironía, pero no recurre a los chistes fáciles o las sentencias lapidarias. Con esas frases queríamos recrear sensaciones que pudieran tener los personajes de los que las extraíamos. Como esa sensación de los madrileños que no saben salir de Madrid. A mí, personalmente, me agobia mucho Madrid”.
“Esas frases también están buscadas para que tengan cierta consonancia con la época que vivimos actualmente -añade-. Y para que despierten curiosidad en la gente y vuelva a leer a Galdós”.
Le negaron el Nobel de Literatura dos veces
En el cómic también se recrean las circunstancias políticas que llevaron a que a Galdós no le dieran nunca el Premio Nobel, aunque fuera el mejor escritor de su época. “Se lo negaron las dos veces en que fue propuesto -asegura El Torres-. Hubo una campaña en su contra como las que podemos vivir hoy en día en Twitter. Galdós tenía fama de anticlerical, antimonárquico y antivalores tradicionales, lo que hizo que sufriera esa campaña, con cientos de cartas y telegramas enviados a la Academia Sueca. Lo que asustó a esa institución”.
“Aunque Galdós no era muy rígido en sus convenciones políticas, si las tenía -añade-. Tenía una serie de valores, como ser republicano, que hoy día vemos bastante lógicos. Lo que no le impidió encontrarse con reyes. Pero al meterse en política (fue diputado por Las Palmas) también se granjeó muchísimos enemigos. Y que se postulara políticamente en una época en la que todo el mundo bajaba la cabeza para que los tiros pasaran por encima, hizo que se llevará bastantes palos. Por eso hay muchas caricaturas de la época de Galdós matando a curas” (ríe).
Un estupendo trabajo de Alberto Belmonte
Destacar el ojo que tiene El Torres para elegir a los dibujantes de sus proyectos, como Alberto Belmonte (Jerez de la Frontera, 1973), el encargado de Galdós y la Miseria. “Alberto ha sufrido mucho -confiesa-. Primero porque cuando empezó el cómic probó estilos más pictóricos y expresionistas, con mucha pincelada. Pero en este cómic el dibujo tiene que ser muy pausado y muy tranquilo, ya que la tensión va en los diálogos. Por eso hemos huido del dinamismo, de los contrapicados… porque no hay escenas de acción”.
“Lo importante en esta historia -añade-, era transmitir la cotidianidad de la vida de Galdós. Y eso lo ha hecho de forma magistral. Los personajes, las casas de la época… todo respira vida, no parece un set. También el personaje del escritor, que en realidad es un arquetipo del propio Galdós en vez de un retrato. Eso me encanta”.
“Y sobre todo destacaría su retrato del Madrid de la época. A veces le mandaba fotos de un café y me contestaba: “Ese local se había cerrado tres meses antes y en esa época se llamaba de otra manera”.
“Pero lo que más me gusta son sus retratos femeninos como el de Elena, el de Rosa (que será la protagonista del segundo volumen) o el de la hija de Galdós, María, que aparece en una pocas viñetas. Los personajes femeninos son fundamentales en esta obra y Belmonte los ha retratado con la ternura, la frialdad… que requería cada momento”.
El segundo y último capítulo de esta obra se publicará el año que viene. “Voy a jugar un poco con lo que hacía Galdós con Fortunata y Jacinta. El primero va a ser la historia desde el punto de vista de Elena y el segundo desde el de Rosa. También cambiaré el eje de narración. Lo importante es la historia, quitar paja y crear sensaciones”.
Sus proyectos
Además de ser guionista Torres también ha creado la editorial Karras, con lo que sus proyectos son casi inabarcables. “Hay una cosa que he decidido hacer, y me está gustando mucho, que es una trilogía de Robert E. Howard, cogiendo sus personajes canónicos: Conan, Solomon Kane y Sonya de Rogatino y añadiendo elementos de sus historias de terror”.
“Lo novedoso -añade- es que no me aproximo desde el punto de vista del fan sino que indago en lo que realmente quería contar Howard: Conan es el ejemplo de que la civilización es algo falso e inestable y de que todos estamos condenados a la barbarie; Solomon Kane es un personaje obsesionado con que Dios lo ha puesto para ser su mano ejecutora en la Tierra; y Sonya reflejaba esa sensualidad reprimida en tiempos de guerra, con la protagonista rodeada de arcabuceros pegando tiros. Esa es la trilogía a la que me he lanzado”.
“El año que viene también sacaremos la segunda parte de Roman ritual, con el dibujante Jaime Martínez, que le tengo muchas ganas. Y preparo un cómic con personajes creados por Vicente Cifuentes, que es una cosa muy loca: un Houdini Victoriano con animales. Un comic de terror muy crudo con Rubén Gil, que incluso a mí me causa cierto reparo escribir… Y muchas cosas más”.