Los músicos británicos, en la encrucijada del 'Brexit'
- El 78% de los músicos británicos actúa al menos una vez al año en países europeos
- La burocracia que entraña el Brexit para el movimiento de personas y bienes complica seriamente las giras por la UE
El sector de la música británico tiene dolor de cabeza con el Brexit. Volver al control de las fronteras o acabar con la libertad de movimiento eran dos de los grandes objetivos de la salida de la Unión Europea y ya son una realidad. La cultura, sin embargo, trasciende los límites nacionales y los que la hacen, los artistas y sus equipos, viven viajando. Las nuevas normas son una piedra en el camino para la industria musical que ve como las giras por Europa se convierten en un viacrucis burocrático y caro, tal vez para algunos inasumible.
"Nosotros vamos a trabajar, nos somos turistas, y por tanto necesitamos permiso de trabajo. La regulación es distinta en cada país de la UE, a lo que hay que sumar Noruega, Liechtenstein e Islandia, que forman parte del Área Económica Europea. Esto supone que hay que conocer qué documentación se requiere en 30 países distintos y tener preparado el dinero porque cada solicitud tiene un precio", apunta Paul Pacifico, director de la Asociación de música independiente británica, a RNE.
La preocupación del sector no ha nacido con la implementación del Brexit. El pasado mes de mayo, Incorporated Society of Musicians publicó un informe bajo el título '¿Sobrevivirá la música al Brexit?'. En él ponían de manifiesto que el 78% de los músicos británicos actúan al menos una vez al año en la UE, es el principal mercado y pedían con urgencia que se tuvieran en cuenta sus condiciones laborales. "Llevamos cuatro años, prácticamente desde después del referéndum (2016) presionando para la obtención de un 'pasaporte cultural' y estamos en estas. Necesitamos que se nos permita viajar de forma sencilla y si no gratis, al menos barata, para trabajar. Y es importante que sea rápido y que no se tiren meses negociando", nos comenta al otro lado del teléfono Keith Aimes, de la Unión británica de músicos.
Laura Marling, Thom Yorke, cantante de Radiohead; Louis Tomlinson (ex One Direction), Tim Burgess, de The Charlatans; Dua Lipa, Lilly Allen, Ronan Keating... artistas mundialmente conocidos figuran entre los más de 260.000 firmantes en una campaña que pide una exención cultural para que cantantes, músicos, ingenieros, técnicos, iluminadores, maquilladores, escenógrafos..., para que todos los que forman parte del espectáculo puedan seguir moviéndose; para que los conciertos en Europa sigan siendo viables. Algunos de ellos han usado sus redes sociales como altavoz, cargando las tintas contra el gobierno y pidiendo a sus seguidores que les apoyen. Más de cien de los más reconocidos a nivel mundial han enviado una carta al primer ministro, a través de la Incorporated Society of Musicians, en la que afirman que "les ha fallado de manera vergonzosa".
El porqué no se ha llegado a un acuerdo con respecto a esto es una incógnita que solo las partes en la mesa pueden resolver. Las versiones son contradictorias. La UE dice que Reino Unido rechazó su propuesta de estancias cortas de trabajo sin requerir permisos -algo que figuraba en el borrador que presentaron en marzo de 2020. Reino Unido, por su parte, de primeras dijo que no hubo tal oferta y ahora asegura, lo ha hecho la ministra de cultura en la Cámara de los comunes, "que la UE hizo una oferta incompatible con el compromiso del gobierno de recuperar el control de las fronteras". Caroline Dinenage ha afirmado que "la puerta sigue abierta" para resolver una cuestión que el primer ministro, Boris Johnson, ha considerado "de máxima importancia" pero que, de momento, sigue sin solución.
Los instrumentos y el transporte: más problemas
Las personas tienen nuevos límites con el Brexit para moverse por la Unión Europea pero los bienes también y esto tampoco es ajeno al mundo de la música. "Al cruzar la frontera hay que presentar un documento de bienes. Imagínate una orquesta que llevamos un montón de instrumentos. El llamado certificado ATA, que permite transportarlos durante un año sin pagar aranceles, tiene un coste a partir de los 365 euros anuales. Si además la pieza contiene marfil o cualquier otro material con especial protección, se requiere otro certificado. Es muchísimo dinero", apunta Mark Pemberton, portavoz de la Asociación de orquestas británicas.
Otra barrera es el transporte. Lo normal, hasta ahora, era que una orquesta viajara con su camión lleno de instrumentos para hacer la gira al completo. Ahora, con las nuevas regulaciones, los camiones solo pueden hacer dos paradas antes de volver al Reino Unido. "Imagínate planificar seis conciertos en seis ciudades distintas. ¿Cómo lo haces? Es inviable", sentencia.
Sobre bienes, la realidad del Brexit también afecta a la venta de recuerdos. "Si vendes cualquier cosa, una camiseta, un cd..., tienes que devolver el IVA en el país en que estés. Si es en Madrid, en España. Ya no hay acuerdo en materia de impuestos", apunta Pacifico. "Son todo barreras para que se pueda hacer una gira porque todo son gastos", remarca Aimes.
Un palo para la industria que se suma al de la pandemia
La industria británica, en 2019, antes de la pandemia, aportó a la economía británica 6.500 millones de euros y gran parte de sus ingresos, un 44%, lo obtienen de sus giras. En el último año la industria está parada y planificar para este es complicado porque todo es impredecible. "En cuanto la crisis sanitaria termine, queremos volver a los directos, a la parte más humana de este trabajo, al contacto con el público... recuperar la actividad cultural y económica", dice Pacifico. "Y para ello necesitamos una solución, una exención cultural que nos permita seguir haciendo tours", sentencia.
"La música es una de nuestras grandes exportaciones culturales. Hay gente que viene al Reino Unido por la música, que vienen a hacerse una foto a Abbey Road o para asistir a un festival. Si tú en Madrid preguntas por algún famoso británico, además de la Reina y de David Beckam, podrán decirte los Beatles o Coldplay o cualquier otro músico. Somos embajadores. Más que los políticos", apunta Aimes. No es sólo lo que aportan a la cultura, también existe el turismo musical que reportó, según UK Music, más de 5.000 millones de euros a este país en el último ejercicio de actividad 'normal'.
La cultura no entiende de fronteras y, sin embargo, el Brexit va de eso. El acuerdo Reino-UE se centró en lo comercial y la cultura británica es también una industria exportadora que tiene a la UE como principal mercado. Se requieren soluciones porque tanto artistas como público están deseando que se enciendan las luces y que la música vuelva a sonar.