'Hasta Nóvgorod', la historia real de un comunista que combatió en la 'División Azul'
- Víctor Barba lleva al cómic las memorias del divisionario Teodoro Recuero
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Teodoro Recuero Pérez es un claro ejemplo de la locura que fue la Guerra Civil española. Siendo miembro del Partido Comunista tuvo que alistarse en la Falange, para evitar ser fusilado, y combatió en el 'Bando nacional'. Después (huyendo de la miseria) se alistó en la Legión, y acabó en la División Azul, que Franco envió al frente ruso para apoyar a los nazis. Unas vivencias que relató en la novela Hasta Nóvgorod. Crónica de un viaje (West Indies Publishing, 2017) y que ahora el gran dibujante Víctor Barba (Puerto Llano, 1956) ha llevado al cómic en Hasta Nóvgorod. Crónicas de un divisionario (Norma editorial), una fantástica historia antibélica.
Víctor nos comenta por qué ha decidido adaptar esta historia: "Cuando recibí la propuesta de llevar al cómic la vida de Teodoro Recuero por parte de su nieto, Ángel L. Fernández Recuero (editor de Jot Down y West Indies) dediqué un par de semanas a leer varias veces sus memorias con mucho detenimiento. Sabía que el relato tocaba temas como la Guerra Civil y la División Azul que a día de hoy todavía son objeto de controversia y quería estudiarlo con detalle antes de decidir si aceptaba el proyecto. Lo que me llamó la atención de lo que tenía entre manos es que se trataba de un material cargado de verdad, no estudios, opiniones o ficciones de terceros sino el testimonio directo de alguien que había vivido los hechos y eso era muy aprovechable para elaborar una buena historia".
Poer eso, el dibujante decidió llevarla al cómic: "Desde el principio pensé que daba la oportunidad de arrojar un poco de luz a un periodo de nuestra Historia, la participación de España en el frente del Este, del que siempre se nos ha hablado muy poco pero que todavía enciende pasiones y genera disputas entre defensores y detractores de la División Azul".
"La idea que me propuse desarrollar -continúa- no era contar solamente la vida de un individuo particular sino que ésta sirviera como hilo conductor para mostrar la de muchos como él y el trasfondo histórico en el que se movieron. A partir de los hechos puntuales que le suceden al personaje quería dar una visión más panorámica que fuera representativa de esos millones de personas (españoles o de cualquier nacionalidad e ideología) que se vieron arrastrados por los acontecimientos de la Historia en la primera mitad del siglo XX (después serían otras generaciones) y que sólo pudieron intentar sobrevivir en medio de un maremoto de acontecimientos".
"Acepté la propuesta con esta intención y con la condición de tener carta blanca para elaborar el argumento y el guión de la historia a mi manera, añadiendo y eliminando lo necesario para enriquecer y orientar la narración. Ángel lo dejó todo en mis manos y yo empecé con el trabajo que finalmente me ha llevado algo más de dos años termina" -concluye Víctor-.
La inutilidad y el horror de la guerra
Un cómic que toma partido por la gente que fue arrollada por la Historia. "Aún el más equilibrado tratado de Historia y el más imparcial historiador acaba, consciente o inconscientemente, tomando partido en su relación de los hechos -asegura Víctor-. Adelantando que yo no soy historiador, en mi caso la toma de postura ha sido totalmente consciente. En sus memorias reales Teodoro generalmente se limita a exponer cronológicamente los hechos que acontecen en su vida. Respetando esos hechos tal cual fueron y organizando mi relato de forma distinta (recuerdos, idas y venidas del presente al pasado, etc.) yo añadí personajes y sucesos que servirían para enriquecerlo y desarrollar la idea clave sobre la que pretendía que girase mi trabajo y que subyace en toda la obra; la inutilidad y el horror de la guerra. De todas las guerras. Sea cual fuere el bando en que te toque sufrirlas".
"Añadí el suceso de Vilna (un gueto judío donde murieron unas 40.000 personas) para mostrar a las claras que la División Azul no estuvo implicada en las matanzas de judíos por parte de los nazis, tanto S.S. alemanes como militantes lituanos. En cuanto a mi postura personal, está latente en toda la historia y la expongo con claridad en la reflexión que el protagonista hace durante la conversación final en la trinchera y en la pregunta que le hace al compañero. Pregunta que en realidad yo hago al lector para que se conteste a sí mismo".
