¿Qué se sabe de Sputnik V, la vacuna rusa contra la COVID?
- El fármaco del Instituto Gamaleya es seguro y eficaz, pero no ha seguido los cauces científicos convencionales
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Sputnik V, la vacuna rusa contra el coronavirus, es segura y eficaz. Pero no solo eficaz, sino muy eficaz. Eso es lo que se desprende de los resultados de los ensayos clínicos, publicados recientemente en The Lancet. El fármaco desarrollado por el Instituto Gamaleya demuestra una eficacia del 92%, prácticamente a la misma altura que las vacunas de ARN mensajero, y, lo que es muy importante, también ha demostrado una protección altísima en mayores de 60 años.
Hasta aquí, la lectura más positiva, porque sin duda Sputnik V va a contribuir a salvar vidas y a controlar la pandemia a nivel mundial. Pero se trata de un producto que desde el primer momento ha suscitado mucho recelo en la comunidad científica. Analizamos a continuación sus aspectos más destacados y el porqué de esta desconfianza.
¿Qué tecnología utiliza?
La vacuna rusa se basa en el virus del resfriado común -adenovirus- humano, modificado genéticamente para expresar la proteína S del coronavirus SARS-CoV-2 y estimular así al sistema inmune ante la COVID-19. Es una tecnología extremadamente segura, similar a la empleada por la vacuna de Oxford/AstraZeneca, que utiliza un adenovirus modificado de chimpancé (el animal evolutivamente más cercano al ser humano, con el que comparte hasta un 99% de sus genes).
De hecho, el Instituto Gamaleya ha llegado a un acuerdo con AstraZeneca para estudiar la posibilidad de producir una variante combinada de ambas vacunas, con el objetivo de aumentar su eficacia.
¿Qué mantenimiento requiere y cómo se administra?
Al igual que la vacuna de Oxford/AstraZeneca, presenta una ventaja sustancial con respecto a las vacunas de ARN mensajero -Pfizer y Moderna-: requiere de refrigeración convencional, entre 2°C y 8°C, lo que facilita mucho su almacenaje, transporte y manipulación.
Asimismo, la inmunización se logra mediante dos dosis, administradas con un intervalo de 21 días. Pero a diferencia de otras vacunas similares, Sputnik V utiliza dos versiones ligeramente diferentes de la vacuna para la primera y la segunda dosis. El objetivo de emplear dos fórmulas distintas es potenciar aún más la estimulación del sistema inmune.
¿Qué países han autorizado la comercialización de esta vacuna?
Hasta la fecha, la vacuna rusa ha sido autorizada por Argelia, Argentina, Armenia, Bielorrusia, Bolivia, Emiratos Árabes Unidos, Hungría, Irán, México, Nicaragua, Pakistán, Palestina, Paraguay, Rusia, Serbia, Turkmenistán y Venezuela.
¿Por qué ha despertado tanto recelo?
El Gobierno ruso dio por desarrollada y autorizó la administración de Sputnik V después de menos de dos meses de pruebas con voluntarios y sin haber completado los ensayos clínicos. La excesiva rapidez de todo el proceso, sumada a esa escasa ortodoxia científica, generó muchos recelos en la comunidad internacional.
En la simbólica carrera a nivel mundial por la vacuna, Rusia se autoproclamó ganadora, y en la actuallidad se precia de que Sputnik V es "la primera registrada contra la COVID-19 en todo el mundo". Sin embargo, a efectos científicos, este tipo de atajos no convencen a nadie, con independencia de que la vacuna haya demostrado finalmente unas propiedades excelentes.
Además, en el sálvese quien pueda provocado por la escasez de dosis a nivel mundial, numerosas voces apuntan a que el Kremlin podría estar aprovechando su vacuna para ganar influencia en América Latina y el este de Europa, dos regiones donde rivaliza con Estados Unidos y la Unión Europea.
¿Podría llegar a administrarse en España?
El problema de escasez de dosis, especialmente en estos compases iniciales de la campaña de vacunación, ha hecho que suene con más fuerza la posibilidad de que esta vacuna llegue a los países de la Unión Europea, entre ellos España. De momento, solo la Hungría de Viktor Orbán se ha desmarcado de la política comunitaria en matería de vacunación COVID y ha negociado por su cuenta con Rusia la compra de dosis Sputnik V.
Parece poco probable que otros países de la UE imiten al Gobierno de Budapest en la compra de esta vacuna por vía exprés. En todo caso, deberían imponerse los cauces habituales, en los que antes de su aprobación, el fármaco se somete a un análisis exhaustivo por parte de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA). Aquí surge un nuevo contratiempo: hasta ahora, el organismo regulador europeo no ha comenzado con el estudio de la vacuna, por lo que debería recibir el dosier completo por parte de Rusia y comenzar la evaluación desde cero, un proceso que llevaría varias semanas.