La votación contra la congresista de QAnon profundiza la crisis de identidad del Partido Republicano
- Once parlamentarios republicanos han votado junto a los demócratas para expulsar a Marjorie Taylor Greene de dos comisiones
- La congresista, ferviente defensora de Trump, había defendido varias teorías de la conspiración
Tras la derrota electoral del expresidente estadounidense, el Partido Republicano atraviesa una crisis de identidad que se ha hecho especialmente patente este jueves. 11 republicanos en la Cámara de Representantes se han unido a la totalidad de los parlamentarios demócratas para votar a favor de la expulsión de Marjorie Taylor Greene de varias comisiones parlamentarias, una de las mayores reprimendas que puede recibir un congresista.
Taylor Greene, conocida por su apoyo incondicional a Trump y a la teoría de la conspiración QAnon, ha estado en el ojo del huracán tras salir a la luz mensajes suyos del pasado en los que se mostraba a favor de atacar violentamente a la presidenta de la Cámara, la demócrata Nancy Pelosi, y otras congresistas de izquierdas.
La republicana ha esparcido numerosas teorías de la conspiración, como que los recurrentes tiroteos en colegios no habían ocurrido, que el atentado del 11-S contra el Pentágono no existió o que los incendios de California se habían originado por un láser espacial. En una comparecencia previa a la votación, Taylor Greene se ha retractado de estas creencias.
La Cámara ha votado por 230 votos frente 199 expulsar a la diputada de dos comisiones de alto perfil, una votación que se esperaba incierta por las diferentes posturas dentro de los republicanos.
Los republicanos, divididos
La votación en la Cámara de Representantes fue muy significativa: 199 de los 211 republicanos votaron a favor de Greene, mientras que todos los demócratas lo hicieron en contra. Los números muestran que, por ahora, los conspiracionistas han ganado la primera batalla en la guerra que se libra dentro del Partido Republicano para definir su identidad, ahora que Donald Trump ya no es el presidente.
Los miembros más apegados a la tradición de la formación temen que esa ala más radical acabe por robarle la identidad; pero, al mismo tiempo, no tienen el valor suficiente para plantarle cara, puesto que eso podría suponerles una pérdida de votos entre el nido de acólitos de Trump.
Antes de la votación, el líder republicano en la Cámara Baja, Kevin McCarthy, intentó hacer malabarismos. "Déjenme ser claro -dijo- los comentarios de Greene como ciudadana privada no representan los valores de mi partido. Como republicano, como conservador y estadounidense, condeno esas visiones inequívocamente".
Sin embargo, McCarthy tenía poder para retirar él mismo a la polémica congresista de los dos comités a los que previamente la había designado y eligió no hacerlo. Los republicanos se reunieron a puerta cerrada el miércoles para hablar sobre Greene. Como en Washington todo se acaba sabiendo, los medios han informado este jueves que la congresista pidió a sus correligionarios perdón por los comentarios que había hecho antes de llegar al Congreso.
Y, en respuesta, fue ovacionada por aproximadamente la mitad de los congresistas que participaron en la reunión.
Greene aprovecha la polémica para recaudar fondos
Además, Greene ha aprovechado para recaudar fondos para su campaña, algo que ha hecho sin pudor con mensajes públicos en Twitter. Al mismo tiempo, los demócratas han invertido medio millón de dólares en anuncios de televisión y en internet con el objetivo de convertir a la polémica congresista en el rostro del Partido Republicano antes de las elecciones legislativas de 2022, en un intento por dañar la reputación de los conservadores.
En noviembre del año pasado, Greene fue elegida como una de las representantes de Georgia y se convirtió en la primera persona que llegaba al Congreso tras proclamar su fe en QAnon, un grupo formado en foros de Internet y que fue uno de los que impulsó el asalto al Capitolio el 6 de enero.
Los seguidores de ese movimiento, que el FBI considera una potencial amenaza de terrorismo directo, creen que el mundo está dirigido por una organización de pedófilos satánicos que, entre otras cosas, conspiraban para derrocar al ya expresidente Donald Trump.
Una disculpa parcial
Desde el principio, Greene fue señalada como una figura polémica, pero su presencia en el Partido Republicano comenzó a ser cuestionada cuando a finales de enero salió a la luz que había dado "me gusta" a mensajes de Facebook que apoyaban ejecutar a la demócrata Nancy Pelosi y a agentes del FBI.
Esas revelaciones se produjeron en medio de un ambiente muy tenso tras el ataque al Congreso, donde murieron cinco personas y los asaltantes -entre ellos miembros de QAnon- acudieron con la intención de acabar con la vida de algunos demócratas, tal y como proclamaron en redes sociales.
En su discurso, Greene ha asegurado que lamentaba "algunas de las palabras del pasado", pero no se disculpó por su retórica violenta y racista. Ha intentado retratarse como una "estadounidense muy normal" que simplemente se hizo eco de teorías conspiratorias antes de llegar al poder y aseguró que esa visión ya no representa sus valores.
Su discurso, que duró 10 minutos, incluía frases como: "También quiero decirles, los ataques del 11 de septiembre existieron", unas afirmaciones que en cualquier otro contexto serían disparatadas. Anteriormente, Greene había considerado que esos atentados terroristas fueron un montaje y también cuestionó los tiroteos masivos en las escuelas de Sandy Hook y Parkland al considerar falsamente que buscaban privar a los estadounidenses de su derecho a portar armas.