El protagonista es un "superviviente"
Víctor consigue emocionarnos con las auténticas vivencias de este joven campesino que se pasó su juventud sobreviviendo como pudo: "Las opciones del protagonista no fueron muchas y quedan reflejadas en la novela gráfica, algo que además es real. Huérfano desde niño, trabajando en el campo y pasando apreturas desde que puede faenar, se acerca al comunismo y se desencanta, se ve obligado a apuntarse a La Falange al inicio de la Guerra Civil so pena de acabar fusilado en la tapia del cementerio de su pueblo. Se alista en la Legión para salir de Falange y sobrevive como puede (y con heridas) a la guerra".
"Al terminar ésta ve que nada ha cambiado: más trabajo extenuante, sueldo insuficiente para vivir y escaso futuro -continúa el dibujante-. A un paso de terminar con sus ahorros y volver al hambre, Hitler invade Rusia con su “Operación Barbarroja” y en España se crea un contingente de voluntarios que se llamaría la División Azul con el fin de apoyar a Alemania en el frente del Este. Ésta es la salida que “sin pensarlo mucho” encuentra el protagonista para su situación y lo que le llevará al infierno helado del frente del Volchov".
En cuanto a Teodoro, Víctor lo define como: "Un superviviente en el más amplio sentido de la palabra. De hecho esa fue otra opción que se barajó para el subtítulo. Alguien sencillo, del pueblo llano, curtido por la vida y muy resistente. Capaz de aguantar en las condiciones más extremas y salir vivo de la horfandad, la pobreza y dos guerras durísimas. Que trata de mejorar su vida con los medios a su alcance pero que cuando vienen mal dadas no se queja, soporta el embite y sigue adelante. Fiel a los pocos amigos que tiene y a los compromisos que contrae".
"Físicamente -añade- lo imaginé como alguien de estatura media, delgado y fibroso ( el trabajo desde niño en el campo no creo que diera para otro físico). Totalmente alejado del super-soldado con físico de gimnasio que últimamente aparece como standard en algunas producciones bélicas, sean de cómic o de cine".
"Por supuesto -concluye Víctor-, este relato puede parecer casi el ejemplo extremo de una vida cargada de dificultades, que lo es, pero estoy convencido de que también representa a mucha más gente, porque no creo que fuese un caso único en la España de esa época. Quienes hayan podido conversar con sus abuelos (no hablo aquí de uno u otro bando) sabrán que aquel fue un periodo duro dónde más que vivir se sobrevivía".
Preguntamos a Víctor que es lo que más le impactó de la vida de Teodoro: "Aún cuando hay algunos momentos en su vida propios de una película de acción de Hollywood, por ejemplo la batalla en El Clínico durante la Guerra Civil o la de Nitlikino en el frente del Volchov, lo que más me impactó de las memorias de Teodoro fue su capacidad de resistir y seguir adelante aunque la vida se lo pusiera difícil".
"Que un niño de menos de 10 años -continúa Víctor- tenga que dejar el hogar, perder la familia, trabajar en el campo y aprender a sobrevivir en la España de los años 20, visto desde la comodidad de nuestra Europa del siglo XXI me pareció algo prodigioso y una muestra de valentía callada, sin alaracas ni fanfarrias, una verdadera batalla diaria y continua contra la miseria y la soledad. Esto, que puede quedar menos vistoso en el relato de sus memorias, fue lo que más huella me dejo de su lectura".
¿Por qué se alistaron en la División Azul?
Hasta Nóvgorod también indaga en las razones por la que esos voluntarios se alistaron en la División Azul. "Lo que muestro no es lo acertado o erróneo de las ideas de quienes fueron al frente ruso, sino sus razones para ir y las consecuencias de haber ido -asegura Víctor-. Una de esas consecuencias (así he querido yo que fuera en mi relato) es el hermanamiento al margen de las distintas ideologías, forzado por unas circunstancias que a todos sobrepasan y superan, las de la guerra. Algo (la dureza de estas circunstancias) que he procurado mostrar abiertamente sin regodearme en lo explícito".
