'De ratones y hombres', la espectacular versión ilustrada de Rébecca Dautremer de la obra de Steinbeck
- La artista francesa firma la mejor adaptación visual de la obra del escritor
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Lo que hace de Rébecca Dautremer (Gap, Francia, 1971) una de la mejores ilustradoras del mundo no es su impecable técnica ni su capacidad de sorprendernos con cada uno de sus proyectos, sino que convierte cada uno de sus libros ilustrados en una aventura para ella misma y para los lectores, intentando siempre probar cosas nuevas. La mejor prueba es su espectacular versión de De ratones y hombres (Edelvives), posiblemente la mejor adaptación visual que se ha hecho de la inmortal obra del Premio Nobel de Literatura John Steinbeck (1902-1968).
Uno de los grandes clásicos de la literatura, ambientado en la 'Gran Depresión' norteamericana, que, desgraciadamente, está más de actulialidad que nunca debido a la crisis actual. "Cuando me planteé ilustrar la novela de Steinbeck -confiesa Rebecca- no tenía en mente hacer referencia alguna a la actualidad, es más, la idea me surgió hace ya cuatro años, cuando me entraron ganas de trabajar sobre el texto de Steinbeck. Ahora bien, sí que es cierto que hay ciertas similitudes, desgraciadamente, con la crisis que atraviesa el mundo entero. En Estados Unidos, en concreto, muchos de sus ciudadanos se encuentran totalmente desvalidos, como auténticos vagabundos tras los estragos de la crisis del coronavirus. Es cierto que hay parecidos y analogías bien tristes".
En cuanto a por qué quiso adaptar esta novela, Rebecca explica: "El editor y yo estábamos buscando una novela que ya fuera conocida por el público, para poder trasladar a la escena una experiencia interesante desde el punto de vista gráfico. Una novela corta, una novela fuerte y, en definitiva, una novela mítica. Y, juntos, llegamos a la conclusión de que De ratones y hombres era la novela que nos hacía falta. Nos pareció algo obvio. Es una novela que lo tiene todo: espacios grandes, personajes interesantes, gritos, sudor, lágrimas. También hay violencia, fantasmas, sueños… Y, por todos estos motivos, me parecía una novela muy interesante a la hora de ilustrarla".
Una novela que le ha dado mucha libertad
La novela de Steinbeck está ambientada en la 'Gran Depresión' norteamericana y cuenta las peripecias de Lennie Small, un grandullón con discapacidad intelectual, y su inseparable amigo George Milton, inteligente y observador. Ambos recorren las comarcas rurales de California en busca de algún trabajo que los saque de la pobreza y les permita comprarse una tierra, montar una granja y "vivir como príncipes".
La relación de Rébecca con la novela viene de lejos: "La descubrí en mi etapa adolescente. Ya entonces la leí unas diez veces y me encantó, con lo cual no ha habido sorpresa alguna. El texto no me resultaba nuevo. El estilo de Steinbeck es un estilo muy factual; Steinbeck se centra en describir los hechos. Intenta escuchar atentamente los diálogos, pero no emite ningún tipo de dictamen moral, ni se pone en el lugar de los personajes de la novela. Repito, es muy factual, se centra en los comportamientos".
"Por ese motivo -añade-, su estilo narrativo a mí no me evocaba imágenes y, es esto precisamente, lo que me ha parecido más interesante, porque no me ha encorsetado a la hora de dibujar a los personajes así o asá. No impone para nada la descripción de los personajes. Habla muy poco de los aspectos visuales y para mí éste ha sido un punto muy interesante".
La amistad, la esperanza en un mundo mejor, la lucha por sobrevivir un día más... son algunos de los temas de la novela. "Lo que yo he intentado ha sido reflejar todas las temáticas que propone el texto, por eso he variado tanto los estilos -asegura Rébecca-. Por ese motivo, en ciertas ocasiones las ilustraciones se centran más en el aspecto humano de la historia, en tanto que en otras ocasiones se centra más en el aspecto histórico, haciendo referencia a la crisis económica que atravesaba el país y que se cierne sobre los personajes de esta novela. En unas ocasiones pone el acento sobre aspectos banales y otras, sobre aspectos de mayor peso, o aspectos más personales. Por todo ello, yo no he puesto el acento sobre un aspecto en concreto, más bien al contrario: he intentado reflejar en las ilustraciones todos los aspectos que recoge el texto, grandes o pequeños, que podrían resultar interesantes a la hora de plasmarlos sobre papel".
Mucho más que un libro ilustrado
Uno de los asptectos más innovadores de esta versión de De ratones y hombres es que, en vez de ser una sucesión de ilustraciones, a veces las páginas se llenan de imágenes como si fueran viñetas de un cómic. "Si, yo creo que nuestra propuesta es muy novedosa, va más allá de un mero libro ilustrado -asegura Rebecca-. Desde el principio mi idea era crear una especie de álbum de imágenes a simple vista, pero siempre con la idea de mantener intacto el texto. Por eso me he decantado por imágenes grandes divididas en muchísimas páginas. Por eso he trabajado mucho la distribución del texto, apoyándome en una maquetación a lo largo de 80 páginas, dividiendo el texto en párrafos de una forma coherente. Es una propuesta que me ha parecido muy interesante".
