2020: el año de la ruina para los aeropuertos
- El tráfico aéreo de pasajeros en España se redujo en un 72,4%, según AENA
- En el sector creen que se ha perdido dos décadas de tráfico aéreo
La borrasca Filomena ha llegado obligando a desviar vuelos y reducir al máximo el tráfico aéreo en Madrid cuando los aeropuertos españoles apenas acababan de dejar atrás la peor de las tormentas de su historia reciente.
El tráfico aéreo de pasajeros voló muy bajo en 2020, desplomándose un 72,4% respecto al año anterior. La peor de las turbulencias hizo que los aeropuertos españoles pasaran de navegar en 2019 en cotas récord --por encima de los 272 millones de pasajeros-- a descender hasta los 76 millones de viajeros este año marcado por la pandemia.
“El descenso del tráfico de pasajeros se ha debido a las restricciones a la movilidad tanto en España como en el resto del mundo, provocadas por la propagación de la COVID-19 desde el pasado mes de marzo y que aún persisten”, indica AENA en un comunicado.
Diciembre ha terminado con 3,8 millones de pasajeros, una cifra un 79% inferior a la de un año antes, de acuerdo con los datos del operador. La vuelta a casa por Navidad ha convertido esa caída en el tercer mejor dato de la ‘era coronavirus’.
El tráfico aéreo captura el impacto de los confinamientos y las posteriores restricciones en la movilidad y en el turismo en particular. Algo que ha borrado casi de un plumazo los vuelos en aeropuertos pequeños como Girona y Reus (91% y 96%, respectivamente) debido a su enorme dependencia de aerolíneas de bajo coste como Ryanair y Jet2.com. La compañía irlandesa estuvo cerca incluso de cerrar su base gerundense.
Canarias esquiva algo más el frenazo de los vuelos
Los ‘grandes’ aeropuertos también han sufrido las consecuencias de la crisis del coronavirus. El de Barcelona perdió más que el de Madrid, aunque ambos son los únicos que han superado los diez millones de pasajeros en el conjunto del año. El flujo de viajeros en el Adolfo Suárez Madrid-Barajas, el más transitado con 17,1 millones, disminuyó un 72,3%. Por Barcelona-El Prat pasaron una cuarta parte de los que lo hicieron en 2019. El aeropuerto de Mallorca, que durante el verano llegó a superar en tráfico aéreo a los dos anteriores, ha terminado con 6,1 millones de viajeros, un 79,4% menos.
Las Islas Canarias, la comunidad autónoma con mayor dependencia económica del turismo, ha registrado los mejores datos de entre los aeropuertos más transitados de nuestro país. Aun así, hablamos de retrocesos en la llegada de viajeros que rozan el 70%, como en el caso del de Tenerife-Sur, y que, como poco, rondan el 30%, como El Hierro y La Gomera. Un varapalo para la industria turística del archipiélago que, hasta el último tramo del año, ha permanecido como una de las áreas de España –e incluso de Europa—con menor riesgo de transmisión del virus.
“La realización de test con un enfoque coherente debería ponerse en marcha ahora para promover viajar”, dice el director general de ACI, la patronal internacional de aeropuertos. “Hay que deshacerse de las cuarentenas restrictivas con medidas coordinadas basadas en los indicadores de riesgo, combinando de ahora en adelante la realización de test y las vacunas”, añade Luis Felipe de Oliveira.
Las mercancías llegaron a ocupar el vacío que dejaron los turistas a lo largo del año. Según los datos de AENA a cierre de año, el volumen de mercancías que se movilizaron desde aeropuertos españoles se redujo en una cuarta parte en 2020. “Es debido a que una parte muy importante de la carga habitual se ha trasladado en aviones comerciales de pasajeros”, explica AENA.
Los aeropuertos españoles, los peor parados de Europa
El batacazo del tráfico aéreo de pasajeros en España es de los más sonoros de Europa. De entre los diez aeropuertos con mayor número de vuelos diarios, Madrid y Barcelona han sufrido la mayor merma en el flujo de viajeros junto con el de Múnich, según Eurocontrol, el organismo paneuropeo de seguridad aérea.
Madrid-Barajas llegó superar los 1.100 vuelos diarios en 2019 y Barcelona-El Prat los 900. Este año han rebasado los 400 y 300 de media respectivamente, de acuerdo con esa institución.
Las rutas que conectan España con Alemania y Reino Unido, con unas de las frecuencias más elevadas de Europa, son también las que se han visto más perjudicadas, según los datos de Eurocontrol. Se trata de los dos principales mercados para el turismo español.
A 20 años vista
En el sector creen que es una cuestión de confianza del viajero, pero consideran que se tardarán dos décadas en volver al estado de ánimo viajero de 2019.
“En cuestión de unos meses, la pandemia y sus consecuencias se han llevado por delante 21 años de tráfico de pasajeros a nivel global”, añade la compañía de análisis turístico Cirium, que estima que el flujo de pasajeros ha vuelto a cotas que no se veían desde 1999.
Situarse a los niveles previos al COVID-19 en número de vuelos llevará entre dos y tres años más, según ACI. Eurocontrol es más pesimista y vaticina que solo se recobrará el tráfico aéreo de pasajeros en 2024 si la vacunación masiva se produce este año. Si la efectividad de las vacunas suscita dudas, advierte, la recuperación de los vuelos podría aplazarse hasta la próxima década.
Riesgos financieros
Aerolíneas, operadores turísticos y aeropuertos sobrevuelan de momento esta incertidumbre con créditos millonarios avalados por los estados, ERTE sin fecha fin definida e inmersos en una frenética carrera de renegociación de los contratos en vigor con todo tipo de proveedores.
Casi 200 de aeropuertos europeos están al borde de la bancarrota, advirtió ACI en octubre. Fuentes de AENA han negado que haya españoles en ese escenario, aunque la situación financiera del operador no sea nada halagüeña. Entre enero y septiembre perdió 107,6 millones de euros y sus ingresos se redujeron a la mitad.
En la presentación de resultados del tercer trimestre ante un grupo de inversores, un alto directivo de AENA dejó patente su preocupación: “Si el tráfico aéreo permanece hundido durante los próximos meses, el gasto previsto en bienes de capital se comerá la liquidez que queda. No contamos con mucha más flexibilidad”. El impacto de Filomena, una tercera ola de contagios y un ritmo de vacunación más lento de lo previsto aleja una recuperación en 2021 de altos vuelos.