Además el cómic incluye un estupendo dossier de documentación en el que se explican muchsa de esas circunstancias. Como se explica en ese extra de Datos y Notas al final del libro -asegura Víctor- la composición de la expedición de divisionarios fue un contingente heterogéneo formado por distintas motivaciones:
-El grupo más numeroso fue sin duda el de falangistas y anticomunistas convencidos. Desde militares veteranos simpatizantes con la Falange a muchos jóvenes idealistas que creían defender su forma de ver el mundo ( sigo aquí sin entrar en hacer juicios de ideas).
-Hubo también algún ingenuo romántico en busca de “aventura”.
-Otros que, acabada la Guerra Civil, se alistaron para “limpiar” su expediente republicano o el de algún familiar.
-Finalmente, alguno buscaba escapar de la miseria y el hambre en la que España estaba sumida después de tres años de guerra".
"Lo que es seguro es que ninguno tenía la más mínima idea del infierno al que se dirigían" -concluye Víctor-.
Las razones de Franco para crear la División Azul
Víctor también nos comenta las razones que llevaron a Franco a crear la División Azul:
-Evitar entrar directamente en la 2ª Guerra Mundial. Al fin y al cabo el contingente era de voluntarios.
-Devolver la ayuda recibida de la Legión Cóndor durante la Guerra Civil.
-Disminuir la deuda económica con Alemania, contraída en la G.C..
-Acercarse al bando que en ese momento se veía como ganador de la contienda, esperando tener una buena posición en el nuevo orden que parecía llegar y poder reivindicar territorios africanos.
"Aún así -añade Víctor-, al acabar la Guerra mundial la existencia de la División Azul suponía una prueba incomoda de la ayuda al nazismo y se fue tapando bajo un manto de silencio, por otra parte como se hizo con los republicanos que pelearon en el bando aliado incluso contribuyendo a la liberación de Paris".
Según Víctor, ese manto de silencio llega hasta nuestros días: "Salvo gente muy afecta a la División Azul y a la Falange, se la recuerda poco. Yo mismo reconozco mi ignorancia sobre el tema hasta llegar a este trabajo. Durante muchos años ( casi desde el final de la Guerra Civil) ha habido una generación ( o dos) a la que nunca se nos habló de ciertos capítulos de nuestra Historia reciente. Incluso en el colegio y en los hogares “esas cosas” quedaban en una nebulosa de lo “intocable”. Esto hace que a menudo muchos defensores y detractores de la D.A. se enzarcen en peleas dialécticas (en el mejor de los casos) sin poder exponer una información que no tienen o que está muy sesgada".
"Si Hasta Nóvgorod… puede contribuir en algo para arrojar un poco de luz sobre un tema que a menudo ha estado en la penumbra, estará cumpliendo parte de los objetivos que me propuse al empezar el trabajo" -concluye Víctor-.
El frente más duro de la Segunda Guerra Mundial
El frente ruso fue el más duro de la Segunda guerra Mundial, como nos recuerda Víctor: "El frente del Este fue sin duda el de las batallas más grandes y brutales de la Segunda Guerra Mundial y donde al final se decidió la suerte de la contienda. Con enfrentamientos continuos a muy bajas temperaturas (a veces llegaron a 40º bajo cero) y mal equipamiento, allí no sólo se moría por el fuego enemigo sino también por congelación; un gran número de bajas (ya fueran muertes o amputaciones de miembros) fueron por esta causa".
"Los combatientes -añade- lucharon entre la nieve y el barro, sufrieron hambre, epidemias de piojos y, en estaciones menos frías, nubes de mosquitos que hacían imposible hasta el respirar sin malla protectora. En conjunto, un verdadero infierno".
Como nos comentaba, una de las intenciones de Víctor era reflejar la dureza de la guerra: "Desde luego. Pero más que hacer hincapié en los actos heroicos individuales, que los hubo, y muchos, en cada bando y en cada guerra, quería mostrar las consecuencias de la misma. Como aplasta y arrolla de forma inmisericorde a las masas de seres humanos combatientes, sin importar las razones e ideales que les lleven a la lucha. Al final, sumergidos en ella, solo queda matar o morir".
Sumergir al lector en el horror de la guerra
Víctor tenía muy claro lo que quería con este cómic: "Desde el principio me propuse sumergir al lector en la historia haciéndolo partícipe del horror de la guerra, del peligro y la muerte flotando alrededor de los protagonistas, del frío en la trinchera y de las bajas que en cada enfrentamiento se producen, en los que a menudo pierdes un buen amigo".
