Gilles Kepel: "El yihadismo también ha cambiado su naturaleza y hay que ponerlo en perspectiva"

• RTVE entrevista al conocido arabista Gilles Kepel
• El experto analiza 40 años de yihadismo en su última obra

Gilles Kepel analiza 40 años de yihadismo en su último libro: 'Salir del caos'

El primero fue Túnez hace ahora diez años. Detrás vinieron Egipto, Siria, Yemen… Las revueltas árabes sacudieron el tablero geopolítico de Oriente Próximo. Longevos dictadores, que parecía casi eternos, como Mubarak o Ben Alí, cayeron tras semanas de protestas. Se abrieron las compuertas a las reformas democráticas, pero también, a otro modelo: el del islam político.

Organizaciones como los Hermanos Musulmanes en Egipto o En Nahda en Túnez encontraron su momento tras décadas buscándolo. Aunque en los últimos años habían cambiado, asegura a RTVE Gilles Kepel, uno de los mayores expertos del mundo en estas corrientes.

“El islamismo ha ido cambiando a lo largo de los años, en el pasado era muy diferente", señala el conocido arabista en una entrevista. “Fue creado por los Hermanos Musulmanes, que estaban interesados en tomar el poder aunque fuera por un proceso democrático. Pero en nuestros días, en los últimos 20 años, los Hermanos Musulmanes han ido fusionándose cada vez más con la ideología extrema salafista y han ido desarrollando un rechazo global a los valores liberales de occidente”.

Cuarenta años de yihadismo

Muchos de esos movimientos, aunque no violentos, están movilizados hoy en torno a esta idea, incluso fuera de los países árabes. “Lanzan campañas contra un tema, o contra un individuo. Como, por ejemplo, que enseñar las caricaturas de Mahoma en una clase, es una blasfemia”, recuerda Kepel, recordando el último ataque en Francia. “Y eso es algo que aprovechan los yihadistas que utilizan ese ambiente para identificar objetivos y realizar los ataques".

Eso es algo que también parece haber cambiado. Originalmente, el islam político y el yihadismo estaba enfrentados, aunque muchos de los movimientos yihadistas partieron de las organizaciones islamistas. “Los movimientos yihadistas rechazaban a los Hermanos Musulmanes, porque los consideran unos traidores. Pero hoy, el yihadismo ha también cambiado su naturaleza”, señala el experto.

Cuarenta años de atentados yihadistas

En la última década, el caos político en la región también ha traído un cierto auge de movimientos yihadistas o nuevas expresiones de una misma inercia. La guerra en Siria ha colaborado a ello, ya que allí han encontrado un campo de adiestramiento. Pero la historia del terrorismo yihadista ya tiene más de 40 años en los que las organizaciones han ido cambiando sus tácticas y métodos.

El yihadismo, dice Kepel, ha tenido varias etapas. En los años 80 eran movimientos locales que desafiaban a los gobiernos de sus países. En Siria iniciarion una revolución, que perdieron tras el bombardeo de Hama en 1982. En Egipto lograron su mayor éxito, con el asesinato de Anwar Al Sadat, acribillado a tiros por miembros de la organización 'Yihad Islámica Egipcia'.

En los 90, combatientes de muchos países se unieron para echar a los soviéticos de Afganistán. Luego llegó la cruzada de Bin Laden y Al Qaeda contra Occidente y el 11-S, la era de la “yihad global". En los últimos años ha sido el intento fracasado del DAESH de crear un Califato. “Aquello resultaba increíble, un Califato entre Siria e Irak”, resalta el analista. De hecho, ni siquiera Bin Laden se había atrevido a ir tan lejos.

Una nueva fase

De cada una de estas etapas, dice Kepel, algo han aprendido. Y ahora han entrado en una nueva fase. “Tenemos una nueva cara de la Yihad, en la que denomino a la yihad como una atmósfera. En ella, hay redes con gente que viene del islam político, que identifican objetivos, y luego, los yihadistas, que han sido mentalizados o adoctrinados en la yihad, deciden por sí mismos, matarlos”.

Para comprender esta nueva fase, asegura Kepel, conviene poner la historia del islam político en perspectiva. En lo que hace en su último libro. Cuarenta años de historia del islam político contada por quien ha dedicado media vida a estudiarlo.