El cambio climático se manifiesta en los humedales de Cantabria
Cada invierno llegan miles de aves para pasar los meses de invierno, después del periodo de cría en el norte de Europa
SEO Birdlife realiza un censo mensual desde hace 24 años, y constata que las temperaturas más cálidas hacen que tengan que desplazarse menos
Cantabria cuenta con 23 humedales en diferentes zonas geográficas de región, concretamente 15, y el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Noja y Joyel es el más importante de la Comunidad. Aquí cada año llegan miles de aves para pasar el invierno, protegerse del frío extremo del Ártico y alimentarse en los limos de la marisma, desde noviembre hasta febrero. Después de este periodo, alzan el vuelo de nuevo al norte de Europa, para comenzar de nuevo su periodo de cría y reproducción.
Cada mes desde hace 24 años Seo Birdlife se encarga de contabilizar las aves y sus especies para mes a mes y en el conjunto del año valorar el estado medioambiental de la zona y de las aves que habitan y vuelven a ellas. Estos censos consisten en la cuantificación de las poblaciones invernantes de aves acuáticas. La comparación de los resultados obtenidos en series temporales dilatadas permite ver las variaciones en la abundancia de las especies de aves objeto de seguimiento, pero también evaluar las causas de las mismas.
“Más al norte la temperatura empieza a ser óptima para las aves, y por eso no bajan hasta aquí“
Desde tiempos recientes se está observando que el número de especies que acuden a estas zonas es ligeramente menor. Desde Seo Birdlife, Felipe González, delegado en Cantabria, explica que ello se debe a los cambios que está suponiendo el cambio climático y el calentamiento global del planeta: “Cada año las temperaturas son más cálidas y eso hace que las aves no necesiten hacer tanta distancia para refugiarse durante el invierno. Más al norte de Cantabria, incluso norte de Francia la temperatura empieza a ser óptima para ellas por lo que eso hace que no bajen hasta aquí”. Esto supone un cambio en el entorno para Cantabria, pero también mucho más significativo por tanto para áreas geográficas muy importantes de humedales en nuestro país como es el Parque Nacional y Natural de Doñana en Andalucía.
Un cambio global
Además, el cambio climático tiene una segunda incidencia sobre las aves acuáticas al afectar sus hábitats de nidificación en las zonas más septentrionales del continente europeo. Esto, en definitiva, nos hablaría de un cambio global y no de un cambio achacable a las condiciones de los humedales que acogen a estas aves.
Aunque hay una disminución del tamaño de la comunidad de aves que invernan en Cantabria, no es así con su importancia a nivel nacional para las aves acuáticas. Analizando el porcentaje que representan las 39 especies de aves más abundantes, se ve como los humedales cántabros son el lugar más importante a nivel estatal para cinco especies: barnacla carinegra, cisne vulgar, colimbo grande, zarapito real y zarapito trinador. También, al acoger al menos un 5% del contingente nacional alcanzarían este status de importancia once especies de aves acuáticas. En la cornisa cantábrica, el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Noja y Joyel sigue siendo el humedal más importante, albergando a la mayor comunidad de aves acuáticas invernantes de la fachada norte peninsular.
En Cantabria, el Parque Natural de las Marismas de Santoña, Noja y Joyel, que albergó el 40% de las aves acuáticas invernantes está seguido por la bahía de Santander con un 25%, el embalse del Ebro con un 15% y la ría de San Martín con un 6%. En 2021, el Convenio Ramsar -que cumple su 50 aniversario- subraya el papel de los humedales en la protección del agua, así como la necesidad de recuperar parte de la naturaleza perdida a través de la restauración de estos ecosistemas.
Asimismo, SEO/BirdLife llama la atención sobre la necesidad de ir más allá de la restauración. Se trata más bien de centrarse en la prevención de la degradación, lo que significa plantear un cambio profundo de modelo y de las políticas sectoriales que más inciden negativamente en el estado de los ecosistemas acuáticos. La ONG apunta que, por ejemplo, la integración de las políticas de conservación de la biodiversidad con las políticas del agua y agraria es completamente inexistente.