"También -continúa- he trabajado mucho sobre el ritmo de las imágenes, para que hubiera sorpresas, para que los lectores estuvieran deseando pasar la página. No quería que se aburrieran. En este libro hay mil formas de combinar el texto con las ilustraciones. Hay ocasiones en las que son las imágenes las que dan forma a lo que se expresa con palabras, pero no es lo más frecuente. La mayoría de las veces, la imagen se cuela entre líneas, en ciertos momentos clave, resaltados por el autor. Cuando Steinbeck se calla, yo intento expresar lo que él omite".
"Por otro lado -concluye-, a la hora de plasmar las emociones de los personajes sobre papel, hay un aspecto surrealista. Hay muchas formas de ilustrar esta novela. En ciertas ocasiones es como si las emociones, los sueños, se plasmaran como una especie de 'Art Brut' (Arte Marginal). Hay numerosas formas de plasmar el texto en imágenes e intentar vertebrar el vínculo entre ambos".
"Rostros lastrados por los golpes de la vida"
A pesar de la belleza de las imágenes, no son de un mundo de fantasía sino que están inspiradas en la realidad de la época. "Me he documentado muchísimo -confiesa Rébecca-. Sobre todo, estudiando el trabajo de fotógrafos que admiro, como Dorothea Lange y Walker Evans. También he ahondado mucho en la obra de otro fotógrafo estadounidense que probablemente sea menos conocido, que se llama Mike Disfarmer. Un gran retratista de las pequeñas aldeas de Arkansas, sin ningún tipo de pretensión artística, pero que se presenta con todo un compendio de personajes y sentimientos muy interesantes. He pasado horas y horas observando sus rostros, lastrados por los golpes de la vida, y la crudeza de su existencia".
También me he servido de internet -añade-, haciendo búsquedas de fotografías anónimas, de personajes de paso, aquellos que se muestran errantes a los pies de la carretera. Me he documentado también sobre el aspecto arquitectónico, incluyendo el mobiliario urbano, el diseño de los objetos, herramientas, objetos cotidianos, los ranchos, las vestimentas, los petos vaqueros. Todos esos objetos sometidos al desgaste del tiempo y las distintas dificultades a las que se enfrentan los personajes".
Por el contrario, la ilustradora asegura que no le han influído otras adaptaciones de la novela, como las películas: "No, para nada. No he visto la película para este proyecto. No me aporta nada en mis proyectos inspirarme en un trabajo ya existente que ha realizado otro artista sobre la misma temática. Es algo que me parece incluso nocivo e intento evitarlo a toda costa. Obviamente, conocía las otras novelas, como Las uvas de la ira, Al este del Edén y otras novelas de Steinbeck, pero tampoco las he tenido muy en cuenta. Sí que es cierto que el ambiente que se muestra en Las uvas de la ira es probablemente el más parecido a De ratones y hombres y lo he tenido en cuenta, pero no me ha servido mucho como fuente de inspiración para las imágenes. Se trataba más bien de conocer el contexto. Y es el contexto lo que me ha ayudado más desde un punto de vista teórico".
"Un estilo sin florituras ni rodeos"
Como comentábamos, Rébecca Dautremer adapta su estilo a cada uno de sus proyectos: "Es cierto que mi estilo ha cambiado. Yo no tenía ni las ganas, ni me parecía apropiado deleitarme en las imágenes, la paleta de color, los detalles, las imágenes dulces que plasmo en los álbumes ilustrados que hago para un público infantil. Lo que me parecía más interesante en este proyecto era optar por un estilo más espontáneo, sin ñoñerías, sin florituras, sin rodeos. Un producto en bruto que casa más con la dureza de la novela. O sea, ¿cómo lo he hecho?, me preguntáis, pues lo he hecho porque sé hacerlo, pero sobre todo porque ha sido mi elección".
En cuanto a los colores, algunos han querido ver representados en el libro los de la bandera americana: "En realidad yo trabajo la gama de colores de una forma muy espontánea y no le adjudico ningún tipo de simbolismo a los colores -confiesa la artista-. Ni me había planteado lo de la bandera americana. He utilizado el rojo, tal vez porque le da un aspecto cruento y probablemente sea menos sucio que el gris. Todos los bocetos y los cuadernos de dibujo tienen rojo y a mi parecer esto le iba de maravilla a esta historia un tanto sangrienta. Ese es todo el simbolismo.
Sobre sus proyectos, Rébecca Dautremer avanza: "En este momento estoy trabajando en un proyecto cuyo personaje nada tiene que ver: Jacominus Gainsborough, que ha protagonizado ya otros dos libros míos, donde se recrea el mismo ambiente, el mismo mundo que ya había dibujado en Las Ricas horas de Jacominus Gainsborough y La Cita, con los mismos personajes. Sin embargo, lo que cambia es la forma del libro, porque en este caso se trata de un libro acordeón y justo en este momento estoy inmersa en la pintura de un fresco inmenso de varios metros de largo, que narra la historia que se sucede en un segundo en concreto, donde aparecen unos cien personajes juntos y donde se entrelazan las acciones y el propio dibujo. Pues este es mi próximo proyecto para Jacominus Gainsborough. También estoy trabajando en otras novelas ilustradas en la línea de lo que he hecho con De ratones y hombres, pero eso ya será para el año que viene.