2020, en datos: cómo la COVID-19 se convirtió en la protagonista del año
- El coronavirus ha dejado cerca de dos millones de fallecidos en todo el mundo, y más de 80 millones de contagiados
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En enero de 2020 tres palabras colmaron los titulares de todo el mundo: "Neumonía de Wuhan". Día a día, las noticias que circulaban sobre esa ciudad al norte de China sobrecogían al resto del globo, que asistía con expectación a la construcción de hospitales exprés y a altas cifras de contagios, cada jornada más elevadas que la anterior.
El SARS-CoV-2, el virus que provoca la enfermedad finalmente conocida como la COVID-19, se fue abriendo camino. Pese al cierre de Wuhan, los casos comenzaron a reportarse no solo en otras partes del gigante asiático, sino que acabó dando el salto al resto de continentes.
Su origen, aún no esclarecido, se ubicó inicialmente en un mercado de marisco de la capital de Hubei. No obstante, con el tiempo, distintas investigaciones llegaron a la conclusión de que la enfermedad llevaba tiempo circulando. De hecho, se han encontrado casos en Italia mucho antes de que China diera la voz de alarma.
Precisamente en ese país fue donde tuvo mayor impacto la primera ola. Algunos antes, otros más tarde, imitaron los pasos de la nación italiana y acabaron por cerrar sus fronteras. Durante los meses de marzo y abril, los movimientos particulares quedaron limitados a excepcionalidades laborales, esenciales o sanitarias.
La COVID-19 no conoce fronteras
Los positivos no dejaban de crecer y fue solo cuestión de tiempo de que la ya declarada como pandemiacon Estados Unidos y Brasil como los países más azotados. Una posición, no obstante, que han seguido ostentando. Por su parte, en China la virulencia parecía controlada, con puntuales casos importados.
La Unión Europea no dio el paso de reabrir sus conexiones entre los Estados miembros y otros países hasta finales de junio y principios de julio, con planes de desescalada asimétricos en un intento por recuperar parte de la actividad turística. Por aquel entonces, el mundo registraba diez millones de contagios y 500.000 fallecidos.
Naciones como Irán decretaron nuevamente el confinamiento cuando fueron incapaces de hacer frente a la segunda ola. Llegado el otoño, los casos volvieron a crecer y Europa se vio abocada a decretar duras restricciones para frenar el nuevo envite epidémico, por lo que el continente volvía a aportar la mayor parte de las infecciones.
La segunda ola, mucho más contagiosa, provoca máximos históricos
Con la Navidad en el horizonte, las medidas parecían surtir efecto, aunque de forma moderada, ya que la mayor parte de los territorios reportaron las cifras más altas de toda la pandemia. La segunda ola parecía no querer marcharse –los decesos eran más de un millón en todo el mundo-, pero un nuevo factor entraba en juego: la llegada de las vacunas.
Si bien China ya había administrado una de ellas a su ejército, otras como la desarrollada por Rusia (Sputnik V), Pfizer/BioNTech, Moderna o Astrazeneca/Oxford no comenzaron a dar muestras de su eficacia hasta bien entrado el mes de noviembre. Así, todas las agencias para la regulación de las dosis a nivel global se prepararon para recibir las muestras y examinarlas.
No fue hasta el 5 de diciembre cuando el Reino Unido se convirtió en el primer país. Pronto le siguió Estados Unidos, que también recibió las primeras inyecciones de Moderna. Mientras, las dosis continuaban repartiéndose a finales de año a distintos puntos del planeta y las autoridades sanitarias contenían la respiración, pues ganaban así algo más de tiempo y vidas.
Una posible tercera oleada, una nueva cepa... pero con vacunas. Así acabó 2020
Europa parecía seguir los pasos de Estados Unidos, que se enfrentaba a una tercera oleada después de que los positivos se dispararan tras Acción de Gracias -como sucedió también en Canadá-. Las naciones presionaban para que la Agencia Europea del Medicamento aprobara la vacuna de Pfizer, y ello motivó que la campaña de vacunación se adelantara al 27 de diciembre, prevista para el 3 o 4 de enero de 2021.
No obstante, una nueva preocupación invadió las esperanzas de millones de viajeros en plena época navideña: una nueva cepa del virus en Reino Unido que, según los organismos europeos, podría ser hasta un 70 % más transmisible. A pesar de que existían otras variaciones de la enfermedad, el país gobernado por Boris Johnson, que alertó de la misma afirmando estar "fuera de control", quedó momentáneamente aislado ante la suspensión de vuelos por parte de otras naciones.
A pesar de la detección de algunos casos en España, las vacunas llegaron al país y a cuatro días de finalizar el año se ponían las primeras inyecciones para frenar la COVID-19. Araceli Hidalgo y Mónica Tapias fueron las que dieron el primer paso, seguidas en poco tiempo por otras personas en distintos puntos del territorio. Pronto serían más, hasta poder conseguir la inmunidad de rebaño.
Con las Navidades más intranquilas, aunque colmadas con algo más de esperanza, el año 2020 se despedía con más de 80 millones de contagios y cerca de dos millones de muertos a nivel mundial. Así, el coronavirus se había convertido en el único protagonista de los últimos 366 días.