Los siete días en los que Trump se quedó solo frente al 'impeachment'
- *El aún presidente se enfrenta a un segundo impeachment y ha sido silenciado en redes sociales
- El Partido Republicano está dividido y la popularidad de Trump se desploma
Trump dice adiós a la Casa Blanca
La Cámara de Representantes de Estados Unidos ha aprobado este miércoles abrir un segundo juicio político (impeachment) al aún presidente Donald Trump, a tan solo seis días de que abandone el poder y una semana después del asalto de sus seguidores al Capitolio.
En siete días, Trump ha perdido prácticamente a todos sus aliados en Washington y en el Partido Republicano, y ha pasado de desafiar los resultados electorales y arengar a sus fieles para que resistieran, a pedir paz y prometer una transición ordenada, temeroso de acabar en los tribunales.
Entre medias, las redes sociales, en las que reinó durante su mandato, le han silenciado. Este es el relato de esa semana.
6 de enero: mitin inflamatorio y asalto al Capitolio
El miércoles pasado, 6 de enero y Día de Reyes en España, el Congreso (el poder legislativo de EE.UU., formado por Senado y Cámara de Representantes) se reunía para un procedimiento en principio meramente burocrático: validar los votos del Colegio Electoral (donde los delegados de cada estado emiten su voto de acuerdo con el resultado electoral) y declarar al demócrata Joe Biden presidente de Estados Unidos.
La sesión, que habitualmente pasa inadvertida como un mero trámite tras unas elecciones, se convirtió en blanco para Trump. El presidente, que no reconocía los resultados e insistía en denunciar fraude, intentó que su vicepresidente, Mike Pence, presidente del Congreso, se opusiera a la proclamación. Pero Pence se negó y aseguró que iba a cumplir su papel constitucional, sellando así su divorcio del presidente.
Trump no se daba por vencido. Frente a la Casa Blanca, se dirigió a cientos de sus más enardecidos seguidores y les animó a que "marcharan" hasta el Capitolio y "lucharan como si fuera el infierno".
Y así lo hicieron. Milicias armadas, seguidores de grupos supremacistas, conspiranoicos y la extrema derecha trumpista ocuparon las escalinatas del Capitolio y forzaron su entrada, superando la barrera policial y penetrando en el edificio por puertas y ventanas. La sesión tuvo que ser suspendida y los congresistas trasladados a lugar seguro.
Una vez dentro, los asaltantes recorrieron las cámaras y los despachos y causaron desperfectos, dejando escenas surrealistas. Desde 1814, cuando soldados británicos quemaron el Capitolio, la sede de la soberanía popular en EE.UU. no había sufrido un ataque semejante.
Joe Biden se dirigió a la nación para denunciar que la democracia se encontraba "bajo un ataque sin precedentes" y pedir a Trump que pidiera públicamente a sus partidarios que depusieran su actitud.
El presidente, que seguía los acontecimientos desde la Casa Blanca, tardó horas en reaccionar. Cuando lo hizo, en redes sociales, no fue para condenar el asalto y la violencia desatada, sino insistir en el fraude, decirles a los manifestantes que les quería ("sois una gente muy especial"), calificarles de "patriotas" y pedirles que se fueran a casa.
En un primer indicio de que empezaba a perder el favor de la opinión pública, Twitter, Facebook y YouTube eliminaron los mensajes y suspendieron las cuentas del republicano (Twitter temporalmente; Facebook, durante el resto del mandato).
El asalto finalizó tras cuatro horas con la intervención de la Guardia Nacional. Hubo cinco fallecidos, entre ellos un policía y una veterana de las Fuerzas Aéreas. No obstante, la intentona no consiguió su objetivo: tras 12 horas de sesión, los congresistas nominaron a Biden como el presidente electo.
Día 7: el país, en shock
El país entero amaneció el día 7 conmocionado por los sucesos de la noche, que algunos calificaron de intentona de autogolpe. El mundo no daba crédito a lo sucedido en la más democracia más antigua del globo.
Trump reapareció para, por primera vez, reconocer que habría otra administración y prometer una transición "ordenada". También condenó los hechos del Capitolio y aseguró que sus responsables "no representan a la nación" y "pagarán caro" por sus actos.
Del mensaje, transmitido en Twitter una vez recuperada su cuenta, se desprendía que los asesores legales del presidente empezaban a estar preocupados por las posibles consecuencias legales del asalto.
