El Gobierno de Conte logra la confianza del Senado con mayoría simple

• Este lunes, recibió el apoyo en la Cámara de los Diputados, tras la crisis abierta con la marcha del partido de Matteo Renzi
• Con 156 apoyos en la cámara alta, necesitará el visto bueno del presidente de la República para seguir gobernando

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, durante el debate en el Senado para renovar la confianza

El Gobierno de Italia, con el primer ministro Giuseppe Conte a la cabeza, ha superado este martes la cuestión de confianza en el Senado con 156 votos, tras lograrlo el día anterior en la Cámara de los Diputados. Con una mayoría simple en esta ocasión, el Gobierno ha recibido el apoyo de las dos cámaras, tras la crisis abierta con la marcha del partido de Matteo Renzi, Italia Viva.

En total, 156 senadores de los 161 necesarios para obtener la mayoría absoluta han secundado al Ejecutivo, mientras que 140 votaron en contra. Conte tiene ahora una mayoría débil, pero suficiente en el Senado si decide seguir dirigiendo el país. No obstante, este escenario, permitido por la Constitución, tiene que contar con el visto bueno del presidente de la República, Sergio Mattarella, quien en los últimos días había pedido mayorías estables.

En la Cámara de los Diputados, este lunes, una holgada mayoría de 321 diputados ya otorgó la confianza a Conte. Los votos, que superaban por cinco escaños la mayoría absoluta (316), procedieron fundamentalmente de los socios gubernamentales del Movimiento 5 Estrellas (M5S), el Partido Demócrata (PD) y Libres e Iguales (LeU), a los que se sumó el Grupo Mixto. Se abstuvieron 27 -casi todos de Italia Viva-, y 259 votaron que "no", sobre todo, los partidos de la derecha: Liga, Hermanos de Italia y Forza Italia.

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Un proyecto "europeísta", tras la "irresponsable" crisis de Gobierno

En su intervención, Conte se ha dirigido este martes a los senadores con el mismo discurso que pronunció el día previo en la Cámara de los diputados, donde renovó la confianza. Pero esta vez ha introducido un matiz, con el que reconocía no tener asegurada la mayoría absoluta de 161 votos en el Senado.

"Los números son importantes, pero aún lo es más la calidad de un proyecto político", ha asegurado en la comparecencia ante la cámara alta, que le ha interrumpido en varias ocasiones con protestas, desde la oposición, y aplausos provenientes de sus apoyos.

"Necesitamos mujeres y hombres capaces de huir del egoísmo y ahuyentar la tentación de mirar al lucro personal", ha expresado Conte al pedir la confianza de las fuerzas parlamentarias, "dispuestas y conscientes de las dificultades" que está atravesando el país y que se han visto agravadas con la "irresponsabilidad" de Italia Viva al abandonar el Gobierno.

Así, ha abogado por una alianza con "vocación europeísta" para hacer frente a las "tendencias nacionalistas y aspiraciones soberanistas", en una clara referencia a los partidos de la oposición, como la Liga o Hermanos de Italia.

Para apoyar a Conte, ha llegado este martes a Roma, a pesar de la pandemia y de la edad, 90 años, la senadora vitalicia y superviviente de los campos de concentración nazis, Liliana Segre.

Crisis de Gobierno en plena pandemia

Desde su escaño en el Senado, el líder de Italia Viva, Matteo Renzi, ha acusado este martes a Conte de no querer dialogar para evitar la crisis política y de "enrocarse" para seguir en el poder con menos apoyos: "Para la tragedia actual, necesitamos un Gobierno más fuerte", le ha advertido.

"Frente a nuestra petición de hacer política, de hablar de jóvenes, de innovación, de turismo, tecnología, ha elegido enrocarse, jugar la carta del ataque", le ha reprochado Renzi, que abrió la crisis en la coalición gubernamental formada también por el Movimiento 5 Estrellas y el Partido Democrático, al anunciar la dimisión de las dos ministras de su partido: la titular de Agricultura, Teresa Bellanova, y la de Familia e Igualdad, Elena Bonetti.

El líder de Italia Viva llevaba semanas amenazando con dar el paso y alegaba sus diferencias sobre la gestión de los fondos europeos del Plan de Recuperación. Sin embargo, para el resto de miembros del Ejecutivo, el movimiento no ha sido más que una estrategia para forzar la crisis y ganar más peso en el Gobierno.