Los demócratas ganan el primer escaño en Georgia y rozan la mayoría en el Senado
- El reverendo Warnock se impone a su rival demócrata y Ossof comunica su victoria a falta del resultado definitivo
- La victoria de ambos garantizaría a los demócratas el control del Senado durante al menos dos años
Con un 97% del voto escrutado en las elecciones senatoriales de Georgia, el Partido Demócrata está a punto de hacerse con el control del Senado tras proclamar la victoria del reverendo Raphael Warnock. Los demócratas ganan así uno de los dos escaños en juego en este estado y de ganar el segundo, el que se disputan el progresista Jon Ossoff y el republicano David Perdue, arrebatarían la mayoría en la Cámara a los republicanos tras seis años.
Según las proyecciones de los principales medios de comunicación, Warnock habría ganado a la republicana Kelly Loeffer -quien no reconoce su derrota- y se ha proclamado vencedor en un vídeo dirigido a sus seguidores difundido por varios medios estadounidenses. La mayoría de las estimaciones sobre el recuento que ofrecen los medios dan una ventaja a Warnock de unos 30.000 votos0.000 votos.
"Esta noche, demostramos que con esperanza, trabajo duro y la gente a nuestro lado, todo es posible", ha dicho el candidato a sus seguidores en un discurso virtual difundido por varios medios. De confirmarse su victoria, Warnock sería el primer senador afroamericano de Georgia y del sur profundo.
Ossoff declara su victoria en un comunicado
Por su parte, Ossoff, ha emitido un comunicado sobre su victoria pese a que el resultado no es definitivo: "Georgia, gracias por la confianza que ha depositado en mí".
Este candidato ha conseguido ya el 50,15 % de los sufragios, mientras que el actual senador Perdue mantiene el 49,8 % de los votos, según estas estimaciones. Ossoff de 33 años, sería el miembro más joven del Senado si logra la victoria.
La victoria de ambos daría a los demócratas el ansiado control del poder ejecutivo y legislativo, la conocida como "trifecta": presidencia de los Estados Unidos, Cámara de Representantes y, ahora, también el Senado. De ganar los candidatos progresistas, el presidente electo Joe Biden tendría manos libres para gobernar al inicio de su mandato.
Este estado sureño, tradicionalmente un feudo republicano, votaba este martes en unos comicios decisivos para la política estadounidense. Los demócratas tienen actualmente 48 de los 100 escaños del Senado, por lo que si ganan los dos asientos en juego tendrían el mismo número que los republicanos. En este caso, el voto de calidad de la vicepresidenta electa, la también demócrata Kamala Harris, rompería el empate y otorgaría a su partido la mayoría en la cámara.
Elecciones decisivas "para la próxima generación"
Georgia se había convertido en el ojo del huracán de la política estadounidense en las últimas semanas. Conscientes de la importancia de los comicios, tanto la campaña de los republicanos como la de los demócratas invirtieron cantidades de dinero más propias de una elección nacional que de una estatal, 500 millones de dólares solo en anuncios electorales.
También acudieron presencialmente al estado el último día de campaña el presidente saliente y el electo. Donald Trump volvió a insistir el lunes en acusaciones infundadas de fraude electoral en las elecciones presidenciales de noviembre, en un estado donde Biden ganó por apenas 12.000 votos. Se trataba del primer candidato demócrata en vencer en ese territorio desde 1992, cuando ganó Bill Clinton.
Por su parte, Biden apeló a la esperanza y llamó a una movilización masiva. "Este estado puede cambiar la trayectoria, no solamente para los próximos cuatro años, sino para la próxima generación", afirmó en un mitin desde Atlanta, la capital del estado.
Los republicanos aspiraban también a una movilización masiva, similar a la de noviembre, para que sus senadores, Kelly Loeffler y David Perdue, fueran reelegidos. Ambos candidatos son fervientemente trumpistas y apoyaron las acusaciones de fraude del todavía presidente, que han partido en dos al Partido Republicano.
Loeffler ya ha dado su primer discurso tras conocerse los primeros resultados y no ha reconocido la victoria de su rival, Raphael Warnock.
Trump aumenta la presión para revertir la victoria de Biden
Precisamente en este estado se libra otra batalla, que amenaza con minar la escasa credibilidad del presidente saliente en su insistencia de no reconocer su derrota electoral. Una llamada telefónica, revelada el pasado domingo, muestra que Trump presionó al secretario de estado de Georgia para "encontrar" los votos necesarios y así anular la victoria de Biden.
En la conversación, de más de una hora, Trump presiona a Brad Raffensperger, máxima autoridad electoral de Georgia y también republicano, para "volver a calcular los votos". Ante la negativa de este, el aún presidente le amenaza con llevarle ante la justicia y presentar cargos criminales en su contra.
Siguiente batalla: la sesión parlamentaria de este miércoles
El presidente saliente quiere quemar sus cartuchos en sus últimos días de mandato, antes de que el 20 de enero Joe Biden asuma el poder efectivo como presidente. Este miércoles las dos cámaras parlamentarias certificarán la victoria del demócrata el pasado 3 de noviembre, pero Trump ha movilizado a un grupo creciente de representantes republicanos (una decena de senadores y un centenar de congresistas) para que objeten el reconocimiento de Biden y así alargar y obstaculizar la votación.
Además, el aún presidente participará en una marcha en Washington, que se espera masiva, para reivindicar que los resultados electorales fueron un fraude y que Trump es el legítimo ganador.
El magnate ha llegado a presionar a su fiel vicepresidente, Mike Pence, para que obstaculice la votación del Congreso. Según varios medios estadounidenses, como ABC o CNN, Pence no cederá a la petición de Trump y permitirá que se desarrolle con normalidad la sesión del Congreso. Si se confirma este último trámite, Trump se queda sin opciones de reivindicar una supuesta victoria que sigue reclamando sin ningún fundamento.