La tardía reacción abrió grietas en el Partido Republicano, en la Casa Blanca y en el propio gobierno, donde se sucedieron las dimisiones: a las de varios responsables de prensa y cargos subalternos de la Casa Blanca se añadieron las de las secretarias de Estado (ministras) de Transportes y Educación. Días después se sumó el secretario interino de Seguridad Nacional, Chad Wolf. Cada vez menos gente estaba dispuesta a acompañar a Trump en su caída.
En Washington, entre los demócratas pero también entre algunos republicanos, empezaba a extenderse la impresión de que Trump era un peligro para la nación y para la democracia y que esperar a la transferencia de poder el 20 de enero era un riesgo demasiado alto.
Había dos opciones: activar un juicio político o impeachment, como ya se intentó en 2019, pero cuyos plazos son demasiado largos; o que el propio gabinete del presidente, con Pence a la cabeza, activara la enmienda 25ª de la Constitución y le inhabilitara por incapacidad.
Día 8: el presidente se queda sin Twitter, su principal altavoz
La líder de los demócratas en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se lo pidió a Pence al día siguiente. "Al llamar a este acto sedicioso, el presidente ha cometido un asalto indecible a nuestra nación y a nuestro pueblo", aseguró.
El presidente anunció que no asistirá a la toma de posesión de Biden, el 20 de enero. El demócrata consideró que era lo mejor, y Mike Pence anunció que sí estará presente. Washington se ha blindado para la ceremonia, en previsión de incidentes.
El mismo día 8, Trump se quedó definitivamente sin su púlpito en Twitter, la cuenta con 89 millones de seguidores desde la que emitía soflamas y anuncios políticos, además de atacar a la prensa y a sus oponentes. Es el final de un matrimonio de conveniencia del mandatario con las plataformas de internet.
Día 11: se presentan los cargos por "incitación a la insurrección"
Entre los demócratas surgieron dudas durante el fin de semana sobre el impeachment y sus plazos. Aunque la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, lo aprobara, puede atascarse durante meses en el Senado, y condicionar el inicio de la presidencia de Biden. El propio presidente electo no es partidario.
Finalmente el lunes, día 11, los demócratas presentan en el Congreso el caso contra Trump por "incitación a la insurrección".
Día 12: Pence se niega a aplicar la enmienda 25ª
La otra vía, la activación de la enmienda 25ª, se cerró definitivamente el martes día 12 con la negativa del vicepresidente Pence, en un último acto de lealtad. "La semana pasada, no cedí a la presión para ejercer más allá de mi autoridad constitucional para determinar el resultado de las elecciones y ahora no cederé a los esfuerzos de la Cámara de Representantes para jugar juegos políticos", señaló Pence en su respuesta a Pelosi.
Sin embargo, varios congresistas republicanos rompieron filas y votaron a favor. Entre ellos Liz Cheney, número tres del partido en el Congreso. Es una muestra de que uno de los dos grandes partidos del sistema político estadounidense está profundamente dividido sobre Trump.
El presidente, sin embargo, consideraba que aún tenía un amplio apoyo popular y hablaba de "caza de brujas". En uno de sus últimos actos oficiales, se fotografió en Texas junto al inacabado muro con México, símbolo de su gestión.
Día 13: segundo impeachment
Cerrada la vía de la enmienda 25ª, la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, ha aprobado este miércoles abrir el juicio político a Trump, que se convierte en el primer presidente de la historia que es sometido dos veces a impeachment. Trump ha reaccionado condenando explícitamente la violencia del día 6.
El creciente aislamiento al aún presidente se extiende a sus empresas: varios anunciantes y contratistas empiezan a percibir que la marca les perjudica, y el ayuntamiento de Nueva York anuncia que va a rescindir varios contratos. Trump se expone no solo al juicio político, sino a las deudas.
También este día, más redes sociales se han sumado al cerrojazo de las cuentas de Trump y sus acólitos. Y el apoyo popular, según las encuestas, llega a su mínimo: solo el 34% dan su aprobación a Trump, según un sondeo publicado por Politico.
La soledad del presidente podría ser aún mayor si el Partido Republicano le abandona o se divide en el Senado ante el impeachment. Si saliera adelante, Trump quedaría inhabilitado y no podría volver a presentarse en 2024, como había insinuado. Su legado quedaría, definitivamente, enterrado en la historia política de EE.UU.