Bélgica prohíbe los viaje "no esenciales" hasta el próximo 1 de marzo
- Los no residentes tendrán que realizarse un doble test en origen y a su llegada
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Bélgica prohibirá los viajes turísticos o "no esenciales" hasta el próximo 1 de marzo a la vista de la propagación de cepas más contagiosas por la Unión Europea y la escalada de contagios en otros países del entorno, han anunciado este viernes las autoridades.
"A partir del 27 de enero, hasta el 1 de marzo, habrá una prohibición de los viajes no esenciales, tanto los viajes desde Bélgica al extranjero como desde el extranjero a Bélgica", ha dicho el primer ministro belga, Alexander De Croo al término de una reunión del Gobierno federal con los Ejecutivos regionales de Flandes, Valonia y Bruselas.
Las autoridades belgas han constatado que "cuando la gente viaja transporta más variantes que cuando no viaja", ha añadido De Croo.
Entre los viajes esenciales Bélgica incluirá los debidos a motivos familiares, por estudios, la asistencia a un funeral, etcétera.
Bélgica lleva meses desaconsejando formalmente los desplazamientos no esenciales al extranjero y ya exigía, desde las Navidades, que quienes regresaran al país se sometieran a una prueba PCR y a una cuerentena obligatoria, con excepción de estancias de menos de 48 horas (trabajadores transfronterizos).
El Gobierno belga, que ha presionado para poder restringir la movilidad en la Unión Europea, retrasó la decisión a este viernes, día siguiente a una teleconferencia de los líderes de los países y las instituciones comunitarias en la que se dio luz verde a limitaciones selectivas a la libertad de movimientos.
Las nuevas medidas belgas relativas a los desplazamientos se aplicarán entre el 31 de enero y el 1 de marzo y buscan, en particular, evitar que las vacaciones escolares de mediados de febrero, las llamadas de semana blanca o carnaval, funcionen como un multiplicador de contagios que devuelva al país a las cotas récord de incidencia del pasado octubre.
Por otra parte, hay cambios con respecto a la cuarentena, que para las personas que vengan de un país de riesgo, pasará de siete a diez días.
En particular, a partir del 27 de enero las personas que vengan del Reino Unido, Sudamérica y Sudáfrica y quieran entrar en Bélgica, deberán observar una cuarentena de diez días, con dos test, los días 1 y 7.
Los no residentes de otros países deberán por su parte presentar una doble prueba, a la salida y a la vuelta.
Bajan los contagios pero no las hospitalizaciones
Desde el pasado octubre Bélgica fue aplicando progresivamente restricciones de las que se mantiene el cierre de restaurantes, bares, peluquerías, ocio y gran parte de la cultura, toque de queda nocturno, limitación a un sólo contacto cercano de fuera del hogar, mascarillas y teletrabajo obligatorios.
Pese a que los indicadores evolucionan positivamente en líneas generales y casi ininterrumpidamente desde hace semanas, "la situación sigue siendo frágil", ha declarado este viernes en rueda de prensa el virólogo portavoz del instituto belga de salud pública Sciensano, Yves Van Laethem.
Actualmente, ese país centroeuropeo de 11,4 millones de personas presenta una incidencia acumulada de 247 nuevos casos de COVID-19 por 100.000 habitantes en 14 días y un descenso semanal de los contagios (6 %) y de los fallecimientos (9 %), si bien avanzan ligeramente las admisiones hospitalarias (3 %) y la positividad, que sube un 0,1 % hasta el 5,4 positivos por cada 100 tests realizados.
Las infecciones, no obstante, caen en Valonia (-11 %) y Bruselas (-29 %) pero suben en Flandes (+2 %).
En líneas generales, bajan un 20 % los contagios entre los mayores de 80 años, los más expuestos a formas graves de la enfermedad, pero aumentan en torno a un 11 % entre los menores de 10 años, ha agregado Van Laethem.
El experto ha señalado que someterse a un test rápidamente al notar síntomas es uno de los aspectos en los que hay más margen de mejora y fijó "la primavera" como el horizonte en el que cabe esperar que Bélgica empiece a dominar la evolución del virus a través del incremento de la vacunación.
Por ahora se ha vacunado al 11 % de los mayores de 80 años, el grupo de edad más vulnerable, y se ha administrado una primera dosis al 1,42 % de la población adulta.