"En ese sentido, en lo gráfico, he cuidado la elección de planos y la diagramación de páginas, rehuyendo ángulos forzados y excesivamente dramáticos, más propios de cómic de superhéroe, e inclinándome por composiciones más “realistas” con planos generales y medios que se asemejen a lo que vería el lector dentro de la escena. En cine sería acercarse más a John Ford que a John Woo ( lo que no me parece mala cosa)".
"Con el mismo objetivo -añade- me propuse cuidar cada detalle en la documentación de vestuario, armas, paisajes, etc., de manera que el lector se sintiera transportado al mismo centro de la acción en la trinchera".
"Respecto al estilo, una vez fijados los objetivos a desarrollar, hecho el guión y recoplilada la documentación, el dibujo fue saliendo sin adaptarme a nada. Sólo dibujaba para contar lo que quería contar".
"Posiblemente el desafío más grande que me planteó el trabajo fue mantener el equilibrio en la narración sin inclinarme en una dirección u otra. He querido que la obra exponga los hechos, no los juzgue, ni tampoco a los personajes, sus ideales y sus razones. El resto y las conclusiones que se saquen tras su lectura es cosa de cada lector" -concluye Víctor-.
Personajes inspirados en Antonio Molina y Clark Gable
Como curiosidad destacamos que hay algunos personajes inspirados en famosos: "Hay dos personajes fundamentales que añadí a la historia para representar como prototipos a los distintos grupos de españoles que se alistaron como divisionarios; Martínez, el falangista convencido de su lucha anticomunista (sin duda perteneciente al grupo más numeroso) y Gálvez, el republicano que llega al frente huyendo de la represalia y como forma de “lavar” su expediente. Entre ambos queda Recuero, con su razones de subsistencia tan respetables al final como la que más".
"Sin ningún motivo especial y como forma de diferenciar los personajes busqué para Gálvez un cierto parecido físico con Antonio Molina y para Martínez, más alto y apuesto, un cierto aire lejano a Clark Gable".
"El papel de ambos es clave en mi historia y con ellos quería mostrar el hermanamiento de los combatientes, al margen de sus ideas contrapuestas, ante un hecho que los sobrepasa como es la supervivencia en la guerra" -añade Víctor-.
Una excelente documentación
Destaca la excelente labor de documentación de Víctor: "Tan fundamental en el trabajo como buscar la documentación fue ordenarla y cribarla.
Para mi sorpresa, he descubierto que no sólo hay gran cantidad de información sobre la Guerra Civil sino también sobre la División Azul. Tanta que corría el riesgo de empantanarme en datos, fechas y textos, así como de acabar poniendo más de la necesaria como si fuera un alarde de erudicción frente el lector y que además esto ralentizara el ritmo de la narración. Por eso descarté todo aquello que fuese más visceral que descriptivo y que claramente estuviera escorado en una dirección o la contraría".
"He recopilado -añade- gran cantidad de documentación fotográfica de la que se encuentra en internet y trabajado con libros sobre la Guerra Civil, sobre armas de la época y sobre la División Azul, varios de ellos de Carlos Caballero Jurado, toda una autoridad en la División Azul, quién, a pesar de no compartir mi visión de los hechos, me asesoró amablemente en estos temas cuando solicité su ayuda. Un ejemplo: la lista táctica de la Compañía 11 del 263 en la que está Recuero junto a las anotaciones de bajas sufridas y que aparece en la página 166 de Hasta Nóvgorod, es un documento real escaneado y reproducido gracias a la cortesía de Caballero Jurado".
"Todo este trabajo de documentación -concluye Víctor- me sirvió también para elaborar las 20 páginas del extra final del libro titulado “Documentación y notas”, que sitúan el contexto histórico donde se desarrollan los hechos y dan al lector una visión resumida (incluyendo mapas) del panorama de España y Europa de esos años, algo que desde un principio consideré necesario para la obra".
En cuanto a sus proyectos, Víctor Barba nos comenta que: "Estoy en medio de una novela gráfica con guion y dibujo propio que empecé al principio de la pandemia y he recibido una propuesta de proyecto para otra. De ambas hablaré más cuando llegue el momento".