Cocinas fantasma, pesadilla para vecinos de grandes ciudades
- La entrega de comida a domicilio ha crecido durante la pandemia
- Las cocinas sin restaurantes aumentan frente a esta tendencia
- Te lo contamos en ‘La Hora de la 1”
El confinamiento ha hecho que la comida a domicilio multiplique su actividad, sobre todo en las grandes ciudades. Esto ha hecho que proliferen las ‘cocinas fantasma’: pisos dedicados únicamente a la producción de comida para el reparto a domicilio o lo que es lo mismo, cocinas sin restaurantes. Un equipo de investigación de ‘La Hora de la 1’ localiza la construcción de una de ellas en Madrid.
Un problema para los vecinos
En el barrio madrileño de Prosperidad se está construyendo una colonia de cocinas fantasma y los vecinos no dan crédito. “No sé cómo llamarlo”, afirma Miguel Rodríguez, de la asociación vecinal del barrio, “son 38 cocinas juntas en un solo local debajo de un edificio de viviendas”, declara delante de las obras. Los vecinos temen que las obras, y el posterior funcionamiento a toda máquina de las cocinas, hagan desperfectos en sus viviendas. Para que la construcción sea rentable deberían servir una media de 75 comidas al día.
Miguel echa cuentas frente a las cámaras de ‘La Hora de la 1’, “esto supondría el viaje de unas 3.000 motos. Es terrible. Terrible”, afirma el vecino. José Luis, afectado por la construcción de una de estas cocinas, va más allá y hace alusión a un problema de salubridad, “significa olores, ratas...esto es más de un polígono industrial que de un barrio”, afirma apesadumbrado.
Miguel Rodríguez anuncia que estas cocinas han pedido permisos para trabajar “de 8 de la mañana a 2 de la madrugada”, lo que supone un constante desgaste para los vecinos del inmueble. Si subimos al piso de Miguel, podemos ver una mastodóntica salida de humos más propia de una fábrica que de un restaurante de barrio. “Tengo una chimenea de unos 25 metros cuadrados a apenas unos 8 metros de mi ventana”, nos enseña Miguel. Otra vecina del mismo inmueble enseña cómo se ha modificado la vista desde su ventana “ahora no veo ni el tercero”, nos afirma señalando el piso de enfrente. Los constructores de la cocina han elevado su altura el equivalente a un piso y medio, modificando la estructura del patio y perjudicando a los vecinos.
Desperfectos en los inmuebles y en las vidas de los vecinos
Las grietas y desperfectos en las paredes se han convertido en un habitual para los vecinos del inmueble. “Las grietas han salido porque las obras han tocado las grietas del edificio”, afirma una de las vecinas afectadas. Ante esto, los expertos son tajantes: “Tú no puedes provocarle un daño a un tercero por la obra”, afirma Álvaro Ardura, profesor de Urbanismo, e invitan a revisar las obras que se están realizando.
Pero Prosperidad no ha sido el único barrio que ha visto afectado su hábitat por la llegada de especuladores. Tetúan ha sido otra de las zonas de Madrid que ha visto cómo sus calles eran tomadas por riders que van a recoger comida en cocinas clandestinas.
Nico tiene bajo su piso siete cocinas fantasmas y afirma que la actividad se prolonga hasta “las 5 de la mañana”, lo que afecta a su vida diaria. Tiene que dormir con tapones y ya ha tenido que recurrir a ansiolíticos para poder conciliar el sueño.